¿Le preocupa su salvación?
Filipenses 2:12-13.
CONCLUSIONES.
¿Quién no tiene ocupaciones?
La vida en el mundo actual es muy agitada, porque tenemos múltiples
ocupaciones y generalmente no nos alcanza el tiempo para atender cada una de
ellas, máxime cuando la mayor parte del tiempo estamos laborando en nuestro
negocio o en alguna empresa como empleados.
Fuera de esto hay un agravante, que consiste en que los tiempos están
corriendo demasiado rápido, primero porque es la voluntad de Dios que estos
tiempos sean acortados y segundo porque nos mantenemos tan entretenidos que el
tiempo vuela literalmente.
Pero si hacemos un análisis de las ocupaciones de cada ser
humano, encontramos que la mayoría se ocupa en cosas temporales de este mundo y
no se acuerdan de Dios, quien nos dice: “Ocupaos de vuestra salvación con
temor y temblor”. Hay cosas a las
cuales tenemos que dedicar todas nuestras fuerzas y todo nuestro tiempo; pero
seguramente que la salvación no está como prioridad en nuestra lista de tareas;
quizás porque somos indiferentes ante la vida eterna, o porque no creemos que
haya una vida más allá de la muerte.
Todos nuestros esfuerzos en las cosas materiales van a perderse cuando
Dios nos llame a su presencia, todo ese tiempo que invertimos en cosas materiales
lo habremos literalmente perdido: El
esfuerzo por triunfar en nuestro trabajo, el esfuerzo por sacar nuestro negocio
adelante, el esfuerzo para ayudar a crecer a nuestra familia, el esfuerzo para
vivir sosegada y cómodamente, el esfuerzo para competir con el mundo moderno;
todo esto queda tirado a la “basura” cuando tengamos que presentarnos delante
de Dios en el juicio final y nos pregunte: ¿Qué has hecho con tu tiempo? Seguramente allá temblaremos de pánico al ver
que no hicimos nada de importancia; pues nos daremos cuenta de que descuidamos
lo más importante, nuestra salvación y que ahora que estamos muertos
físicamente, ya no hay nada que hacer, ya no hay remedio.
Aquí en la tierra tenemos responsabilidades y hay que
cumplirlas como seres humanos; pero sin olvidar que hay algo de trascendental
importancia que requiere nuestra atención permanente y eso es nuestra
salvación. “Porque ¿qué aprovechará
al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará
el hombre por su alma?” Mateo 16:26. Podemos ser ricos, famosos, grandes
empresarios, grandes personajes y hasta reyes de alguna provincia; pero esto no
servirá de nada, si nuestra alma y espíritu va a parar al infierno luego de
nuestra muerte física. ¿Le temes a un
juicio cuando existe la posibilidad de que salgas culpable y te condenen por
muchos años? Si lo has vivido o lo
puedes imaginar, entonces ya sabes la intensidad con la cual debemos ocuparnos
en nuestra salvación; dice la palabra que también con temblor, pues si aún los
justos con dificultad se salvan; entonces ¿qué podremos esperar de todos
aquellos que están entretenidos con el mundo y que no han considerado que lo
más importante es la vida después de la muerte?
Clamemos a Dios, porque Él es el que pone en nosotros la necesidad y la
disposición para poner en primer lugar de nuestras vidas la salvación del alma.
Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo
haz esta sencilla oración: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me
acerco a ti arrepentido, para que me perdones y me laves con tu sangre
derramada en la cruz del calvario. Yo te
acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi
corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el
templo de tu Santo Espíritu. A partir de
hoy me comprometo a leer tu palabra, a meditar en ella y sobre todo a
obedecerla, para que mi nombre esté inscrito en el reino de los cielos para
siempre. Amen”
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.