El arte de la buena comunicación. Proverbios 12:18


“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, más la lengua de los sabios es medicina.”  Proverbios 12:18

 

Amados, estamos en medio de una sociedad que ha perdido la capacidad de comunicarse, pero es necesario el poder compartir los unos con los otros.  Cuando dos personas se conocen y comienzan a dialogar, encuentran cosas en común y se hacen amigas, aprovechan cada instante para hablar, tener comunión y compartir.

Pero al transcurrir el tiempo y llegar al siglo XXI nos damos cuenta de que nuestra sociedad está falta de comunicación.  Estamos ante una sociedad que se ha descrito como una cultura de violencia, y casi todo lo que se transmite es adverso, negativo, que no produce ningún bien a las personas que la conforman.

Amado lector, la comunicación es un arte y en el arte de la comunicación hay tres elementos fundamentes: hablar, escuchar y comprender las cosas.  Porque de qué sirve que hablemos sino escuchamos o no comprendemos lo que hablamos ni lo que escuchamos.

                Cuando en un hogar se cultivan buenas relaciones, y estas se mantienen, entonces hay buena comunicación.  Cuando los padres se comunican efectivamente con los hijos, cuando el esposo sabe hablar con su esposa, cuando los empleados de una empresa se comunican con los compañeros de trabajo, se desarrolla un ambiente de armonía y respeto mutuo.

                En los tiempos en que vivimos se nos presentan situaciones que afectan la comunicación.  Si nos remontamos al pasado, recordaremos la grata costumbre de cuando toda la familia se sentaba a la mesa.  Pero esa buena costumbre se ha derrumbado, son pocos los hogares que la practican.  Hoy día, los hijos salen y la gran mayoría de los padres, no saben dónde se encuentran.

                Hay tantas dificultades en la comunicación, diferentes intereses, y lo que vemos mayormente en los hogares es una familia sin calor de hogar, porque los diferentes intereses y compromisos llevan al hombre a pensar en sí mismo; yo primero, yo segundo, yo tercero, y si queda tiempo, yo después y no le interesa otra cosa, solo su propio bienestar.

                Cuando vemos las dificultades que afectan la comunicación en la sociedad en la cual vivimos, nos preocupamos por las perspectivas discrepantes cuando hay diferentes intereses, encontramos que todo esto acontece porque hay temperamentos opuestos que afectan la comunicación.  Y es que nosotros, los seres humanos, tenemos diferentes temperamentos.

                La psicología dice que cada ser humano tiene su temperamento; unos son muy activos, dinámicos y ligeros; otros son más pasivos, tranquilos y calmados.  Unos tienen mayor capacidad de razonar, de pensar y de hacer las cosas.  Otros ven las cosas y no les estremece nada.  Cada cual tiene su temperamento.

                Los temperamentos opuestos van a afectar la comunicación, porque en el núcleo llamado matrimonio, el hombre tiene una forma de ser, y la esposa otra, y cada uno trata de defenderse utilizando ciertos términos que son como flechas que destruyen las buenas relaciones y la comunicación efectiva.

                Una de las flechas que destruyen muestra sociedad es la forma explosiva de hablar a las personas, y a veces hasta en la iglesia nos encontramos con ella.  No permita que la violencia afecte su buena comunicación; permita que Dios sane sus heridas, ponga sus cargas delante del Señor.  No permita que esta flecha rompa una buena comunicación.

                Al comunicarnos con otras personas, debemos orar y pedir a Dios control y sosiego para evitar herirlas.  Un diálogo sosegado, aunque el tema sea delicado, originará entendimiento.  Si estás afectado emocionalmente, la comunicación no será efectiva, pues “la palabra áspera hace subir el furor” (Pr. 15:1).

                Otra de las flechas que destruyen la comunicación es la crítica.  Es una de las causas de separación en los matrimonios y las relaciones de familia.  Cuando el Señor se encontró con Zaqueo sabía que era ladrón, pero no lo criticó, sino que le dio palabras de vida; leemos: “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa” (Lc. 19:5).  La crítica produce enemistades dentro de la sociedad, en la familia, en la iglesia y en todo lugar.  En el marco social, político y religioso que vive el hombre son necesarios la ética y el respeto para cultivar un ambiente digno en el que se manifiesten el perdón y la gracia divina.

                Otra flecha que destruye la comunicación es el silencio.  El silencio no puede ser una flecha que llegue al matrimonio, a un hogar, a una vida, mucho menos debe llegar a la relación entre padres e hijos, o a una amistad, porque esta será la razón para cortar la comunicación.  En la buena comunicación siempre tiene que existir uno que hable y otro que escuche, y ambos deben comprender la importancia de la sana comunicación.  En el arte de la buena comunión debe haber armonía, no gritos ni conflictos.

                Dios quiere que el hombre del siglo XXI aprenda a comunicarse con El, consigo mismo y con sus semejantes.  Para poder alcanzar una comunicación efectiva y saludable es necesario conocer al comunicador por excelencia: su nombre es Jesucristo, quien por medio de su sacrificio abrió el cielo para darnos el privilegio de tener comunicación con Dios y con nuestros semejantes.


Rev. Rubén Concepción.
Junta Internacional del M.M.M.

 

 

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