No hay justo ni bueno. Romanos 3:9-12.


¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito:

No hay justo, ni aun uno;
No hay quien entienda.
No hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;

No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.”
 

CONCLUSIONES.


1.  Todos estamos bajo pecado.

A partir del pecado original de Adán y Eva; todo ser humano quedó expuesto a la maldad, en vista de que perdió la inocencia y la fortaleza espiritual que tenía en el Edén y que provenía de la continua comunión con Dios; porque Dios convivía con el hombre en el Edén y tampoco había entrado el pecado a este paraíso, entonces era “casi” imposible que el hombre pecara; a no ser que se usara un detonador, el cual puso satanás y consistía en engañar a Eva haciéndole creer que si comía de aquel fruto tendría sabiduría como la de Dios y quedaría conociendo el bien y el mal.  Hoy, el hombre es débil por naturaleza y el pecado por el contrario es fuerte; por esto, el único que nos puede librar del pecado y santificarnos para heredar la vida eterna, es Jesucristo.

Aunque el hombre se crea bueno, no lo es, por cuanto heredó la naturaleza pecaminosa de Adán y de todas formas necesita ser lavado en la sangre de Jesucristo para ser justificado delante de Dios.


2.  No hay ni un solo justo.

En vista de que por naturaleza somos pecadores, no hay un solo día en que no infrinjamos la voluntad de Dios, ya sea por acción indebida u omisión a la Palabra de Dios.  Solo Jesús es justo; porque, aunque vivió como hombre, siempre fue fiel a su Padre.  Solo alcanzamos la justicia en la medida de la entrega de nuestras vidas a Jesucristo y la vivencia de su palabra; pues él nos justificará delante de Dios en la medida en que seamos hacedores de la palabra y no oidores solamente.  Es decir, por sí solos nunca podremos ser justos y necesitamos ser redimidos por la sangre de Jesucristo.

 
3.  No hay quien haga lo bueno.

Es posible que hagamos muchas cosas buenas; pero ¿Cuántas cosas hacemos malas?  La santidad consiste en inclinar la balanza al lado donde está lo bueno; sin embargo, mientras estemos sometidos a la carne con sus pasiones y deseos, es imposible ser 100% bueno.  Solo Jesús es bueno; pues en su naturaleza divina solo hay espacio para las acciones buenas y justas.

Para acercarnos a Dios, es necesario que empecemos a reconocer nuestra verdadera situación:  "Somos pecadores, necesitamos arrepentirnos y entregar nuestras vidas a Jesucristo", de lo contrario nos espera la perdición eterna; pues somos pecadores, injustos y también malos.

Afortunadamente, Dios envió a su Hijo Jesucristo a morir en la cruz del calvario, para cambiar nuestra situación y librarnos del castigo eterno.  Pero esto no sucede si no acudimos a Jesucristo, si nos quedamos quietos no sucederá nada, si acudimos a una religión tampoco pasará nada, si acudimos a un ídolo tampoco pasará nada, si acudimos a un líder religioso, tampoco pasará nada; pero si acudimos a Jesucristo de corazón, entonces seremos librados del castigo eterno.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

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