¿Amas de verdad?. 1 Corintios 13:4-8


El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.  El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.”
 
CONCLUSIONES.

Para comenzar tenemos que hacer distinción entre varios tipos de amor:  El amor fraternal que se da entre miembros de una familia, el amor de pareja que se da entre dos personas de sexo opuesto y el amor de Dios que se derrama en toda criatura que nace de nuevo a través del agua y del Espíritu, nacimiento que lo constituye en un verdadero hijo de Dios y alguien que ama de verdad.  Es de anotar que solo el amor de Dios trasciende la vida y la muerte y que los otros amores fuera de ser inestables se acaban con la muerte física.  El amor de Dios trasciende porque su fuente que es Dios es eterna.

A continuación, las cualidades de un amor verdadero, el cual proviene de Dios y no de los hombres:

1.  El amor es sufrido.  El que ama sufre por los demás, antes que por sus propios problemas.

2.  El amor es benigno.  El que ama, todos sus hechos conducen al bienestar del prójimo, y al suyo propio.

3.  El amor no tiene envidia; porque no está pendiente de lo que logran los demás, para compararse con ellos.

4.  El amor no es jactancioso; porque el que ama, llega a olvidarse de sí mismo y de sus logros.

5.  El amor no se envanece; porque el que ama, nunca se exalta a sí mismo.

6.  El amor no hace nada indebido; porque siempre busca el bienestar de todos.

7.  El amor no busca lo suyo; porque se centra es en el prójimo.

8.  El amor no se irrita; porque su ánimo es el de irradiar paz y confianza

9.  El amor no guarda rencor, porque su fin es amar y no odiar.

10.  El amor no se goza de la injusticia; pero sí se goza con los justos y sus acciones.

11.  El amor se goza de la verdad, porque detesta la mentira.  Si aún dices mentiras, aunque estas sean “piadosas”, el amor está lejos de ti.

12.  El amor todo lo sufre, porque no hay amor sin sacrificio.  Para amar debes sacrificarte a ti mismo, Jesucristo demostró el máximo amor en la cruz del calvario, al morir por nuestros pecados.

13.  El amor todo lo cree, pues la fe es uno de sus pilares.

14.  El amor todo lo espera, porque siempre mantiene viva la esperanza.

15.  El amor todo lo soporta; porque la paciencia es uno de sus pilares

16.  Y finalmente, el verdadero AMOR NUNCA DEJA DE SER, es decir nunca cambia; porque está fundamentado en Dios y su hijo Jesucristo.  Si alguien amaba ayer; pero hoy odia o es indiferente, entonces tal amor no es verdadero.  Hay que recordar que el AMOR es la columna vertebral tanto del primer gran mandamiento como del segundo.  El amor es la esencia de Dios y de su Hijo.

 

EL AMOR ES EL MAYOR DE LOS SACRIFICIOS.

Veamos lo que dice este texto en 1 Corintios 13:1-3: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.  Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.”

Cualquiera podría pensar que, con el hecho de repartir un poco de sus bienes a los pobres, entonces estaría practicando el verdadero amor y ya tendría asegurada la salvación.  Otros como en el caso de los seguidores de algunas sectas, piensan que, si entregan su vida en sacrificio en un atentado contra otros seres humanos, entonces pasarán derecho al reino de su dios.

Si modificamos un poco las circunstancias y las ajustamos al contexto bíblico, resultaría que, en el primer caso, la persona reparte todos sus bienes y no un poquito; y para el segundo caso, entrega su cuerpo voluntariamente a la muerte; pero sin atentar contra su prójimo.  Aún bajo estas nuevas circunstancias, si no hay AMOR, de nada le sirven los sacrificios al hombre; porque el AMOR es el mayor de los sacrificios que Dios exige como muestra de que somos sus verdaderos hijos.

En el verdadero amor ya no existe el YO con sus pasiones y deseos, solo existe el PRÓJIMO; este es el indicador del AMOR REAL, el amor que proviene de Dios y que se expresó a través de Jesucristo, con su muerte en la cruz.  De ahí que los dos grandes mandamientos tengan como columna vertebral el AMOR.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

 

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