Sí habrá un juicio.
Apocalipsis 20:11-15
“Y vi un gran trono blanco y al que
estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y
ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los
muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y
los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la
vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los
libros, según sus obras. Y el mar entregó los
muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que
había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego.
Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida
fue lanzado al lago de fuego.”
CONCLUSIONES.
Uno de los mayores problemas del mundo es que viven como si
nada estuviera pasando; pues hay pandemias, hay crisis económicas, hay guerras,
hay casos extremos en los cambios climáticos, hay pobreza, hay inflación, entre
otros; pero las personas viven como si nada anormal estuviera ocurriendo; pues aun
cuando haya crisis económicas, algunas personas van y empeñan sus enseres para obtener
dinero y así poder gastar en sus fiestas, para comprar licor, para comprar
fuegos pirotécnicos, para comprar los alimentos predilectos para la tal “noche
buena”, para viajar y para reunirse en familia, entre otros.
¿Será que nos volvimos insensibles como el ganado que tienen
en el establo del matadero? Ellos siguen rumiando tranquilos, aunque en pocas
horas estarán sin vida y en pocas horas su carne estará colgando de ganchos y
esperando a ser transportada a los distribuidores de carne. ¿Será que el género humano perdió la
sensibilidad y ahora se comportan como las bestias del campo? La respuesta es un SI, pues el pecado
insensibiliza al hombre, lo hace duro de corazón y cauteriza su conciencia,
como se observa en los tres textos bíblicos siguientes: “Yo, pues, te envío
a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho
Jehová el Señor”. Ezequiel 2:4. “El hombre impío endurece su rostro; Mas
el recto ordena sus caminos”. Proverbios 21:29. “Por la hipocresía de
mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia”. 1 Timoteo 4:2.
Pero aún a pesar de la condición del hombre (de su
insensibilidad), habrá un juicio para toda la humanidad, incluyendo los que ya
murieron en tiempos anteriores, pues ellos serán sacados de allí donde
estén y llevados ante el gran trono blanco para compadecer ante el juicio
final: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios”. Y aun los que están en el infierno serán
entregados para comparecer ante el juicio, se habla de “muertos” porque están separados
de la presencia de Dios, pero realmente allí están vivos y siendo atormentados
día y noche: “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el
Hades entregaron los muertos que había en ellos”.
No hay escapatoria, pues aún los muertos estarán en el
juicio, aún los incrédulos estarán en el juicio, aún los que no quisieron
sujetarse al evangelio de Jesucristo estarán en el juicio, aún los que se sienten
seguros en su religión estarán en el juicio, aún los que tienen otros dioses
estarán en el juicio y también los ateos estarán en el juicio; pues no se trata
de un juicio para una “religión” específica, más bien se trata de un juicio
para toda la humanidad, para crédulos e incrédulos, para todas las razas, para
todos los colores, para todo círculo social, para ricos y pobres, para
príncipes y también para menesterosos y nadie podrá escapar del juicio; pues
este no es voluntario, no es si la persona quiere o no presentarse, pues allá
estaremos sujetos a otras leyes diferentes a las naturales, allá hablará Dios y
no hay quien se esconda, no hay quien desobedezca, allá Dios llamará a todos
los muertos y los que fueron raptados y nadie podrá oponerse al llamado: “Y
vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual
huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos”. Todos querrán huir del juicio, pero ningún
lugar habrá para ellos donde se sientan seguros y que no los alcance el juicio,
por eso dice el texto “ningún lugar se encontró para ellos”.
Muchos dirán que nadie sabe lo que hicieron aquí en la
tierra y se expresan diciendo: “Si no nos acordamos de nuestras rebeliones,
mucho menos Dios, por tanto, estamos eximidos de culpa”; pero esto es un gran
error, pues hay millones de ángeles pendientes de nosotros y grabando en los
libros cada una de nuestras actividades: “y los libros fueron abiertos, y
otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los
muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Entonces vamos a ser juzgados por lo que está
escrito en aquellos libros, los cuales contienen los videos de los hechos más
sobresalientes de nuestra vida y cuando nos pongan esos videos, entonces
sentiremos un profundo dolor por las malas obras y un gozo inefable por las
buenas obras y no tendremos forma de refutar nuestros hechos, porque ahí están
plasmados en el momento real de nuestra historia.
Aquí no sucede como en los juicios del mundo, que tienen que
hacer jurar a los testigos para concientizarlos de decir la verdad; en cambio
en el gran juicio se mostrarán los videos y ellos por sí solos juzgarán a las personas,
por eso dice que serán juzgados por sus obras y las almas sentirán gran dolor y
harán gran lamento por todo lo malo, máxime cuando tuvieron el conocimiento del
bien y del mal y aún así siguieron haciendo lo malo.
“Y fueron juzgados cada uno según sus obras”. El
fundamento de las acusaciones no va a ser lo que diga el máximo juez, quien es
Jesucristo: “Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él
es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos” Hechos 10:42; sino
que cada uno será juzgado por sus mismas obras las cuales están escritas en el
libro de la vida, obras que serán confrontadas con la Palabra, quien también le juzgará: “El que me
rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he
hablado, ella le juzgará en el día postrero”. Juan 12:48. En síntesis, aquí
no hay escapatoria, no hay dilaciones, no hay excusas y todos gozaremos de
juicios totalmente justos, teniendo en cuenta que los que se arrepintieron de sus
malas obras, estas le fueron borradas del libro de la vida y no saldrán a flote
en aquel día: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo,
y no me acordaré de tus pecados”. Isaías 43:25.
Luego del juicio final y de haber entregado el veredicto a
cada alma, entonces habrán dos grupos: Los que entran al cielo definitivamente
(y que antes estaban en el paraíso) y los que van al lago de fuego y azufre (y
que antes estaban en el infierno). Ninguno podrá decir que no quiere ir a lago
de fuego, sencillamente ya no habrá poder de oposición y las almas solo
caminarán para donde se les diga; el poder de decisión solo lo tenemos aquí en
la tierra mientras estemos vivos, aquí podemos decidir entre hacer el bien o hacer
el mal, pero luego de la muerte física perdemos ese libre albedrío y
caminaremos obedientemente hacia donde nos conduzcan los ángeles (para el caso
de los hijos de Dios) o los demonios (para el caso de los hijos del diablo).
Básicamente todos lo que hicieron injusticia y maldad y que
tampoco se arrepintieron, ni buscaron de Jesucristo, no tendrán su nombre
inscrito en el libro de la vida y por tanto el veredicto ya está dado para
ellos y será la muerte segunda en el lago de fuego y azufre: “Y el que no se
halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. La
muerte primera es cuando el hombre se encuentra alejado de Dios por dos
razones: Por causa de su naturaleza pecaminosa y porque cuando ya tiene
conciencia decide obedecer más al pecado que a Dios; ahí ya se encuentra muerto
espiritualmente y debe acudir arrepentido a los pies de Cristo para obtener el
perdón y la redención, y esta es la primera resurrección, al morir al pecado y
al nacer de nuevo del Espíritu Santo.
¿Y qué pasará con el infierno? El mismo infierno entonces ya desocupado con
motivo del juicio, tendrá que ser usado en alguna cosa y su destinación final
es el lago de fuego y azufre: “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al
lago de fuego. Esta es la muerte segunda”.
Estimado hermano y amigo, esto del juicio divino es real y
podemos escapar a los juicios terrenales, mas no podemos escapar de los juicios
de Dios y la única forma de hacerlo es arrepentirnos, buscar hoy mismo de
Jesucristo y recibirle como Señor y Salvador de nuestras vidas.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.
Estimado amigo, si deseas
hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor
Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me
perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario. Yo
te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi
corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el
templo de tu Santo Espíritu. A partir de hoy me comprometo a no practicar
más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla,
para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad. Amen”.
Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la
misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por
salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
Hechos 2:21.
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