¿Cómo está tu visión espiritual? 1 Corintios 13:12
CONCLUSIONES.
Quizás uno de los mayores obstáculos en la fe del hombre,
consiste en que Dios es espiritual y el cielo donde está su trono también lo
es. Nuestros ojos físicos entonces no
pueden ver a Dios y tampoco pueden ver ese bello universo. Por esa misma razón es que no pueden probar
la existencia de Dios y de su morada en un laboratorio, dado que no se ve, no
se palpa y tampoco se oye.
Sin embargo, los verdaderos cristianos gozan de ciertos
privilegios que lo ponen en contacto directo con ese mundo espiritual, por
ejemplo:
1. El don de profecía
permite recibir palabra directamente del Espíritu Santo de Dios para
transmitirla a otras personas o para sí mismo.
2. El don de lenguas,
permite que nuestro espíritu hable directamente con el Espíritu Santo de Dios,
en lenguas que no conocemos. Aquí
nuestro espíritu clama por nuestra alma ya que él sí conoce nuestras
necesidades espirituales.
3. En visión en
sueños, Dios nos puede mostrar cualquier cosa relacionada con su mundo, así
mismo nos puede dar cualquier mensaje.
4. En palabra
directa, Dios puede hablarnos al oído a través de su Santo Espíritu. Esto se presenta con mayor frecuencia cuando
estamos en ayuno y oración. También se
puede presentar en la madrugada cuando el cuerpo está todavía en estado de
somnolencia.
5. Jesucristo está sentado
a la diestra del trono de Dios, pero también puede venir en su cuerpo glorioso
y presentarse en un sitio donde haya una o más personas en ayuno y oración
clamando por su presencia.
6. El alma de
cualquier cristiano también puede ser sacada del cuerpo por los ángeles de Dios
y llevada a cualquier sitio del mundo espiritual, podría ser llevada al
paraíso, al infierno, a la gran ciudad celestial, etc. Los testimonios relacionados con estos
eventos son muchos y hasta se han escrito libros sobre estos “paseos”
celestiales.
7. Cuando nosotros
hayamos madurado como cristianos entonces serán activados los sentidos
espirituales y podremos sentir la presencia de Dios a nuestro lado sobre todo
cuando estamos en oración. Dios tiene
una promesa para sus hijos y consiste en que donde estén dos o más personas
reunidas en su nombre, allí estará su presencia y si allí hay cristianos de fe,
entonces sentirán la cercanía del Señor.
La idea es que aún no se nos puede revelar todo, porque
entonces ya no habría fundamento para nuestra fe, que consiste en la certeza de
que lo que no se ve. Si pudiéramos ver a
Dios y sus ángeles, al cielo y al infierno, entonces ya no habría fe y el
hombre se vería obligado a creer y escapar del juicio venidero; en cambio si
las cosas siguen así, cada persona puede libremente tomar la determinación de
creer o no creer. Si Dios mostrara a
cada ser humano las angustias y los tormentos de la gente que está en el
infierno, seguramente todas las personas se arrepentirían sin protestar; pero Dios
no quiere esto, Él quiere personas que le amen en espíritu y en verdad, que le
amen libremente, que tomen la decisión de acercarse a Dios mediante la fe.
Si recibimos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador y
vivimos una vida de obediencia y santidad, entonces un día podremos ver cara a
cara al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo de Dios, así mismo podremos ver la
gran ciudad celestial y la nueva Jerusalén donde morarán por una eternidad los
verdaderos hijos de Dios. Cuando estemos
allá entonces conoceremos lo más encubierto de nuestras vidas, hasta los
detalles de cómo fuimos formados por Dios.
Ahora vemos como por un espejo opaco, que ya tiene problemas de
refracción, pero ese día veremos todo claramente, así como vemos lo material
con nuestros ojos físicos.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.