Amor y Fuego


“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor… porque nuestro Dios es fuego consumidor.”  1 Juan 4:8; Hebreos 12:29.

Rev. Luis M. Ortiz
 

En las Sagradas Escrituras hay dos declaraciones con respecto a Dios que parecen contradecirse, que parece imposible que se refieran a una misma persona, la primera es “Dios es amor” y la segunda “Dios es fuego consumidor”.

Es fácil entender la primera declaración de que “Dios es Amor”, pero es algo difícil entender la segunda de que “Dios es Fuego consumidor”, y luego es mucho más difícil entender que Dios sea al mismo tiempo amor y fuego consumidor.

Desde luego la manifestación por excelencia del amor de Dios es la de enviar a su propio Hijo, nuestro Señor Jesucristo, a este miserable mundo de pecado y de maldad, a dar su preciosa vida en rescate por la corrompida y perdida humanidad. Dice el texto sagrado: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). También dice: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1). También afirma la Escritura: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

De modo que es bien claro, es bien comprensible la verdad de que Dios es Amor, lo que para algunos resulta difícil de comprender es la otra verdad de que Dios es Fuego consumidor. Algunos no pueden comprender esto, porque se han generalizado muchos falsos conceptos acerca de Dios, conceptos que ellos mismos se han formado o han recibido de las creencias y religiones que profesan.  Lo cual ha hecho que muchos tengan un concepto muy liviano acerca de Dios.

Un concepto muy convencional para ellos es que si Dios existe, existe en el ignoto espacio, y Dios está allá y ellos acá. Ellos le dan a Dios la forma, la modalidad que ellos apetecen, pretenden hacer de Dios su juguete, y desde luego ellos se hacen la idea de que ese ‘Dios’, tiene que responder a todos sus caprichos, a todos sus antojos sean buenos o malos. No conforme con todo esto hasta pretender castigar a su ‘Dios’ cuando a ellos les parece que Él no ha respondido como debe, y entonces no van a la Iglesia, o no van a misa, o no dan limosna, o no hacen sus devocionales en represalia contra su ‘Dios’.

Hacen más o menos, como aquellos que habiendo llevado a su santo frutas, dinero, ron y tabaco; y viendo que su santo no les concedió lo que le pidieron, le quitan las frutas, el dinero, el ron y el tabaco, y hasta lo tornan de bruces y le propinan tremenda paliza; ¡el santo tiene que soportar todo eso, porque para eso es santo! Y todas esas ideas descabelladas, quieren también aplicárselas a Dios… Para ellos Dios es Amor, pero no para aceptar todo lo que representa o lo que ofrece ese amor: la salvación del alma, el arrepentimiento; sino que para ellos Dios es Amor significa que Dios soporte, tolere, se haga de la vista larga, ignore los pecados de ellos, sus impiedades, sus injusticias, sus vicios, etc.

Y cuando se les habla de que Dios es Fuego consumidor se alarman, se ofenden, se violentan. El Dios del concepto de ellos es un dios muñeco, un dios maniquí; es cierto que Dios es Amor pero aquellos que menosprecian, desprecian, o rechazan ese amor se colocan fuera del alcance de ese amor, y por ese mismo gran amor que ellos han rechazado Dios tiene que excluirlos, consumirlos, pues el pecado al final será juzgado, castigado, y excluido de la creación del universo y solo existirá en el lago de fuego y azufre donde estarán para siempre el diablo, los demonios, y todos los mortales que no creyeron, ni obedecieron al Evangelio, que rechazaron así el gran amor de Dios manifestado en la cruz del calvario, en la persona de nuestro Señor Jesucristo. Si Dios dejara que los pecadores fueran al Cielo, el Cielo dejaría de ser Cielo.

Dios en su amor de otorgar un nuevo inicio en la raza que se había corrompido demasiado, destruyó al mundo con un diluvio. Dios en su amor como sacando la manzana podrida del barril, destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra. Dios en su amor abrió el mar Rojo en seco para que pasara el pueblo de Israel, y los que rechazaron ese amor perecieron allí mismo. Dios en su amor envió a su Hijo al mundo, los que le aceptan son salvos, los que le rechazan ya están condenados.

Amigo mío, Dios es Amor y es Fuego, amor perdonador y fuego consumidor. No hay nada de contradictorio en esto, Dios es santo y justo, y no dará por inocente al pecador. Tú determinarás si te abrigas en Su amor, o te pones en Su fuego.  ¿Qué harás?  Decide hoy, mañana puede ser demasiado tarde.  Dios les bendiga.

 

 

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