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Mostrando entradas de agosto, 2016

Sin frutos no hay paraíso. Juan 15:5-8

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto ; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” CONCLUSIONES. Si una finca es fértil esta dará frutos en abundancia y de buena calidad; que eso es lo que espera el dueño de la finca, una vez la hubo adquirido.   El dueño se regocijará vendiendo sus frutos en el mercado y su casa será saciada de todo bien; pues hay abundancia. Nuestro Padre Celestial también desea que nosotros demos buenos frutos, frutos de justicia; pues de esta forma es glorificado Dios; no tanto en que lo alabemos; sino en que llevemos frutos en abundancia y que obedezcamos su palabra.   A diferencia d

Los peligros de la fama

“Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, el cual tenía dieciséis años de edad, y lo pusieron por rey en lugar de Amasías su padre… E hizo lo recto ante los ojos de Jehová...” 2 Crónicas 26:1-4.   En la actualidad hay una terrible carrera por querer ser famoso. Cuando la fama comienza a llegar a la vida de las personas, éstos se enaltecen, se olvidan de donde salieron y algunas veces se olvidan de su procedencia. El rey Salomón era un hombre sabio y rico, como ninguno en su época, cuando estaba sentado en su trono nadie podía irrumpirle si no era llamado por él. Cuando llamaba a alguien, esa persona tenía que llegar reverentemente, no podía verle a la cara, al irse debía hacerlo de la misma forma.   Un día su madre, Betsabé, irrumpió sin ser llamada y sin porte reverente, al verla Salomón bajó de su trono y salió a recibirla, con reverencia, ya que ella no era cualquier persona, sino su madre. Muchas personas que se dejan envolver por la fama, ya ni siquiera quieren

La grandeza de las cosas pequeñas

"Los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán", Zacarías 4:10   El profeta Zacarías habla de los que menosprecian las pequeñeces, olvidándose que Dios siempre ha usado a los pequeños y a lo pequeño.   Con razón dice la Palabra de Dios: " Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia ", 1 Corintios 1:27. •       El hombre esperaba que el Mesías naciera en un palacio; Dios lo envió a nacer en un pesebre. •       El hombre esperaba que el Mesías naciera de gente noble; Dios lo envió a nacer de aldeanos humildes. •       El hombre esperaba que el Mesías fuera un general famoso; Dios lo envió como un carpintero humilde. •       El hombre esperaba que el Mesías le librara del yugo político; Dios lo envió para li

Un Consolador desconocido. Juan 14:16-17.

“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador , para que esté con vosotros para siempre:   el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce ; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” CONCLUSIONES. Mientras Cristo estuvo en la tierra, consolaba a las personas trayéndoles sanidad, liberación y palabras de vida.   Este ministerio de consolación estaba a cargo del Hijo, quien lo desarrolló aquí en la tierra por aproximadamente 3 años.   Antes de que muriera y resucitase, prometió a sus seguidores que rogaría al Padre para que enviara otro Consolador, para que estuviera con nosotros para siempre.   Y así fue, que poco tiempo después de la muerte de Jesús, todos sus discípulos fueron investidos con el poder del Espíritu Santo, como una demostración inmutable de que ya el Consolador estaba haciendo presencia en este mundo. Esta tercera persona de la Trinidad ejerce varias tareas aquí en la tierra como:   C