La fuente de paciencia y consolación. Romanos 15:4-6
“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza
se escribieron, a fin de que,
por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. Pero
el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo
sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo.”
CONCLUSIONES.
Cuando tenemos problemas, generalmente buscamos apoyo en
nuestros seres queridos, en nuestros amigos y otras veces en el jefe, en el
líder de la iglesia, en nuestros padres, etc.
Como este apoyo es humano, si lo existe y si aquellas personas logran
entendernos y tienen la suficiente sabiduría e inteligencia para guiarnos y
para enviarnos por el camino correcto, estará lleno de vacíos e imprecisiones y
posiblemente no tenga en cuenta los propósitos de Dios para nuestras vidas.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, aunque para muchos es
solo una obra literaria: “Porque la
palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos;
y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hebreos 4:12. La
obra literaria puede hacer que usted sienta alegría o tristeza por los hechos
que está describiendo el narrador; sin embargo, la Biblia que fue inspirada por
el Espíritu Santo, produce cambios trascendentales en el hombre, como es el
crecimiento de la fe (mediante la lectura), la santificación (mediante la
obediencia) y la confrontación (mediante la reflexión), pues el hombre es
confrontado con el pecado y llamado al arrepentimiento. Ahora nos dice el texto que la Biblia también
nos puede consolar y cultivar el don de la paciencia. Nos consuela entendiendo los sufrimientos y
pruebas por las que pasaron grandes hombres en la historia bíblica y nos
cultiva la paciencia viendo la cruz que otros tuvieron que soportar y que
posiblemente sea mucho mayor en padecimientos a la nuestra. Esta paciencia y consolación también alimenta
nuestra esperanza, la esperanza de una vida futura en el reino de los cielos;
pues conocemos por la Palabra que ningún sufrimiento es comparable con el gozo
que tendremos al estar cerca de Dios por una eternidad y esto también nos
consuela.
Generalmente el consejo del hombre nos incita a huir de las
pruebas, mientras Dios en su Palabra nos aconseja a afrontarlas, sabiendo que
con la ayuda de Dios saldremos victoriosos, además de que, al afrontar las
pruebas, nuestra paciencia crece y luego del momento en que las pruebas son
superadas, entonces también abunda la consolación.
Todo este conjunto de historias y sucesos de la Biblia,
fueron escritos con varios propósitos:
Uno de ellos es para que no caigamos en los mismos errores en que ellos
cayeron y otra es que a través de estos hechos, crezcamos como cristianos,
abundando en virtudes como la paciencia y la consolación por medio del Espíritu
Santo.
Nuestro Dios, fuera de que es amor, también es el Dios de la
paciencia y la consolación; por tanto, estas virtudes también están incluidas
en su Palabra, como virtudes poderosas que serán depositadas en aquellos que
escudriñan ese gran tesoro de conocimiento que es la Palabra de Dios.
Finalmente, el apóstol aboga en este texto para que Dios nos
dé un mismo sentir en Cristo Jesús, para que unidos y a una misma voz,
glorifiquemos al Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo. Realmente fuimos creados para alabar a Dios y
no hay otro propósito; aunque el hombre se los haya inventado. Nuestra vida material también es una
catapulta, que bien aprovechada, nos lanzará hacia la vida eterna; por eso no
es posible buscar la salvación una vez estemos muertos físicamente. El hombre cree que vino a disfrutar de lo
material, pero esto es temporal; en cambio el gozo espiritual es eterno. Esa alabanza a Dios es eterna cuando estemos
en el reino de los cielos; pero para llegar allá solo lo podemos hacer a través
de Jesucristo, que es el único camino y el único mediador entre Dios y los
hombres.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.