La antesala del arrepentimiento
2 Corintios 7:8-10
“Porque, aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.”
Este texto bíblico muestra claramente que el apóstol Pablo envió una carta
de amonestación al pueblo cristiano de los Corintios y que esta carta los puso
tristes por algún tiempo, dado que en ella los estaba exhortando a alejarse
del pecado y a vivir en santidad. Lejos
de pensar en turbarles la paz, esta carta desencadenó tristeza; pero esta
tristeza los llevó al arrepentimiento y este arrepentimiento finalmente los
llevó a asegurar la salvación.
El mundo de hoy está siendo amonestado por Dios a través de muchos medios
de comunicación; pero el hombre permanece indiferente, pues su mirada está
puesta en las cosas del mundo y no en las cosas de Dios, por tal razón el hombre
no se arrepiente sino que sigue en su vida pecaminosa y por esto el mundo de
hoy agoniza. No han acogido la palabra
de Dios en sus corazones y por tal razón la palabra no puede hacer su obra
transformadora y tampoco puede producir tristeza en el hombre, para que este se
vea obligado a llegar mediante el arrepentimiento hasta los pies de Jesucristo.
El mundo se entristece a causa de las enfermedades, a causa de las
dificultades económicas, a causa del desempleo, a causa de las condiciones de
vida, a causa de los desastres naturales, a causa de los conflictos, a causa de
la corrupción, a causa de la injusticia, a causa de las imposiciones de los
gobiernos, etc.; pero la causa más importante por la que el mundo debería estar
triste es por pecar contra Dios, por desagradar a Dios con su vida, por ser
indiferentes e incrédulos; pues esta TRISTEZA es buena, esta tristeza conlleva
al ARREPENTIMIENTO y finalmente este arrepentimiento produce SALVACIÓN. Por eso la tristeza es la antesala del
arrepentimiento; es la revelación de que la Palabra está haciendo su obra, que
está convenciendo al hombre de que es pecador y que necesita a Jesucristo para
ser perdonado y sanado. En
contraposición a esta tristeza buena, está la tristeza del mundo que causa
muerte; es decir, no tiene ningún efecto benévolo con el alma y el espíritu,
los cuales seguirán ajenos a la voluntad de Dios, los cuales seguirán
indiferentes al llamado de Dios y finalmente por estas causas, luego de la
muerte, el hombre espiritual se verá obligado a morir espiritualmente; es
decir, será obligado a estar en el lago de fuego y azufre por una eternidad.
Enamórate de la tristeza que produce salvación y en cuanto a las tristezas
del mundo colócalas en manos de Dios, ya que El se encargará de tu cuidado, si ya
has recibido a Jesucristo como tu Señor y Salvador. Si no lo has recibido, todavía las puertas
del arrepentimiento están abiertas, acude pronto porque no estarán abiertas
indefinidamente.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.