La creación también será redimida. Romanos 8:16-23
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
Una vez el hombre fue expulsado del Edén o el paraíso
terrenal, entonces Dios se ideó un plan para redimir al hombre de la esclavitud
del pecado y evitar que se quedara perdido para siempre. El pecado del hombre lo sometió a esclavitud,
a corrupción, a depravación y así mismo este mal se trasmitió a la naturaleza,
por cuanto el hombre había sido puesto como señor de la creación de Dios, para
que señoreara sobre las plantas, los animales, las aves, los peces y todo lo
que fue creado sobre la tierra.
La creación es como un ser vivo que tiene anhelos, pues está
esperando ardientemente la manifestación de los hijos de Dios, una vez haya
terminado la guerra del Armagedón y los hijos de Dios salgan victoriosos. La creación fue sujeta a vanidad, así como el
hombre fue sujeto al cuerpo de pecado, del cual no podrá escapar hasta que este
muera. Así mismo la naturaleza está
sujeta a la vanidad del hombre hasta que la cizaña o la maldad de este mundo
sea extirpada. La naturaleza también
gime como un ser vivo y siente dolor, debido a la maldad que opera sobre la
tierra.
Si la naturaleza gime, nosotros los cristianos, también
gemimos en nuestro espíritu, esperando la adopción como hijos de Dios y la
liberación de nuestras almas del cuerpo físico de pecado en que se encuentran
acorraladas. La frase adopción como
hijos de Dios, significa estar unidos ante el trono de Dios, disfrutando de
todas sus bendiciones y de toda su gloria, pues sabemos que todo el que ahora
tenga el Espíritu Santo de Dios en su corazón también es hijo de Dios y por
tanto heredero de Dios y coheredero con Cristo, pero aún no es libre del cuerpo
de pecado y está en peligro de caer y perder su salvación y por eso debe
perseverar hasta el fin. El perseverar
en el camino de Dios, encierra aflicciones y padecimientos, con el propósito de
que un día seamos glorificados juntamente con Cristo.
Hay hombres que viven aparentemente muy bueno, en ellos no
hay aflicciones y pensarán que Dios está de su lado y que viven con Dios; pero
si no hay tribulaciones las tales personas no son cristianas y están
perdidas. La razón para que vivan bueno
es que su corazón está alejado de Dios y como no tienen asegurada la salvación,
ya cumplieron con los propósitos del diablo, quien no tendrá que perseguirlos,
ni asediarlos, ni tentarlos, ni afligirlos, dado que son de él y él ya los
tiene asegurados para el infierno. Una
vez que quieran de corazón hacer la voluntad de Dios, entonces serán sometidos
a padecimientos por causa del diablo, para evitar que salgan de su redil. Es de anotar que Dios permite los
padecimientos para probar nuestra fe, para ajustar nuestro carácter y para que
maduremos espiritualmente; es decir, sin padecimientos no hay gloria.
La naturaleza está siendo afligida a causa del uso desmedido
de los recursos, de la deforestación, del uso indebido de combustibles fósiles,
de la contaminación de las aguas, de la extinción de especies de plantas y
animales, etc. En síntesis, estamos
torturando a la naturaleza y aunque no lo veamos esta gime espiritualmente y su
llanto es escuchado por Dios.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.