¿Qué debo hacer para ser salvo? Hechos 16:29-31

“El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
 

CONCLUSIONES.
Esto ocurrió luego que los apóstoles Pablo y Silas fueran encarcelados en Filipos, por el hecho de haber liberado una muchacha que tenía espíritu de adivinación y daba muchas ganancias a sus amos.  Luego que la muchacha fue libre, ya no podía adivinar, entonces sus amos causaron un alboroto y acusaron a los apóstoles ante los magistrados de alborotar a la ciudad y de enseñar costumbres que no eran lícitas para ellos, lo que causó que los azotaran y que luego los echaran a la cárcel.

Pero a media noche sobrevino un terremoto y todas las puertas se abrieron y las cadenas que había sobre sus pies y manos se soltaron; ante eso, el carcelero se iba a suicidar porque pensaba que todos los presos habían huido, pero fue persuadido por Pablo para que no se hiciera daño.  Luego entró al calabozo más profundo donde estaba Pablo y Silas y temblando se postró a sus pies y les dijo: ¿Qué debo hacer para ser salvo?
Esta pregunta nos la debemos hacer todos, si realmente creemos que hay vida después de la muerte.  La respuesta de los apóstoles inspirada por el Espíritu Santo de Dios fue: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa”. 

El imperativo hoy es CREER EN JESUCRISTO, pues el mundo no puede restaurar la comunión que teníamos con Dios, cuando el hombre vivía en el paraíso.
 

¿Pero qué hay que creerle? 
Hay que creer que El es el único medio por el que podemos ser salvos, por el que podemos llegar al Padre.

Hay que creer que El es el camino, la verdad y la vida y que no hay otro camino ni otra verdad.

Hay que creer que El murió en la cruz y derramó su sangre para limpiarnos de toda maldad, a los que acudimos a El arrepentidos.
Hay que creer que si le entregamos nuestra vida, El nos limpiará, nos santificará y nos justificará delante de Dios el Padre.

Hay que creer que si vivimos en obediencia y santidad a su Santo Evangelio, entonces un día estaremos morando con Cristo por una eternidad.
 

¿Qué no debemos creer?
No podemos creer que por cualquier camino se llega a Dios.

No podemos creer que las religiones puedan salvar al hombre, pues Dios dejó establecido que Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres.
No podemos creer que las sectas y las filosofías conducen a la salvación; pues nada diferente a Jesucristo y su Evangelio tienen poder para salvar.

No podemos creer que si nos quedamos quietos entonces Dios va a tener misericordia y nos va a salvar sin merecerlo.
No podemos creer que si seguimos viviendo en pecado, entonces Dios algún día nos sacará de los malos caminos y nos guiará hacia el cielo.
 

Tenemos que creer, pero con una fe viva, una fe que obra, una fe que obedece, una fe que nos haga detenernos en el camino de pecado y que nos haga cambiar de rumbo.  Creer solamente y no hacer nada, significa perdición y muerte.  ¿De qué sirve creer en Jesucristo, si ni siquiera leemos su Evangelio?  ¿De qué sirve creer en Jesucristo si ni siquiera obedecemos su Palabra?
Y esta promesa de salvación también es para nuestra familia; pues los convertidos a Cristo somos sal de la tierra, ¿Cuánto más seremos sal en nuestro hogar?  Esto quiere decir que si de verdad creemos y le somos fieles a Dios, El se encargará de tocar los corazones de todos los miembros de nuestra casa, hasta que todos se arrepientan y lleguen a los pies de Jesucristo.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

 

 

 

 

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