Antes que el mundo fuese. Juan 17:4-5


“Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.”

 
CONCLUSIONES

Se nos ha tratado de inculcar que Jesucristo nació de la virgen María, despojando a Jesús de su carácter celestial y haciéndolo meramente terrenal.  Así mismo, basados en este hecho, algunos afirman que María es madre de Dios, porque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno solo, y si dio a luz al Hijo, entonces también dio luz al Padre.  Por la posición privilegiada de María, también a ella se le ha colocado en el lugar de mediador entre Dios y los hombres; siendo explícitamente entregado este cargo por Dios a Jesucristo, por el hecho de ser Dios-Hombre y poderse entender con ambas partes.   

Más acertadamente podríamos decir que Jesús se encarnó en cuerpo de hombre, es decir, como Espíritu que es, bajó del cielo y tomó cuerpo de hombre (San Juan capítulo 1), para hacerse semejante al género humano y de esta forma poder redimir el pecado de la humanidad; pues se necesitaba un Dios con carácter humano para poder llevar a cabo el plan de la redención, fue así como surgió Jesucristo llamado también el Hijo del Hombre.

En este texto, Jesús le está recordando al Padre aquella gloria que tuvo con El en el cielo, antes que el mundo fuese creado.  En esa dispensación Jesús era el Verbo, el Verbo creador y a través de su palabra fue creado el universo y todo lo que en él existe.  Por tanto queda demostrado lógica y escrituralmente que Jesucristo es eterno y que el hecho de tomar cuerpo humano, fue un episodio temporal necesario para cumplir la obra del Padre aquí en la tierra.

En conclusión, Jesucristo es el mismo antes que el mundo fuese, hoy y por los siglos de los siglos.  Amen.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

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