¡Cristo venció!
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un
hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por
cuanto todos pecaron.”
Romanos 5:12.
Rev. Álvaro Garavito
La Palabra de Dios, es el libro más
antiguo en conocimiento que haya existido en la tierra, el autor de este libro
es el Dios creador del universo, del cielo y de la tierra. A través de ella se anunció una pandemia hace
casi 4000 años atrás, la cual ha venido a ser la peor de todas las que hayan
podido destruir a millones de millones de hombres y mujeres, ancianos y niños,
adolescentes y jóvenes de todas las edades y de todos los estatus sociales,
quienes han caído presa de la pandemia más horrible y devastadora que se haya
podido oír en la tierra, llamada “PECADO”.
La Biblia dice: “Como el pecado entró en el mundo por un
hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por
cuantos todos pecaron” (Romanos 5:12).
La ciencia ha aumentado y la
Internet bien utilizada es una maravilla de Dios, pero a muchos, Satanás ha
corrompido en sus propias habitaciones, les ha trasmitido el veneno de la
corrupción, el veneno de la inmoralidad, el veneno de la prostitución, de la
pornografía; lo triste, lo lamentable de esto, es que no es solamente para los
pecadores que no tienen a Cristo, lo lamentable de esto es que en esta
avalancha de suciedad, el mundo le está haciendo presión a lo moral, a lo
limpio, a lo puro, hay una avalancha que va arrastrando los principios morales que
quedan y muchos jóvenes, jovencitas y hasta damas y caballeros ya de edades
avanzadas, están cayendo en esas garras de la pornografía.
También hay tantas iglesias que
en los cultos no pueden ni alabar, ni predicar, la gente va a dormirse allí,
porque están atados por la pornografía, atados por las novelas, por películas
corrompidas que han destruido la moral del hombre.
“Por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él también
participó de lo mismo”; Jesús tuvo que venirse del cielo a nacer como hombre,
habitar aquí como un ser humano con necesidades, a llorar, a reír aquí en la
tierra consciente que tenía que pelear la más cruenta de las batallas para
poder derrotar al que tenía “el Imperio
de la muerte”.
Cuando llegó la noche anterior,
esa noche terrible de agonía en el Getsemaní sus poros se reventaron por la
presión que había de la batalla sin cuartel que tenía que enfrentar, la sangre
corrió en su agonía, de sus poros salían como grandes gotas de sangre. Cuando
llegó la hora, se enfrentó a los enemigos, estos lo llevaron a la cárcel y allí
fue juzgado para luego posteriormente pasar a aceptar la muerte de cruz que
estaba esperando, porque allí se iba a pelear esta gran victoria, ¡la batalla la tenía ganada!
Allí en la cruz Cristo se
enfrentó en el madero contra principados, contra potestades, contra
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes; allí estaban esperando para golpear su cabeza.
“Y despojando a los principados y a las
potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”
(Colosenses 2:15). Cristo despojó a las potestades, a los gobernadores; les
quitó su autoridad, los despojó, los derrotó y los venció, públicamente.
Amigo, usted está atado porque
quiere, es presa del alcohol porque quiere, es presa de la droga, de la
prostitución, de la mentira, de la trampa, de la falsedad, de la hipocresía, de
la hechicería, de los agoreros, de los brujos, pero Cristo nos dice: “Conviértase de sus malos caminos y vivirá”.
Si usted cree en Él, acéptelo como su Señor y Salvador personal. ¡Dios le
bendiga!