La fe es obediencia.
“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a
Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele
dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso
para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también
le volvió a recibir”. Hebreos 11:17-19
Cuando
Dios le habló a Abraham y le pidió: Sacrifícame a tu hijo al que amas (Génesis
22), Abraham no dudó, Abraham no rehusó, Abraham no se negó. Abraham no hizo nada que pudiera dar a
entender a su esposa, a sus criados y a su hijo, pues, no vieron en él rosto de
tribulación, no vieron en él quebrantamiento de corazón y de llanto, ni vieron
un corazón compungido por su hijo. A
veces nosotros podemos traer esta figura para conmover a la gente y tocar los
sentimientos de los padres y de las madres.
Pero usted no puede ver esto en este hombre de Dios, y la respuesta está
en la carta a los Romanos 4:18-21, donde nos dice que Abraham no dudó, que
estaba plenamente convencido que Dios era poderoso para cumplir lo que le había
prometido, y la carta a los Hebreos 11:17-19 dice que no dudó sino que creyó
que Dios era poderoso para devolverle a su hijo aún de las cenizas.
Una
persona que cree en el poder de Dios no puede estar floja, no puede ser un
blandengue, no puede dejarse acorralar, no puede dejarse asustar, no puede ser
un hombre o una mujer melancólica que lleva siempre los sentimientos en la
mano; es un hombre sereno, tranquilo, que marcha hacia donde Dios le diga. Está claro, el que me lo está pidiendo es el
Todopoderoso, es el que da vida a los muertos, es el que hace maravillas. No me lo está pidiendo otro hombre, no me lo
está pidiendo una organización, no me lo está pidiendo un sistema, me lo está
pidiendo Dios que es sobre todas las cosas.
¿Cree
que Dios lo puede guardar, cree que Dios lo puede sanar, cree que Dios puede
hacer cosas grandes, cree que Dios lo puede levantar, que Dios lo puede ungir,
que Dios lo puede llenar, que Dios lo puede levantar para estos últimos días de
decadencia moral y espiritual?
No
importa que no vea nada, y si lo que está viendo es un panorama de muerte, de
soledad, de escasez, de tristeza, de ruina y de oposición; eso no importa, si
Dios lo ha enviado lo combatirán y el Cordero lo destruirá. Amén.
Rev. Gustavo Martínez
Presidente
Internacional del M.M.M.