El juez mudo. Juan 12:46-48.
“Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí
no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le
juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me
rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará
en el día postrero.”
CONCLUSIONES.
Jesús es la luz y Él
vino al mundo a rescatar a los hombres que se hallaban en tinieblas. Todo el que cree en Jesucristo le brillará la
luz del evangelio de salvación y no volverá a estar en oscuridad espiritual.
Dios nos dio libertad de
escoger el bien o el mal. Si no
escuchamos el evangelio de la salvación, Jesucristo no nos juzgará, porque Él
no vino a juzgar al mundo, sino a salvarlo.
Sin embargo hay un día de juicio preparado para toda la humanidad, allí
se presentarán grandes y chicos, ricos y pobres, letrados e iletrados, crédulos
e incrédulos, salvos o perdidos.
Para los que rechazaron
el evangelio, o lo recibieron y no creyeron en él, o creyeron en él pero no lo
pusieron por obra, o lo creyeron, pero luego se apartaron o volvieron atrás;
para estos no será necesario que se manifieste el Gran Juez; sencillamente a
ellos se les abrirá la palabra que les fue predicada y la sentencia será dada
ante su gran asombro. Dios le dirá: “De cierto os digo, que no os conozco.”
Mateo 25:12b. Cuando Dios dice que no
nos conoce, es que no pertenecemos al rebaño de sus ovejas, las que fueron
lavadas con la sangre de Jesucristo.
Para ser realmente de Cristo, tenemos que recibir el evangelio de
salvación y a Jesucristo como el único camino para llegar a la vida eterna.
Estimado amigo, si los
ángeles que se rebelaron contra Dios recibieron su justo castigo (siendo
expulsados al abismo); ¿Cuánto más los que rechazan o hacen caso omiso del
evangelio de Jesucristo? Esto no es
juego, es una realidad; nuestra salvación que es el tesoro más grande del mundo
está en peligro. Ningún tesoro puede
provenir del mundo, porque todo lo que hay aquí es temporal; en cambio la
salvación es espiritual y por lo tanto eterna; he aquí el verdadero
tesoro. Las riquezas se acaban; pero el
que se acerca a Jesucristo y le recibe como su Señor y Salvador, tendrá vida
eterna.
Que Dios los bendiga
grande y abundantemente.