Presagios del Armagedón
Armagedón es el valle que se
extiende al pie del monte Carmelo, que fue escenario de terribles matanzas en
tiempos de los jueces y los reyes de Israel.
Armagedón es mencionado
nuevamente en el libro de Apocalipsis, como el lugar en que Dios reunirá a
todos sus enemigos para destruirlos. “Para
reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso… Y los reunió en
el lugar que en hebreo se llama Armagedón” (Apocalipsis 16:14, 16).
De ese día nos habla el profeta
Isaías: “Acercaos, naciones, juntaos…
Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el
ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero. Y los muertos de
ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor” (Isaías
34:1-3).
También el apóstol Juan en sus
visiones del Apocalipsis describe ese día: “Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra,
y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Y fue pisado el lagar fuera
de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por
mil seiscientos estadios.” (Apocalipsis 14:19, 20).
El historiador Josefo dice que
cuando los romanos, capitaneados por el general Tito, destruyeron a Jerusalén
en el año 70 de nuestra lo único que quedó fue el muro de las lamentaciones, la
sangre que corría por las calles apagó muchos fuegos en muchas casas.
Pero ninguna de las anteriores
matanzas en toda la historia humana podrá compararse con ésta de Armagedón.
Esta será la más devastadora matanza en toda la historia del mundo. El río de
sangre humana en el valle de Armagedón subirá hasta el freno de los caballos en
una extensión de unos tres kilómetros.
Todos los ejércitos del mundo,
engañados por Satanás y los espíritus inmundos, serán congregados en este valle
para esta gran batalla de Armagedón. Esta concentración de ejércitos en este
valle, es con el deliberado propósito de aniquilar a Israel.
Y es en este punto donde estamos
contemplando los presagios de Armagedón. A pesar de las actuales negociaciones
de paz entre Israel y los países árabes, es el deliberado propósito de los
países árabes, los descendientes de Ismael, aniquilar, exterminar a Israel. Los
árabes están secundados por Rusia, y así lo profetiza la Biblia, que describe a
Rusia como el rey del Norte. (Ezequiel 38:15). También son respaldados por
China, y así lo declara la Biblia, que señala que el río Éufrates que nace en
las montañas de Turquía y recorre más de 1700 millas, se secará y servirá de
camino a los ejércitos del oriente para la concentración en Armagedón
(Apocalipsis 16:12).
Es en Israel donde hay que tener
la vista puesta. El pueblo de Israel es el reloj profético de Dios. El
escenario se sigue preparando. Los protagonistas van tomando sus posiciones
para la gran batalla del Armagedón.
A los que estudiamos y creemos la
Biblia, nada de estos acontecimientos nos toman de sorpresa. Estas cosas las
estamos leyendo diariamente en la Biblia, y cuando suceden alabamos a Dios por
el fiel cumplimiento de su Palabra profética.
Cuando esta concentración de
ejércitos de todo el mundo se reúna en Armagedón y la destrucción de Israel sea
inminente, será entonces que Israel clamará a Dios por su verdadero Mesías y
éste aparecerá en las nubes, nuestro Señor Jesucristo, y será reconocido por
los israelitas como su Mesías, a quienes liberta de sus enemigos tomando lugar
la gloriosa Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo a este mundo en forma
visible, literal, y corporalmente. “He
aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron
(crucificaron); y todos los linajes de la tierra harán lamentación por Él. Sí,
amén.” (Apocalipsis 1:7).
Pero amados, siete años antes del
Armagedón y de la Segunda Venida de Cristo así en forma visible, tendrá lugar
el levantamiento al cielo de la
verdadera Iglesia de Jesucristo, compuesta por todos los lavados por la sangre
de Cristo “de todas naciones y tribus y
pueblos y lenguas” (Apocalipsis 7:9).
En esta ocasión que conforme a la
profecía bíblica cumplida puede ser en cualquier momento, el Señor vendrá
inesperadamente para los impíos, “como
ladrón en la noche”, pero para la Iglesia vendrá como novio que cumple la
cita. Los cristianos vivimos esperando al Señor. Estamos alerta, apercibidos,
preparados, vigilantes, expectantes, despiertos, ocupados en su Obra y ganando
almas para el Reino de los Cielos.
Y ante el desfile de estos
acontecimientos mundiales, resuenan en nuestros oídos con música de gloria las
palabras de nuestro Maestro, cuando dijo: “Cuando
estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque
vuestra redención está cerca.” (Lucas 21:28). ¡Mientras más pronto, mejor!
¡Ven, Señor Jesús!
Rev. Luis M. Ortiz
Fundador del M.M.M.