Consecuencias de la desobediencia.


Levítico 26.

Si hay bendiciones para la obediencia, con absoluta seguridad habrá también consecuencias para la desobediencia.  ¿Y por qué el hombre es capaz de soportar dichas consecuencias en vez de obedecer para disfrutar de las bendiciones? La primera explicación a este problema es el desconocimiento de la Palabra de Dios, pues si les va mal en sus actividades cotidianas, le echan la culpa a las circunstancias, le echan la culpa a la situación económica, le echan la culpa al desempleo, etc.; pero nunca le echan la culpa a la desobediencia, pues no saben siquiera que están incumpliendo unos mandatos divinos y peor aún, no quieren buscar la causa real de lo que les está aconteciendo, por no descubrir una realidad que los hará confrontar su vida con las exigencias de Dios y el hombre definitivamente no quiere compromisos.

Es tanto el orgullo del hombre y su altivez de espíritu que mejor se aguanta las consecuencias de su desobediencia; pues si busca a Dios, si obedece y se somete, deberá abandonar su orgullo y en su lugar llenarse de humildad para poder agradar a Dios, pues Dios da gracia a los humildes y aborrece a los soberbios: “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”.  Santiago 4:6.

En segundo lugar, hay muchos conocedores de la verdad que creen y reconocen la existencia de un Dios que es el creador de todo cuanto existe; sin embargo, no se quieren someter a Él y en su lugar le buscan sustitutos como los ídolos y los falsos dioses, presuntamente para hacerle competencia a Dios y esto obedece a la misma filosofía del diablo, quien quiso destronar a Dios y sentarse allá en lo alto junto a las estrellas para desplazar a Dios de su trono. Este mal también lo sufrió el pueblo de Israel, quien, aunque estaba viendo las maravillosas manifestaciones de Dios, aún así se inclinaba y adoraba a otros dioses como Baal, quien, por no existir, entonces no tenía forma de exigirles absolutamente nada y esto era lo que mantenía contento al pueblo (nada de compromisos). 

En síntesis, ese espíritu de anarquía, que incita al hombre a rechazar la autoridad, está presente en la mayor parte de la humanidad y por lo tanto no quieren tener un Dios que les exija el cumplimiento de unos mandamientos; pero sí quieren ser gobernados por las tinieblas en cabeza del diablo quien se deleita en la maldad de ellos y quien aplaude toda mala acción y hasta da recompensa por ellas; no así Dios que ama al hombre, pero aborrece su pecado. 

¿Pero qué contradicción es esta? El hombre es feliz recibiendo las recompensas del diablo, pero le aburre buscar las bendiciones de Dios, porque las bendiciones de Dios no están hechas para complacer la carne con sus pasiones y deseos y solo se gozan en ellas los verdaderos hijos de Dios; pero más al fondo de esto está el obedecer o no obedecer, pues el hombre común se siente más contento cuando logra burlar los mandamientos de Dios (desde su naturaleza pecaminosa) y ver que por esto mismo también recibe recompensas del mundo y de las tinieblas.

En el versículo 16 nos dice “Enviaré sobre vosotros terror” y en el 17 dice “Pondré mi rostro contra vosotros”, y esto no es muy distinto a lo que estamos viviendo hoy en día que son: Pandemias, terremotos, guerras, crisis económicas, delincuencia y ladrones, injusticias, enfermedades, descomposición social, narcotráfico, etc. Y todas estas tribulaciones indican que estamos sufriendo varias de las consecuencias de la desobediencia a los mandatos de Dios; sin embargo, el mundo quiere buscarle otras explicaciones para ignorar a Dios y para no darle la gloria por el cumplimiento de su Palabra.

Veamos algunas consecuencias de la desobediencia a la Palabra de Dios, en estos versículos de Levítico 26:

14. Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos,

15. y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto,

16. yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán.

17. Pondré mi rostro contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga.

18. Y si aun con estas cosas no me oyereis, yo volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados.

19. Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo, y haré vuestro cielo como hierro, y vuestra tierra como bronce.

20. Vuestra fuerza se consumirá en vano, porque vuestra tierra no dará su producto, y los árboles de la tierra no darán su fruto.

21. Si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisiereis oír, yo añadiré sobre vosotros siete veces más plagas según vuestros pecados.

22. Enviaré también contra vosotros bestias fieras que os arrebaten vuestros hijos, y destruyan vuestro ganado, y os reduzcan en número, y vuestros caminos sean desiertos.

23. Y si con estas cosas no fuereis corregidos, sino que anduviereis conmigo en oposición,

24. yo también procederé en contra de vosotros, y os heriré aún siete veces por vuestros pecados.

25. Traeré sobre vosotros espada vengadora, en vindicación del pacto; y si buscareis refugio en vuestras ciudades, yo enviaré pestilencia entre vosotros, y seréis entregados en mano del enemigo.

26. Cuando yo os quebrante el sustento del pan, cocerán diez mujeres vuestro pan en un horno, y os devolverán vuestro pan por peso; y comeréis, y no os saciaréis.

27. Si aun con esto no me oyereis, sino que procediereis conmigo en oposición,

28. yo procederé en contra de vosotros con ira, y os castigaré aún siete veces por vuestros pecados.

29. Y comeréis la carne de vuestros hijos, y comeréis la carne de vuestras hijas.

30. Destruiré vuestros lugares altos, y derribaré vuestras imágenes, y pondré vuestros cuerpos muertos sobre los cuerpos muertos de vuestros ídolos, y mi alma os abominará.

31. Haré desiertas vuestras ciudades, y asolaré vuestros santuarios, y no oleré la fragancia de vuestro suave perfume.

32. Asolaré también la tierra, y se pasmarán por ello vuestros enemigos que en ella moren;

33. y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades.

34. Entonces la tierra gozará sus días de reposo, todos los días que esté asolada, mientras vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; la tierra descansará entonces y gozará sus días de reposo.

35. Todo el tiempo que esté asolada, descansará por lo que no reposó en los días de reposo cuando habitabais en ella.

36. Y a los que queden de vosotros infundiré en sus corazones tal cobardía, en la tierra de sus enemigos, que el sonido de una hoja que se mueva los perseguirá, y huirán como ante la espada, y caerán sin que nadie los persiga.

37. Tropezarán los unos con los otros como si huyeran ante la espada, aunque nadie los persiga; y no podréis resistir delante de vuestros enemigos.

38. Y pereceréis entre las naciones, y la tierra de vuestros enemigos os consumirá.

39. Y los que queden de vosotros decaerán en las tierras de vuestros enemigos por su iniquidad; y por la iniquidad de sus padres decaerán con ellos.

40. Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron contra mí; y también porque anduvieron conmigo en oposición,

41. yo también habré andado en contra de ellos, y los habré hecho entrar en la tierra de sus enemigos; y entonces se humillará su corazón incircunciso, y reconocerán su pecado.

42. Entonces yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham me acordaré, y haré memoria de la tierra.

43. Pero la tierra será abandonada por ellos, y gozará sus días de reposo, estando desierta a causa de ellos; y entonces se someterán al castigo de sus iniquidades; por cuanto menospreciaron mis ordenanzas, y su alma tuvo fastidio de mis estatutos.

44. Y aun con todo esto, estando ellos en tierra de sus enemigos, yo no los desecharé, ni los abominaré para consumirlos, invalidando mi pacto con ellos; porque yo Jehová soy su Dios.

45. Antes me acordaré de ellos por el pacto antiguo, cuando los saqué de la tierra de Egipto a los ojos de las naciones, para ser su Dios. Yo Jehová.

46. Estos son los estatutos, ordenanzas y leyes que estableció Jehová entre sí y los hijos de Israel en el monte de Sinaí por mano de Moisés.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

El sueño espiritual. Romanos 13:11-14

El poder del evangelio (Romanos 1:16-17)

En ningún otro hay salvación. Hechos 4:11-12