¿Quién gobierna vuestro corazón?
Colosenses 3:15-17
“Y la paz de Dios
gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo
fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en
vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría,
cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y
cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo
todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.”
CONCLUSIONES.
Ya sabemos que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo de
Dios, esto es en los verdaderos cristianos; pero en el hombre natural no
convertido, este templo está lleno de pecado y a su vez está gobernado por el
ego, quien recibe órdenes de uno o varios demonios y a veces de una legión de ellos, para el caso de los endemoniados, donde es más visible su presencia.
Si el Espíritu Santo de Dios vive en nuestro corazón,
entonces estaremos dando los frutos del Espíritu y uno de ellos es la paz; y de
esta forma podemos decir que la paz de Dios gobierna en nuestros
corazones. Por eso dice Hebreos 12:14: “Seguid
la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” Entonces para tener vida eterna, es necesario
que la paz junto a la santidad gobierne nuestros corazones y se refleje en
todos nuestros semejantes; y para que esta paz llegue a nuestro corazón, es
necesario producir los frutos del Espíritu y para producir estos frutos es
necesario nacer de nuevo mediante Jesucristo; es decir todo el problema de la
salvación del hombre se resuelve en una sola persona: Jesucristo.
Así mismo el texto nos habla de que fuimos llamados en un
solo cuerpo, y esto se refiere al cuerpo de Cristo, pues todos los que hemos
nacido de nuevo, ya pertenecemos al cuerpo de Cristo, conformado por todos los
convertidos que viven en santidad y en obediencia a la palabra de Dios. El hecho de estar adheridos o pegados a este
cuerpo significa que vamos a ser partícipes de muchas bendiciones, de las
cuales hace partícipe Jesucristo a su cuerpo y es por eso que la palabra nos
manda a ser agradecidos por todo lo que recibamos, sabiendo que proviene de
Dios.
Ahora, para alcanzar muchas de las promesas de la palabra de
Dios es necesaria la fe y la única forma de acrecentar nuestra fe es mediante
el conocimiento de la palabra de Dios y por eso dice el texto: “La palabra
de Cristo more en abundancia en vosotros”.
En el hombre natural no hay palabra de Dios, aunque clamen a Dios, pues
su mirada está puesta en las cosas del mundo y les parece que la palabra de
Dios solo es un cuento de hadas. También hay muchos cristianos que son
raquíticos espirituales a causa de que en ellos no mora la palabra de Dios en
abundancia, entonces no pueden alcanzar las promesas de Dios, porque estas se
han de conseguir mediante la fe, la cual también es pobre en ellos.
Para que la palabra de Cristo more en abundancia en nosotros
debe acompañarse de otras actividades como lo son:
Enseñando y exhortando unos a otros en toda
sabiduría. Aquí se refiere a la
sabiduría divina, aquella que proviene de lo alto, aquella que se adquiere
mediante el conocimiento de la palabra y el temor a Dios. Esta es la que debemos compartir y con la que
debemos exhortar a los demás y también los demás deben hacerlo con nosotros.
Cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. No cantemos solo en el baño o en la iglesia, lo podemos hacer en cualquier lugar aún con los labios cerrados. Muchas personas trabajan con sus audífonos puestos, seguramente escuchando música que alaba al mundo; ellos más bien deben escuchar música que alabe a Dios. Pueden entretenerse con la música del mundo; pero con la música espiritual también lo logran y aún mejor, porque a través de ella se está en comunión con Dios y a la misma vez estamos recibiendo sus bendiciones.
Haciendo y diciendo todo en el nombre del Señor Jesús. Todos nuestros actos debemos encomendarlos a Dios, en el nombre de Jesús. Dios conoce nuestro pasado, presente y futuro; es más, Él es quien orquesta nuestro futuro, acorde con nuestra vida presente, por tanto, es necesario encomendar todas nuestras actividades a Dios.
Dando gracias a Dios el padre por medio de Jesús. Debemos dar gracias por el solo hecho de amanecer vivos y en el resto de día por todo lo que nos suceda. Todo lo bueno, dice la palabra, proviene de lo alto, del Padre de las luces; pero también las cosas no muy buenas son permitidas por Dios, porque se debe cumplir el principio de potestad; es decir, que Dios tiene potestad y dominio sobre toda criatura.
Cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. No cantemos solo en el baño o en la iglesia, lo podemos hacer en cualquier lugar aún con los labios cerrados. Muchas personas trabajan con sus audífonos puestos, seguramente escuchando música que alaba al mundo; ellos más bien deben escuchar música que alabe a Dios. Pueden entretenerse con la música del mundo; pero con la música espiritual también lo logran y aún mejor, porque a través de ella se está en comunión con Dios y a la misma vez estamos recibiendo sus bendiciones.
Haciendo y diciendo todo en el nombre del Señor Jesús. Todos nuestros actos debemos encomendarlos a Dios, en el nombre de Jesús. Dios conoce nuestro pasado, presente y futuro; es más, Él es quien orquesta nuestro futuro, acorde con nuestra vida presente, por tanto, es necesario encomendar todas nuestras actividades a Dios.
Dando gracias a Dios el padre por medio de Jesús. Debemos dar gracias por el solo hecho de amanecer vivos y en el resto de día por todo lo que nos suceda. Todo lo bueno, dice la palabra, proviene de lo alto, del Padre de las luces; pero también las cosas no muy buenas son permitidas por Dios, porque se debe cumplir el principio de potestad; es decir, que Dios tiene potestad y dominio sobre toda criatura.
¿Entonces, quién gobierna vuestro corazón? Si la paz no gobierna su corazón, entonces
está lejos del reino de los cielos.
Muchos son gobernados por el pecado, por el mundo con sus pasiones y
deseos, muchos son gobernados por la economía, por sus negocios, otros por su
trabajo, otros por su familia, otros por su religión, etc.; pero si Cristo no
está en su corazón gobernando a través de su paz, entonces el reino de Dios
está lejos de su vida.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.
Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida
a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco
que soy pecador y me acerco a ti arrepentido, para que me perdones y me laves
con tu sangre derramada en la cruz del calvario. Yo te acepto hoy como el
Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me
transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu
Santo Espíritu. A partir de hoy me comprometo a no practicar más el
pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para
que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad. Amen”.