Nadie se salva por su cuenta.

Nos encontramos ante un mundo lleno de problemas, de maldad, de enfermedades, de hambre, de miseria, de violencia, de guerras, de muerte, etc.  Bíblicamente podemos decir que todas las señales están dadas para la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo; pero ¿Qué hay de la situación del hombre?  ¿Si hoy viene Jesucristo, crees que has cumplido con todas las condiciones para ser llevado al cielo?  ¿Si hoy te mueres crees que no hay méritos para que los ángeles de la muerte te lleven al infierno?

Muy pocos se harán estas preguntas, primero por ignorancia, pues el hombre desconoce todo lo que Dios ha establecido para su vida y tampoco quiere saberlo; y segundo, el hombre está en un estado de letargo espiritual, pues solo se acuerda de sus actividades terrenales como compartir en familia, estudiar, descansar, dormir, trabajar, viajar, parrandear, negociar, etc. y no se acuerda de que tiene un creador y un propósito aquí en la tierra.  Si usted fuese confrontado en esta hora acerca de su salvación, ¿Qué respondería?  A continuación, están algunas de las posibles respuestas:

-  Muchos se sienten seguros en su religión y creen que por el solo hecho de ser adeptos de alguna ideología, ya tienen asegurado un tiquete que les confiere la salvación.

-  Otros sin necesidad de acudir a una religión, se creen suficientemente buenos para merecer el galardón de la salvación, además de que dicen dar limosnas.

-  Otros dirán que confían en sus santos devotos, para que intercedan por ellos en la hora decisiva.

-  Otros están confiados en que el amor de Dios es tan grande que no dejará a nadie sufriendo en el tormento del infierno.

-  Otros están confiados en que el infierno no es como lo pintan y que, si les toca ir allá por algún desafortunado motivo, entonces lo más seguro es que también puedan disfrutarlo.

-  Otros padecen el síndrome de “multitud”, es decir hacen lo que todos hacen o simplemente no hacen nada y van hacia donde todos van, por tanto, piensan que la mayoría siempre conduce a cosas buenas.  Hay que recordar que la puerta que lleva a la perdición es ancha y por allí transita la mayoría del mundo.

-  Otros confían en sus propios criterios, en sus propios conceptos, en sus dogmas y de esta manera están desestimando o rechazando el sacrificio de Jesucristo en la cruz del calvario.

 

¿PERO QUÉ NOS DICE DIOS A TRAVÉS DE SU PALABRA?

1.  Dios nos dice que solo hay un camino y una puerta, por donde debemos entrar para ser salvos.  Nadie nos va a obligar a entrar por dicha puerta, tampoco se llega allá por la ley de gravedad; es más, esa puerta es tan estrecha, que tenemos que esforzarnos para entrar por ella.  Jesucristo derramó su sangre en la cruz del calvario y esa sangre nos limpia de toda maldad, pero sino acudimos a Jesucristo arrepentidos, igualmente vamos a seguir sucios de pecado.  No podemos saltar la “barrera” como los ladrones, hay que entrar por esa puerta que es Jesucristo.  No podemos buscar la puerta a la vida eterna en otro lugar o en otro personaje, pues el único camino es Jesucristo.

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”  Juan 14:6

2.  Dios nos dice que solo hay un mediador que es Jesucristo.  Si estás esperando que alguien (de los muertos) hable por ti ante el Padre, estás perdido, pues nadie fuera de Jesucristo tiene el privilegio de estar sentado a la diestra de Dios para interceder por nosotros.  Los que murieron con Cristo están en este momento en el paraíso esperando el juicio de la humanidad y los que murieron sin Cristo están siendo atormentados en el infierno; pero ninguno de ellos está a la diestra de Dios.  El problema es que, si no acudimos a Jesucristo, seguiremos siendo unos desconocidos para Dios, pues solo alcanzamos la gracia y la redención mediante Jesucristo su Hijo.  Si eres uno de los que confían en imágenes, le cuento que saldrá mejor favorecido si confía en una piedra; pues esto es abominación para con Dios.  Si confía en que habrá más dioses y que cada uno tiene ciertos privilegios para con los hombres, ya tienes los dos pies en el infierno; pues solo Dios, cuyo nombre es Jehová, fue el creador de todo el universo.

Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. 1 Timoteo 2:5

3.  Dios nos dice que solo podemos ser salvos en el nombre de Jesucristo.  Puede ser que usted haya acudido a alguna secta o a una religión rara y que allá le hayan garantizado que tendrá vida eterna; pero no se equivoque, pues solo Jesucristo bajó se cielo, se hizo hombre, padeció, fue crucificado, resucito al tercer día y se sentó nuevamente a la diestra de Dios el Padre.  Por esa razón tan trascendental es que no ha habido ni habrá otro nombre en quién podamos ser salvos fuera de Jesucristo.  De los líderes religiosos ya fallecidos no se encuentran ni los huesos, en cambio Jesucristo vive para siempre.

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”  Hechos 4:12

 4.  Dios nos dice que solo mediante la sangre hay remisión de pecados y que solo aquella sangre del Cordero Hijo de Dios derramada en la cruz del calvario puede limpiarnos.  La cruda realidad es que nadie fuera de Jesucristo, derramó su sangre en sacrificio puro y sin mancha delante de Dios; por tanto, es imposible que un ser humano o un supuesto “santo” pueda interceder por nosotros; pues nunca fue crucificado por causa del pecado de la humanidad y si se hubiere hecho crucificar, su sangre es inmunda, pues es pecador y trató de suplantar al Hijo de Dios.

… en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. Efesios 1:7

En síntesis, tienes que acudir a Jesucristo arrepentido, recibirle como su Señor y Salvador y empezar a vivir una vida de obediencia y santidad; de lo contrario solo te espera el castigo eterno en vez de una vida llena de gozo en el reino de los cielos.  Y si continuas indiferente, sin hacer nada al respecto, entonces resultarás caminando como la mayoría del mundo por un camino que lleva a la perdición.

NADIE SE CONDENA POR PECADOR; SINO POR RECHAZAR EL SACRIFICIO DE JESUCRISTO, pues Jesucristo tiene la facultad de perdonar todos nuestros pecados y presentarnos limpios, puros y sin mancha delante de Dios.  No sea usted uno de los que no hacen nada por su salvación; esto es un asunto serio, no espere a darse cuenta de la gravedad de esto, cuando esté ardiendo en llamas.  Y si esta palabra le parece demasiado dura, ¿no es mejor que se la digan ahora que está a tiempo de cambiar el rumbo de su vida y no estar maldiciendo en el infierno porque no hubo nadie que le dijera la verdad?

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

 

 

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