Sin conocimiento no hay vida eterna. Juan 17:1-3

“Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”

 


En este texto bíblico encontramos dos principios:

1.  Jesucristo recibió potestad para dar vida eterna.

Solo hay un Hijo de Dios y solo hay un Dios verdadero; por lo tanto solo hay una persona que puede salvar y esa es Jesucristo.  Por eso no es posible encontrar salvación en ninguna religión, en ningún credo, en ningún rezo, en ningún amuleto, en ningún ídolo, en ningún “santo”, en ninguna filosofía, ni en ningún líder religioso.

 
2.  La vida eterna se obtiene a través de conocimiento de Dios y su Hijo Jesucristo.

Muchos quieren tener la salvación; pero no conocen la Palabra de Dios.  La revelación del conocimiento del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se encuentra escrita en la Biblia, que contiene la Palabra de Dios.  Si no estudiamos la Biblia, tampoco podremos obtener el conocimiento que nos hará ser nuevas criaturas, el conocimiento que nos transformará en verdaderos hijos de Dios, el conocimiento que nos llevará a obedecer la Palabra, el conocimiento que nos llevará a tener el carácter de un verdadero hijo de Dios, el conocimiento que nos llevará a estar a la altura del carácter de Cristo.  Sin este proceso de aprendizaje no hay cristiano verdadero, no se llega a la madurez espiritual y tampoco se llega a la vida eterna; pues esta depende del conocimiento que tengamos de Dios y de su Hijo Jesucristo.

Dios no puede salvar a nadie solo porque diga ser cristiano o porque se cree bueno delante de Dios, tiene que haber pasado por un proceso de formación espiritual hasta llegar a la medida que Cristo nos trazó.  La solución es entonces empezar a estudiar la Biblia, siquiera una hora al día; pues el conocimiento de la verdad, finalmente nos hará libres y producirá en nosotros el nuevo nacimiento, necesario para entrar al reino de los cielos.

El pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, se perdió, no entró en el reposo de Jehová, porque le faltó el conocimiento; pues desecharon a Dios y siguieron a sus ídolos y a su propia sabiduría.  Esto también está pasando en el mundo de hoy, han desechado el conocimiento de Dios y se están perdiendo; pues miles de personas a diario mueren y van directo al infierno; porque desecharon la sabiduría de Dios y por ende no pudieron encontrar el camino a la vida eterna.

Oseas 4:6: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

 

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