¿Qué estás atesorando? Romanos 2:5-8
“Pero por tu dureza
y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la
ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a
cada uno conforme a sus obras: vida
eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,
pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que
obedecen a la injusticia”.
CONCLUSIONES.
Unos atesoran fama, otros dinero,
otros bienes, otros honra, otros poder, otros conocimiento terrenal, otros
injusticia; esto según donde estén puestos los ojos del hombre. Si el hombre tiene sus ojos puestos en el
reino de los cielos, entonces estará acumulando tesoros de justicia los cuales
son eternos, obedeciendo la palabra de Dios y cumpliendo con el primero y
segundo gran mandamiento.
Si no estamos atesorando cosas
eternas, entonces estamos atesorando cosas pasajeras, que son todas aquellas
que perecen juntamente con el hombre y con el mundo; por eso dice la
escritura: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere
su alma?” Marcos 8:36. Más bien nos dice la escritura: “Sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la
polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan” Mateo
6:20. El acumular cosas pasajeras
demuestra que el hombre tiene dos grandes problemas:
1. Problema: Un corazón endurecido.
El corazón se endurece para con
Dios, cuando colocamos nuestros ojos en las cosas pasajeras del mundo y no en
las cosas del reino de los cielos, de donde proviene la bendición verdadera, la
que enriquece y no añade tristeza con ella.
También cuando no creemos a la verdad que es Jesucristo, entonces Dios
nos envía un espíritu de error que nos hace creer que la mentira es verdad; y
con más beneplácito, vamos a seguir haciendo lo que a Dios no le agrada y por
ende, engrosando nuestro corazón de orgullo.
También nos endurecemos, cuando a pesar de que sabemos que algo es
pecado, entonces lo seguimos practicando y de esta forma caemos en rebelión, un
pecado de los más abominables para Dios, el que cometió satanás y que lo hizo
ser expulsado del reino de los cielos.
2. Problema: Un corazón no arrepentido.
Muchas personas saben qué es
pecado, porque han escuchado o leído la palabra de Dios o sencillamente porque
su conciencia los acusa cuando están pecando.
Cuando una persona sigue en sus prácticas pecaminosas y no se arrepiente
entonces está acumulando ira para el día del juicio; pues sabe qué es lo bueno
y no lo hace y de esta forma también cae en rebelión. Entonces a la rebelión se llega no solamente
pecando; sino negándose a hacer lo bueno.
Estos dos grandes problemas hacen
que el hombre solo piense en lo terrenal, en lo carnal; y aunque esté
cosechando frutos aquí en la tierra, para el reino de los cielos solo está
atesorando IRA, para el día en que sus obras sean reveladas, donde también se
manifestará la ira y el juicio de Dios en contra del hombre. Si no estamos haciendo nada a favor del reino
de los cielos, entonces lo estaremos haciendo en contra; dado que hay un
principio bíblico de los opuestos, cuyo autor es Jesucristo: “El que no es conmigo, contra mi es“. Atesoramos aquí en lo temporal, pero entonces
en lo eterno estamos acumulando ira y juicio.
¿Y por qué se da esto? Porque el
que no ha creído en Dios y su Hijo Jesucristo, dice la palabra que ya fue
condenado; y si realmente crees, entonces ya te habrás arrepentido y humillado
delante de Dios; de lo contrario solo sabes que Dios existe, pero no has creído
con la fe que conlleva a las obras. Si
partimos del hecho de que todos somos pecadores y que justo solo hay uno,
entonces los que se creen buenos están acumulando ira para el día del juicio,
puesto que aún no han llegado al arrepentimiento. Los incrédulos e indiferentes también están
acumulando ira, debido a que no han creído en la obra retentora de Jesucristo,
la cual solo opera en corazones con fe, humillados y arrepentidos delante de
Dios.
Dios pagará a cada un conforme a
sus obras y una persona con un corazón endurecido y sin arrepentimiento, con
seguridad no está haciendo obras de justicia (aunque no mate ni una “mosca”);
pues el hecho de no querer arrepentirse ya de por sí es una falta grave. Estos son los tipos de pago que recibiremos:
1. Pago: Vida eterna.
Es solo para los que humillaron su
corazón, se arrepintieron, recibieron a Jesucristo como su salvador y
perseveraron en la justicia todos los días de su vida.
2. Pago: Ira y enojo.
Es para los que son contenciosos y
no obedecen a la verdad, sino a la injusticia.
La verdad es Jesucristo, Él es el camino, la verdad y la vida y todo el
conocimiento de Dios y su Hijo están revelados a través de la Biblia. Algunos están interesados solamente en
discutir qué religión o dios es más real que los otros; pero siguen practicando
la injusticia, siguen desobedeciendo a la palabra de Dios, porque no han creído
en Él.
¿Qué deseas atesorar
en el reino de los cielos?
Si eres uno de esos indiferentes
que han escuchado el evangelio, pero sigues creyendo que eso es un cuento de
hadas, entonces habrás acumulado suficiente ira para el día del juicio.
Si eres un religioso quien solo
participa de los ritos y tradiciones de su iglesia, y que posiblemente
participe también en la idolatría y que aún no se ha arrepentido ni ha
entregado su vida a Jesucristo, entonces su copa de ira en el reino de los
cielos estará llena. Su religión le ha
dado una falsa tranquilidad en cuanto a que será salvo una vez muera; pero no
se trata de obedecerle a la religión, sino de obedecerle a Jesucristo, quien es
el único autorizado para perdonarnos y darnos salvación.
Si eres de los que pregona ser
cristiano; pero su corazón está puesto en las cosas del mundo y no en el reino de los cielos, sin duda
alguna estás atesorando ira y no vida eterna.
Recordar que ninguna religión
salva, solo Jesucristo, si acudimos a El humillados y arrepentidos y si vivimos
una vida de obediencia y santidad a su palabra.
Que Dios los bendiga grande y
abundantemente.