No todo el que cree en Dios será salvo. Mateo 7:21-23
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos,
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en
tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
CONCLUSIONES.
Hay una gran diferencia entre un hijo de Dios y un hijo del
mundo. El hijo de Dios hace la voluntad
de Dios, que está escrita en su Palabra, no la que el hombre se imagina que es
la voluntad de Dios. El hijo del mundo
hace la voluntad de la carne (su propio ego), del mundo y sus deseos. Si hacemos la voluntad del mundo, entonces
pereceremos junto con el mundo y si hacemos la voluntad de Dios, entonces
tendremos reservada la vida eterna.
¿Si solamente te esmeras por no hacerle mal al prójimo, qué
estás haciendo de nuevo para cumplir la voluntad de Dios? ¿El no matar y no robar es una norma de
convivencia que la conoce todo el mundo; pero todo el conjunto de leyes y
estatutos que hacen parte de la Voluntad de Dios quién las conoce? Solo hay una forma de conocer la voluntad de
Dios y es leyendo su Santa Palabra.
¿Si no lees la Biblia, entonces cómo conocerás la voluntad de
Dios?
¿Si no conoces la voluntad de Dios, entonces cómo podrás ser
obediente a su Palabra?
¿Si no eres obediente a su Palabra, como podrás heredar la
vida eterna?
Si de verdad quieres la vida eterna, debes empezar hoy mismo
a alimentarte de la Palabra de Dios; recuerda que es el único alimento
espiritual. También debes dejar el
CONFORMISMO, que consiste en conformarte con lo que dice alguien que sabe mucho
sobre religión, o conformarte con lo que dicen en tu iglesia. Generalmente los intermediarios influyen de
una manera u otra en la calidad, fiabilidad y veracidad del mensaje; puesto que
todos somos pecadores sometidos a las pasiones del mundo. Se estima que una persona muy estudiosa,
apenas logra retener el 30% de lo estudiado y si este a su vez enseña a otro,
este último solo retendrá el 30% del conocimiento de su antecesor; por eso es
que todos debemos partir de la misma fuente y contar con la inspiración del
Espíritu Santo de Dios, para comprender todos los misterios de la Palabra.
Los versículos citados arriba hablan de siervos de Dios que
dedican su vida al desarrollo del ministerio; pero que no hacen la voluntad de
Dios. Cualquiera diría que por el hecho
de trabajar para Dios, entonces tienen asegurada la vida eterna; pero Dios
aclara que si no hacen su Santa Voluntad, vienen a ser como desconocidos para
Dios. Es menester recordar que en este
momento, en el infierno hay curas y pastores condenados por no hacer la
voluntad de Dios; sino su propia voluntad.
¿Si éstos siervos que conocen a Dios, su Palabra y su Poder;
no están haciendo la voluntad de Dios, entonces qué se puede esperar de
aquellos que ni siquiera leen la palabra de Dios?
Estimado amigo, no importa sus ocupaciones. Nada hay en esta vida tan importante como la
búsqueda de Dios. ¿Si mueres sin buscar
de Dios, de qué te servirá tu profesión, tu carro, tu dinero, tu familia y tu
casa?
Reflexiona, pues todavía estás vivo y con posibilidades de
buscar a Dios, cuando te mueras físicamente ya no habrá oportunidad.
Que Dios te bendiga.