¿Por qué la fe es invisible? Romanos 8:24-27.

Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.  Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.  Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.”

 
CONCLUSIONES.

Se han preguntado alguna vez ¿qué pasaría si Jesucristo viniera por segunda vez a predicar el evangelio, a hacer milagros, a sanar enfermos, a hacer prodigios, a quitar la maldad del mundo, a reencaminar a los perdidos?  Y ¿que esta vez lo hiciera en todas las naciones del mundo?  Sabemos que va a venir por segunda vez, pero solo a recoger la cosecha, de los verdaderos hijos de Dios.

Si esto sucediera, nadie tendría excusas para no creer en su obra redentora y el mundo podría gozar de justicia y paz.  Pero ¿en dónde estaría entonces la fe?  Muchos creerían por lo que están viendo con sus ojos, pero no porque estuvieran seguros de que toda la Palabra de Dios es cierta y que todo se cumplirá un día.  En la antigüedad también hubo esta serie de manifestaciones por parte de Jesucristo; pero la mayoría no creyeron, lo tomaron como un impostor y entonces lo crucificaron.  Muy posible es que en esta época tampoco le crean, aunque estén viendo sus maravillas y milagros; pues el hombre tiene la tendencia a creer con mayor facilidad en el mal, porque este le trae satisfacción inmediata, en cambio creer en lo bueno, trae mayormente bendiciones futuras.  El hombre lo quiere todo para ya, es impaciente y no quiere esperar; por eso se ha perdido la fe.  Muchos le piden a Dios y como no obtienen respuesta rápida, mejor optan por dejarlo a un lado.

Dios quiere personas que le amen sin haberle visto, personas que tengan seguridad de que en Cristo hay salvación de nuestras almas, sin que le hayan visto y sin que hayan todavía entrado al reino de los cielos a disfrutar de dichas bendiciones.

La fe es la esperanza de vida eterna y tiene un ingrediente fundamental, sin el cual no sería posible que existiese y es la paciencia.  Se necesita mucha paciencia, cuando nos dicen que Jesucristo viene por segunda vez y aún no vemos su presencia, máxime cuando hace más de dos mil años se escribió que su venida estaba cerca.  Si se acaba esa paciencia, entonces también se disipará nuestra fe y si no hay fe, entonces es imposible agradar a Dios y por ende estaríamos destituidos de la gloria venidera.

También debemos conocer que el Espíritu Santo de Dios nos ayuda en nuestra debilidad e intercede por nosotros ante el Padre.  Nuestra debilidad aparece, cuando todo nos golpea, cuando oramos y parece no haber respuesta, cuando gemimos y los problemas parecen recrudecerse más.  Pero, aun así, Dios a través de su Santo Espíritu, nos está acompañando en todas estas circunstancias.  No las puede quitar de nuestros caminos, porque son ingredientes necesarios para nuestro crecimiento espiritual y para cimentar nuestra fe.

Si te dijeran, he aquí las puertas de los cielos están abiertas, ya puedes entrar.  Si estamos viendo y los hechos ya están frente a nosotros, entonces no necesitaríamos la fe, sencillamente necesitaríamos la acción.  Pero en el reino de los cielos no funciona así, hay que sembrar para ver luego la cosecha.  Siembras en fe y en santidad y luego que mueras físicamente recogerás los frutos en vida eterna.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

 

 

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