La verdadera fuente de revelación. 1 Corintios 2:6-13.


“Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.  Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.  Antes bien, como está escrito:  Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.  Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.  Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.  Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.”


CONCLUSIONES.

Un dicho popular reza que lo que conocemos es apenas como una gota de agua y lo que desconocemos como un gran océano.  Esto es cierto en el ámbito material y también en el ámbito espiritual.  Es tan verídico, que desconocemos nuestro futuro, desconocemos las incidencias que tendrán las acciones y decisiones que estamos tomando hoy y a duras penas, alcanzamos a recordar algunas cosas de nuestra vida pasada; es decir, algo más de la mitad de nuestras vidas es completa incertidumbre.  Dios que conoce el pasado, presente y futuro, nos da la fuente de revelación y conocimiento que es su Santo Espíritu, eso sí hay que aclarar varias cosas:

1.  El Espíritu Santo de Dios no lo tiene todo el mundo, solo aquellos que recibieron a Jesucristo como su Señor y Salvador y fueron bautizados tanto en agua, como en Espíritu.  Si la persona persevera en los caminos de Dios, alcanzará entonces suficiente madurez espiritual, para disfrutar de esa sabiduría que proviene de Dios.

2.  Dios no puede revelar todas las cosas, al menos en este tiempo porque algunas revelaciones nos harían daño; pero cuando lleguemos al cielo, allí serán abiertos nuestros ojos y nuestro entendimiento y comprenderemos todo lo que se nos había escondido.  Las cosas que nos revela Dios son un misterio para las personas naturales, aquellas que no han nacido del agua y del Espíritu, pues para ellos son locura.  Estas revelaciones (cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han estado en el corazón de ningún hombre) las ha preparado Dios, para todos aquellos que le aman de verdad; y el amor a Dios se refleja en el cumplimiento de sus mandamientos; pues dice Dios:  Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” Juan 14:23.

3.  El diablo con sus espíritus inmundos también pueden suplantar al Espíritu Santo de Dios y entregar falsas revelaciones; es por eso que la Biblia insta al cristiano a probar los espíritus, cada vez que tenga una revelación.  Hay que recordar que hay espíritus de adivinación, pertenecientes al reino de las tinieblas, que pueden tener acceso a hechos y circunstancias de la vida real y que hablan en base a ellos, o en base a sus planes mentirosos y malévolos.

4.  La sabiduría de este mundo perecerá junto con sus sabios; más la sabiduría de Dios es eterna y también lo son sus verdaderos hijos, quienes se han convertido de corazón.  Es como decir que una ciudad a pesar de sus avances tecnológicos desaparecerá ante un evento catastrófico con todo y su tecnología; así mismo desaparecerá el mundo con su sabiduría.

5.  El sabio del mundo no puede entender la sabiduría de Dios, porque la sabiduría del mundo es material y la sabiduría de Dios es netamente espiritual. Eso es como tratar de probar la existencia de Dios en un laboratorio de física, a lo que el sabio concluye que no hay Dios.  El sabio del mundo junto con su sabiduría perecerá, porque ambos son temporales; sin embargo, el sabio tendrá que dar cuentas delante de Dios, pues la sabiduría terrenal, debe conllevar a reconocer y buscar la sabiduría de Dios.  Si el mundo hubiese conocido la sabiduría de Dios, dice la Palabra, no hubiera crucificado a Jesucristo.  El mundo lo crucificó porque pensaron que era un loco o un mentiroso; más no porque fueran sabios espirituales.  Es por la misma razón que el hombre le hace fiesta al diablo en los carnavales, pues su sabiduría material no le alcanza para dimensionar la malignidad de este ser, sino para creer que el diablo es medio bueno y que pueden pasar un rato ameno en su compañía.

6.  El Espíritu Santo de Dios es el que escudriña todo cuanto existe, aún lo más profundo de Dios mismo; es por eso que la sabiduría espiritual no se puede obtener mediante libros, ni mediante yoga, ni mediante reflexión, ni mediante sacrificios; solo se puede obtener a través de una comunión directa con el Espíritu Santo.  Es de anotar que en la Biblia están las revelaciones de acceso público, las que el Espíritu Santo reveló a los profetas y las habladas directamente por el Hijo de Dios, a las cuales el hombre tiene entrada y las cuales puede entender correctamente mediante la asesoría del Espíritu Santo.  Solo que como su nombre lo indica el Espíritu de Dios es santo y mientras el hombre no se encuentre santificado, entonces no tendrá forma de comunicarse con Él.  Esta santidad se obtiene mediante la renuncia al hombre de pecado y el lavamiento permanente por medio de la Sangre de Jesucristo.

7.  El espíritu del hombre, que es la porción de Dios que hace presencia en el hombre, este también conoce lo más escondido del hombre.  Podríamos decir, que el espíritu del hombre son los ojos de Dios presentes en cada persona.  Entonces, el espíritu del hombre sabe todo sobre el hombre, mientras el Espíritu Santo sabe todo sobre Dios.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

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