Sin frutos no hay paraíso. Juan 15:5-8
“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto ; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” CONCLUSIONES. Si una finca es fértil esta dará frutos en abundancia y de buena calidad; que eso es lo que espera el dueño de la finca, una vez la hubo adquirido. El dueño se regocijará vendiendo sus frutos en el mercado y su casa será saciada de todo bien; pues hay abundancia. Nuestro Padre Celestial también desea que nosotros demos buenos frutos, frutos de justicia; pues de esta forma es glorificado Dios; no tanto en que lo alabemos; sino en que llevemos frutos en abundancia y que obedezcamos su palabra. A diferencia d