El amor al mal. Romanos 12:9-10

“El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.”

 
CONCLUSIONES.

El hombre por naturaleza necesita amar y ser amado.  Amamos a nuestra familia, a nuestro más allegados, a nuestros amigos y si ya tenemos a Cristo en nuestro corazón, entonces también debemos amar al enemigo, a nuestro prójimo y por encima de todo a Dios que es el creador del amor.  También recibimos amor de nuestros seres más cercanos e incondicionalmente recibimos amor de Dios, pues Dios ama también al pecador y mucho más a sus hijos.

Fuera del amor fraternal del hombre hacia otros, también hay cierto tipo de amor por las cosas (el que a veces se convierte en pasión, en avaricia y en idolatría), de las cuales unas son buenas y otras malas.  El que ama las cosas buenas, es hijo de Dios, o sea que su corazón ya ha sido transformado por el poder de su Santo Espíritu.  Sin embargo, la mayoría de los hombres aman las cosas malas y es por eso que este mundo está pervertido, lleno de iniquidad, de pecado y de injusticia.  Hay quienes hacen lo malo y hay quienes también simpatizan con lo malo, aunque lo miren de lejos.

En este texto bíblico Dios nos manda a hacer tres cosas relacionadas con el amor:
 

1.  Que el amor sea sin fingimiento.

Muchos dicen amar, solo de labios; pero con sus hechos demuestran lo contrario.  Esto sucede mucho en aquellos que dicen amar a Dios, pero no leen la biblia, ni obedecen a sus mandamientos.  ¿Entonces qué tipo de amor es este?  Esto se llama amor de palabra, amor de boca, que en síntesis es hipocresía.  ¿De qué sirve que un hombre diga amar a su esposa y cuando le llega el pago de la quincena, se emborracha y se queda sin dinero para mercar, dejando aquella señora y aquellos hijos aguantando hambre?  El que dice con su boca algo, pero con sus hechos demuestra lo contrario, es un hipócrita y estos no entrarán en el reino de los cielos.


2.  Que aborrezcan lo malo y sigan lo bueno.

Si el mundo hiciera esto (aborrecer lo malo) viviríamos en un paraíso; pero da la casualidad de que este mundo cada día es más perverso, más violento, más homicida, más corrupto, más ladrón, etc.  ¿Por qué?  Porque no han amado lo bueno, sino que más bien han amado lo malo.  En ese sentido la naturaleza gime esperando el día de la redención, porque la maldad del hombre ha arremetido también contra la naturaleza.  Es que amar lo bueno significa sacrificio, entrega, dar algo de nosotros; y el mundo egoísta por supuesto que no quiere dar, sino recibir.  Y entonces como necesitan recibir y no dar, se dedican a hacer lo malo, lo cual puede producir frutos inmediatos, pero son frutos de maldad.  El diablo también bendice y este está dispuesto a dar dinero y posesiones a quienes se dejan usar como instrumentos de maldad; por eso es que los que andan metidos en el narcotráfico y el lavado de activos, obtienen muy buenos dividendos.

Por ejemplo, robar a una persona, puede producir ingresos económicos inmediatos, pero es un hecho de maldad e injusticia que degrada la moral y las buenas costumbres; así mismo, nos pone como reos de juicio delante de Dios.  Si un abogado o un juez aceptan dinero o bienes como soborno para desequilibrar la balanza de la justicia, entonces están amando el dinero fácil, están amando la maldad en vez del bien.  Si dadas las circunstancias económicas, una persona encuentra la forma de sacarle ventaja a su negocio, entonces está incurriendo en usura, en ganancia fácil y esto es amor al dinero, que cuando se convierte en detrimento financiero para otras personas, entonces pasa a ser maldad e injusticia.  Si una persona sale adelante en su negocio o en sus proyectos, pisoteando los demás, tomando ventaja de los demás, esto también es injusticia, esto es amor al mal. 

Muchos hablan del vil dinero, y este es bueno o malo según la forma de conseguirlo y el uso final que a este se le dé.  Hoy en día hay muchos negocios ilícitos, esto es amor al dinero mal habido, esto es amor al mal.  Cuando este dinero se usa no solo para satisfacer las necesidades básicas de la persona, sino para conseguir vicios, para fornicar, para adulterar, para violentar a personas, para asesinar, para acumular y olvidarse de los pobres, entonces se está usando para pecar y esto es amor al mal.

 
3.  Que se amen unos a otros con amor fraternal.

Donde hay justicia, hay amor fraternal, que es el amor propio que se da entre hermanos y Dios quiere que no solamente sea entre hermanos si no que se extienda a otras personas, a nuestro prójimo, incluso nos manda a amar y orar por nuestros enemigos.  Si de verdad nos amáramos, más de lo que el mundo ama al dinero, entonces no habría necesidad de cielo y esta tierra sería un paraíso lleno de gozo, paz, amor, ayuda mutua, salud, bienestar, etc.; y de esta forma nuestra tierra y nuestra gente serían totalmente sanos.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

 

 

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