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Mostrando entradas de agosto, 2020

¿Quién gobierna vuestro corazón?

Colosenses 3:15-17 “ Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones , a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros , enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” CONCLUSIONES. Ya sabemos que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo de Dios, esto es en los verdaderos cristianos; pero en el hombre natural no convertido, este templo está lleno de pecado y a su vez está gobernado por el ego, quien recibe órdenes de uno o varios demonios y a veces de una legión de ellos, para el caso de los endemoniados, donde es más visible su presencia. Si el Espíritu Santo de Dios vive en nuestro corazón, entonces estaremos dando los frutos del Espíritu y uno d

Vestíos como escogidos de Dios.

Colosenses 3:12-14. “ Vestíos, pues, como escogidos de Dios , santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.” CONCLUSIONES. Sabemos que la vestimenta de cada persona, en muchos casos va muy acorde con su profesión y lo que hace la vestimenta es distinguirla de las demás personas, aunque ellas en su interior o en su estilo de vida, no armonicen realmente con lo que representan, de ahí el dicho: “El hábito no hace al monje”. Es así como las fuerzas armadas se visten con camuflados, los pilotos con un atuendo de chaqueta azul y camisa blanca, las monjas con largos vestidos blancos y velos en sus cabezas, los mecánicos con su overol, los panaderos y enfermeras con su camisa y pantalón blancos

¿Por qué viene la ira de Dios?

Colosenses 3:5-6. “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia ”. CONCLUSIONES. Hay una gran diferencia entre ser criaturas de Dios y ser hijos de Dios; también existe una gran diferencia entre ser hijos de obediencia o hijos de desobediencia.   Todos somos creados por Dios, lo que nos da la connotación de criaturas; pero solo el nuevo nacimiento nos da derecho a ser verdaderos hijos de Dios y el nuevo nacimiento conlleva a la obediencia: “ No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. ” Mateo 7:21. Es entonces la obediencia la que define nuestra calidad de hijos y un hijo desobediente es lo mismo que un hombre natural, quien no ha conocido a Dios, ni se ha acercado a Jesucristo para que lo transforme en una nueva criatu

¿En dónde estás buscando?

Colosenses 3:1-2.   “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba , donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”   CONCLUSIONES. Nosotros como humanos somos eternos en nuestra alma y espíritu; aunque nuestro cuerpo a duras penas podrá llegar a los 100 años y en unos pocos casos hasta los 115 años; esto quiere decir que una vez sin cuerpo físico, entonces tendremos que morar en algún otro lado, esto es la eternidad; pero lo traumático de esto es que no nos podemos llevar absolutamente nada de lo que tenemos ahora o lo que logramos conseguir con tanto esfuerzo.  Lo único que trasciende la vida y la muerte es el conocimiento de Dios y su justicia; pues en el juicio final seremos juzgados por nuestras obras buenas o malas en relación con los mandatos divinos; más no seremos juzgados por nuestros logros, ni por nuestras pertenencias, ni por lo que disfrutamos, ni por lo que construimos, ni por lo q