Funciones del cuerpo de Cristo.
Efesios 4:11-16
CONCLUSIONES.
Jesucristo murió y resucitó al
tercer día y está sentado a la diestra de Dios Padre con un cuerpo glorificado;
sin embargo estamos hablando de otro cuerpo, entonces de qué se trata? Cada que un hombre nace de nuevo y se
convierte en verdadero cristiano, entonces pasa a ser miembro del cuerpo de
Cristo. Este cuerpo no es a nivel físico
sino espiritual y este cuerpo esta conformado con todos los que fueron lavados
y purificados con la sangre de Jesucristo; es decir, aquellos que son
totalmente unas nuevas criaturas. Este
cuerpo tiene una sola cabeza y esa es Cristo.
Estas criaturas, en forma similar como sucede con los miembros de
nuestro cuerpo físico, pasan a conformar los miembros del cuerpo de Cristo,
cada uno con funciones específicas es decir, somos adheridos al cuerpo de
Cristo para cumplir propósitos especiales y también para recibir bendición.
Como han de suponer este cuerpo de
Cristo es santo y por tanto a este cuerpo no se puede adherir una persona que
viva en pecado; tiene que ser lavado en la sangre de Jesucristo y santificado a
través del Espíritu Santo de Dios para que pueda hacer parte de dicho cuerpo,
en síntesis tiene que nacer de nuevo. Este
cuerpo tiene unas funciones especiales para el beneficio de sus miembros:
1.
Perfeccionar a los santos.
A cada miembro se le entregan
dones y ministerios con los cuales puede edificar y perfeccionar a otros
miembros del mismo cuerpo y a sí mismo.
La santidad de cada miembro debe ir en aumento constante, la cual nos
debe acercar cada día más a Dios y prepararnos para ejecutar la gran comisión
de ir por todo el mundo predicando el evangelio y haciendo nuevos discípulos. Es santo aquel que se ha apartado del mundo y
del pecado y se ha consagrado al servicio de Dios y una vez ingrese al cuerpo
de Cristo, entonces debe seguir creciendo en santidad, fe y conocimiento hasta
llegar a tener las mismas cualidades de Jesucristo.
2.
Edificarnos como cuerpo de Cristo.
Si los miembros son edificados y
perfeccionados independientemente, entonces esto redundará también en la
edificación y el crecimiento del cuerpo de Cristo en general.
3.
Llevarnos a la unidad de la fe.
El hecho de pertenecer a un
cuerpo, hace que estemos recibiendo los mismos nutrientes, la misma savia que
están recibiendo el resto de miembros del cuerpo. Al ayudarnos y animarnos mutuamente podríamos
decir que vamos a mantener el mismo nivel de fe, dado que estamos recibiendo el
mismo alimento de espiritual.
4.
Llevarnos a la unidad del conocimiento de Cristo.
Al ser partícipes de este cuerpo y
haber muchos miembros con dones activos del Espíritu Santo, entonces
permanentemente estamos recibiendo revelación de Dios, y estas revelaciones traen
consigo conocimiento espiritual, el cual nos llevará a acercarnos cada día más
a Dios. Es de anotar que la mayor parte
de las revelaciones están ya escritas en la Palabra que nos fue entregada hace
más de dos mil años y en la cual, si escudriñamos cada día, vamos a encontrar
nuevas revelaciones.
5.
Llevarnos a la medida de la estatura de Cristo.
Cristo es el máximo expositor de
las virtudes de Dios y a Él es quien debemos imitar. Debemos imitar su amor, su fe, su paciencia,
su misericordia, su justicia, su humildad, su mansedumbre, etc. de tal forma
que podamos ser similares en todo a Jesucristo; menos en que Él es el
primogénito Hijo de Dios. Y esto es
lógico, cuando pensamos en que los verdaderos hijos de Dios, somos hermanos
menores de Jesucristo y coherederos junto con El en el reino de los
cielos. Por tanto podemos crecer hasta
llegar a esa estatura que nos mostró Jesucristo y cuando lleguemos a ella, ya
no seremos como “niños fluctuantes”, más bien estaremos firmes, consolidados y
cimentados en el evangelio de Jesucristo y ya no andaremos buscando iglesias a
ver en cuáles hablan más bonito o cantan más hermoso, o a ver en cuales nos
dicen lo que deseamos escuchar; pues algunos hombres usan las artimañas del
error para arrastrar personas hacia las sectas o religiones que están enfocadas
en doctrinas de error y cuyo propósito es hacer que se pierdan las almas en el
infierno (aunque pareciera que buscan la redención del alma). En síntesis, aquí el cuerpo de Cristo nos
lleva, si así lo permitimos, a ser un varón perfecto o mujer perfecta.
6.
Crecer en todo mediante la cabeza que es Cristo.
Los miembros tienen que estar sujetos a una cabeza, que, para el caso del cuerpo de Cristo, es el mismo Cristo. De esta manera, así como unos miembros sanos crecen dentro de un cuerpo, también nosotros como miembros de Cristo, debemos crecer en todo, sobre todo en las virtudes que destacan a un verdadero cristiano. Esto se hace siguiendo la verdad, el amor, la justicia y la paz entre otros. Si el cuerpo está bien concertado y unido por todas las coyunturas y hay ayuda mutua entre sus miembros, entonces el cuerpo crecerá y cada miembro tendrá la fuerza suficiente para luchar contra las tinieblas. Según la actividad propia de cada miembro, este recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
7. Asegurarnos la
vida eterna.
“El que persevera hasta el fin será salvo” lo dice la
escritura. Pero perseverar solos y
resistir no sería posible y para eso es que Dios creó la figura del cuerpo de
Cristo. Allí nosotros como parte de ese
cuerpo, estaremos unidos, recibiendo conocimiento, calor espiritual, ánimos
para luchar y sobre todo allí en comunión con el Espíritu Santo, tendremos las
armas y la armadura necesaria para luchar contra las tinieblas. No hay cosa semejante en la tierra, ni en
ninguna religión, ni en ninguna secta; el cuerpo de Cristo existe, porque su
cabeza también existe y el hecho de la cabeza ser el Hijo de Dios, entonces
tenemos asegurado el camino, la verdad y la vida. Fuera de Jesucristo solo hay muerte, a pesar
de que haya hombres y religiones que prometan muchas cosas. El fin último del cuerpo de Cristo es
manteneros firmes y creciendo hasta que partamos hacia el reino de los cielos.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.