Por obras nadie se salva.
Gálatas 2:15-16
“Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los
gentiles, sabiendo que el
hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser
justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por
las obras de la ley nadie será justificado.”
CONCLUSIONES.
Muchos piensan que se llega a la salvación haciendo buenas
obras, o en su defecto obedeciendo los diez mandamientos básicos entregados a
Moisés. Recordemos que, en el periodo de la ley, nuestra salvación dependía del
cumplimiento de ellas; pero que, con la venida de Jesucristo, entramos en el
periodo de la gracia, donde Dios nos presentó gratuitamente el camino de la
salvación. Ahora somos salvos solamente
aceptando a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador y creyendo que el
sacrificio que Él hizo en la cruz del calvario es suficiente para lavar
nuestros pecados y justificarnos delante de Dios. Desde el momento que ocurre
la conversión del hombre en una nueva criatura, revestida del Espíritu Santo,
entonces su deleite estará en la obediencia a la Palabra y por tanto se
cumplirá el texto que dice: “La fe sin obras es muerta”.
Ser justificado, es quedar libre de toda culpa de pecado y
como todo buen hijo, pasar a disfrutar del gozo eterno en el reino de los
cielos. Esta justificación tiene dos
condiciones muy importantes:
1. Creer en
Jesucristo.
No es posible recibir la justificación si no creemos en
Jesucristo. Debemos creer que Él es
nuestro Señor y Salvador, también debemos recibirle en nuestro corazón y vivir
una vida de obediencia y santidad a Dios.
No es posible obtener la justificación si solo creemos en nosotros
mismos (porque a lo mejor nos creemos tan buenos, que le exigimos a Dios la
justificación en base a nuestros actos).
No es posible obtener la justificación si creemos en la evolución; pues
estaríamos desechando la Palabra de Dios en cuanto a su creación. No es posible obtener la justificación si
creemos en un hombre o mujer o supuesto dios; pues ninguno de ellos bajó de los
cielos y se hizo hombre para mostrarnos el camino de la salvación. Tampoco es posible la justificación si no
creemos en Dios y su hijo Jesucristo; es de anotar que muchos creen en Dios;
pero están buscando otra cosa (poder, estatus social, dinero, posesiones,
diversión, etc.), tales personas también son incrédulas; pues el que cree,
también pone por obra aquello en lo cual ha creído. Tampoco es posible que una
persona sea justificada solo porque va a la iglesia los domingos; a no ser que
ya haya nacido de nuevo y esté viviendo en plena fe para Jesucristo.
2. Tener fe.
La fe viene del escuchar, leer y meditar la Palabra de Dios
y esta fe se vivifica, cuando la Palabra se ejecuta, o se transforma en
obras. No es posible tener fe (la que da
vida eterna); si lees las obras de Gabriel García M., o si tienes un concepto
diferente de la vida y por tanto no crees necesaria la Palabra de Dios. Tampoco puedes tener fe a través del
sufrimiento, ni a través del arduo trabajo, ni a través de una familia bien
levantada, ni por ser un excelente empleado, hijo o padre de familia.
Es totalmente necesario que tengas fe en la Palabra de Dios
y que creas en Jesucristo, para que obtengas la justificación, el perdón de tus
pecados y la vida eterna. Favor recordar
que nadie se puede salvar si cumple a cabalidad con los 10 mandamientos; pero
su fe es muerta o solo recuerda a Jesucristo como un personaje histórico.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.