¿Habrá paz en el mundo? Juan 16:29-33.
“Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y
ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no
necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios. Jesús
les respondió: ¿Ahora creéis? He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que
seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo,
porque el Padre está conmigo. Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo.”
CONCLUSIONES.
Los primeros hombres que estaban en el paraíso terrenal
disfrutaban de una vida envidiable, sin necesidades, sin llanto, sin dolor, sin
persecución, sin arduo trabajo, sin enfermedades, sin injusticias, sin pecado;
y sobre todo con la asistencia permanente de Dios en el huerto del Edén que les
garantizaba una comunión permanente con El y que los llenaba de gozo y de
paz. Aún allí, el hombre tenía libertad
de escoger el bien o el mal.
Más tarde entró la tentación al huerto a través del diablo
disfrazado de serpiente y esta sedujo a Eva para que cometiera el primer pecado
de desobediencia ante Dios (comer del fruto prohibido), seguidamente convenció
a su marido Adán para que también cayera en pecado. Este pecado en ambos, hizo que fueran
destituidos de sus privilegios como hijos de Dios y echados fuera del Edén,
donde tendrían que trabajar, sudar y sentir dolor para satisfacer sus
necesidades primordiales, las que ya tenían aseguradas dentro del Edén si
hubiesen permanecido sin pecado.
Durante más de dos milenios hemos tenido que seguir
padeciendo a causa de este pecado original, el cual hace que toda criatura que
nazca, esté de por sí arrastrando esta culpa.
Sufren tanto los seguidores de Cristo, como los seguidores del mundo;
los primeros porque el diablo los persigue una vez que entregaron su vida a
Cristo y los segundos, porque el afán y la ansiedad de bienes, de riquezas, de
poder, de gloria, de diversión; los lleva a estar aún más afligidos y a cometer
injusticias.
Pese a todo, Cristo provee una solución para todo tipo de
personas; Él dice “Venid a mi todos los
que estáis cansados y cargados que yo os haré descansar”. También nos asegura que en el mundo tendremos
aflicción, pero que estemos confiados, que Él ya venció al mundo, que está en
cabeza de satanás y por lo tanto nosotros los seguidores de Cristo, también
podremos disfrutar primero de esa victoria y segundo de esa paz celestial. Es de anotar que en el mundo no habrá paz,
así se negocie con todos los grupos armados, pues mientras las pasiones de la
carne y del mundo estén presentes en el corazón del hombre, no cesará el
pecado, la injusticia y la maldad; en cambio el que acude a Cristo es
perdonado, limpiado de su pecado y hecho morada del Espíritu Santo de Dios; así
empezará a disfrutar de la verdadera paz, la celestial; la que es otorgada a
toda criatura que vive en santidad para Dios.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.