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Mostrando entradas de marzo, 2023

Animales que pueden hablar.

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Números 22:27-32. “Y viendo el asna al ángel de Jehová, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y azotó al asna con un palo. Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces? Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. !Ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría! Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado a hacerlo así contigo? Y él respondió: No. Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro. Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí.” CONCLUSIONES . Los animales no hablan porque no fueron creados por Dios con esas características y entre los animales hay

Consecuencias de la desobediencia.

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Levítico 26. Si hay bendiciones para la obediencia, con absoluta seguridad habrá también consecuencias para la desobediencia.  ¿Y por qué el hombre es capaz de soportar dichas consecuencias en vez de obedecer para disfrutar de las bendiciones? La primera explicación a este problema es el desconocimiento de la Palabra de Dios, pues si les va mal en sus actividades cotidianas, le echan la culpa a las circunstancias, le echan la culpa a la situación económica, le echan la culpa al desempleo, etc.; pero nunca le echan la culpa a la desobediencia, pues no saben siquiera que están incumpliendo unos mandatos divinos y peor aún, no quieren buscar la causa real de lo que les está aconteciendo, por no descubrir una realidad que los hará confrontar su vida con las exigencias de Dios y el hombre definitivamente no quiere compromisos. Es tanto el orgullo del hombre y su altivez de espíritu que mejor se aguanta las consecuencias de su desobediencia; pues si busca a Dios, si obedece y se somete,

Bendiciones de la obediencia.

Levítico 26. Son innumerables las bendiciones que Dios le concede al hombre, si este le busca de verdad y obedece sus mandamientos.  Aquí en estos cortos versículos de Levítico 26, porque en realidad son muchos, se dará cuenta de algunas de las bendiciones que Dios está dispuesto a darnos si andamos en comunión con Él. Así como son innumerables sus mandamientos, en la misma proporción son innumerables sus bendiciones, yo diría que infinitas, pues apenas podemos apreciar lo que hay escrito en su Palabra, pero cuando estemos en el reino de los cielos, nos daremos cuenta de que lo que estaba escrito realmente era un abrebocas. ¿Y por qué el mundo no anda entonces disfrutando de las bendiciones de Dios? Cierto es que el mundo anda apartado de Dios y por esa misma razón vive en oscuridad espiritual; unos porque no le conocen, otros porque han reemplazado a Dios por ídolos y otros que a pesar del conocimiento que tienen, no quieren saber nada de Dios porque son rebeldes y no quieren qu

Leyes de santidad y de justicia.

Levítico 19 “Yo no mato, no robo, no le hago mal a nadie”; por tanto ¿por qué habría de condenarme?  La verdad es que los estudiosos de la Biblia han hallado cerca de cuatrocientos ochenta y cinco mandamientos que debemos cumplir si queremos ser justos delante de Dios, pues la infracción de los mandamientos significa pecado, sin olvidar por cierto que la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado y de toda rebelión, si acudimos arrepentidos delante de su presencia y que esta sangre finalmente es la que nos justifica delante de Dios.  Solo que Dios nos manda a permanecer en santidad y esta implica estar apartados del pecado y guardar todo nuestro ser completo para su servicio, y como resultado de esto inevitablemente tenemos que obedecer a sus mandamientos, los cuales debemos escudriñar para ponerlos por obra. ¿Y que es muy duro cumplirlos todos? Nada de eso, el hombre común que sigue viviendo en la carne le queda imposible abandonar el pecado hasta que no muera al viejo hombre;