Un Consolador desconocido. Juan 14:16-17.


“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:  el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.”

CONCLUSIONES.

Mientras Cristo estuvo en la tierra, consolaba a las personas trayéndoles sanidad, liberación y palabras de vida.  Este ministerio de consolación estaba a cargo del Hijo, quien lo desarrolló aquí en la tierra por aproximadamente 3 años.  Antes de que muriera y resucitase, prometió a sus seguidores que rogaría al Padre para que enviara otro Consolador, para que estuviera con nosotros para siempre.  Y así fue, que poco tiempo después de la muerte de Jesús, todos sus discípulos fueron investidos con el poder del Espíritu Santo, como una demostración inmutable de que ya el Consolador estaba haciendo presencia en este mundo.
Esta tercera persona de la Trinidad ejerce varias tareas aquí en la tierra como:  Consolar a los afligidos, recordarnos la Palabra de Jesucristo, librarnos de la tentación y del pecado, librarnos del peligro, investirnos de diferentes dones para usarlos en el crecimiento de la iglesia, hacer presencia permanente en todo rincón del planeta y morar en el corazón de cada creyente.  Hay muchas cosas que el Espíritu Santo hace; pero solo a favor de los verdaderos discípulos de Jesucristo, los que han creído en El, los que le recibieron como su Señor y Salvador y los que están viviendo en obediencia a la Palabra. 

No es posible que el Espíritu Santo asista a otro tipo de personas, dado que nuestra relación con El es a través de la fe, y se manifiesta en creyentes verdaderamente santos, en los que pueda habitar la persona del E.S.  En personas que siguen el mundo con sus pasiones y deseos, en personas que no se han convertido de verdad, en personas indiferentes ante Dios, en personas de otras religiones y credos no se puede manifestar; porque el E.S. como su nombre lo indica es santo y no puede habitar en templos sucios de pecado, no puede habitar en personas que le ignoran o personas que practican la idolatría y el fanatismo o en personas llenas de orgullo y vanidad.
En síntesis, el mundo no lo puede recibir porque es desconocido para ellos, tampoco le puede ver, porque solo se aprecia a través de la fe, tampoco le puede sentir porque no está en comunión con Dios; en cambio el pueblo verdaderamente cristiano, le conoce porque mora en su corazón y estará con ellos hasta el fin del mundo.  Unos creen que el Espíritu Santo es una fuerza sin razonamiento, otros creen que es un mito; pero para los cristianos es una persona que piensa, que escucha, que responde, que actúa y sobre todo alguien que tiene poderes infinitos; los mismos de Dios y su hijo Jesucristo.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

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