¿En verdad eres inteligente?
Colosenses 2:8.
“Mirad que nadie os
engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las
tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según
Cristo.”
CONCLUSIONES.
Dios nos hizo a imagen y semejanza suya y por lo tanto nos dotó
también de sabiduría e inteligencia, entre muchas otras virtudes. Pero; por encima de todo nos dio libertad en
el uso de dichas virtudes: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos
hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición
y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”
Deuteronomio 30:19. La generación de Noé
fue exterminada por Dios a causa de su maldad, mediante el diluvio universal;
miles de años después sucedió lo mismo con Sodoma y Gomorra, mediante una lluvia
de fuego y azufre; y en nuestros días también hay una generación perversa que
está a punto de ser destruida, mediante el derramamiento de las copas de la ira
de Dios, lo cual ocurrirá en la segunda mitad de la gran tribulación.
Todo esto indica que el hombre no ha hecho buen uso de su
libertad; pues su corazón siempre se ha inclinado hacia el mal, le ha gustado
más el deleite de la carne con sus pasiones y deseos que andar en la justicia
de Dios. Al hombre de hoy, como al
antiguo pueblo de Israel, les ha gustado más rendirles culto, honra y alabanza a
las imágenes, a las estatuas, a las esculturas y a los ídolos; pero al Dios
real y vivo lo desecharon, no lo quieren tener en sus vidas. Y qué decir de la desigualdad social, cuando
hay más de 1,500 millones de personas en estado de pobreza absoluta, mientras
los ricos son aún más ricos: “El patrimonio global de los millonarios
sumó 360 billones de dólares entre mediados de 2018 y mediados de 2019, un
aumento interanual del 2,6 %, según el Informe sobre la Riqueza Mundial
publicado este lunes por el banco suizo Credit Suisse. 21 oct. 2019”. Y qué decir de los asesinatos de criaturas
indefensas, que superan los muertos de cualquier pandemia: “Se estima
que, en el período 2010–2014, ocurrieron unos 56 millones de abortos inducidos
cada año a nivel mundial. Esta cifra representa un aumento con respecto a los
50 millones por año observados durante 1990–1994, debido principalmente al
crecimiento poblacional.”. El
hombre definitivamente está en rebelión contra Dios, pues infringe sus
mandamientos y lo ignora como ser supremo, para vivir de acuerdo a sus antojos
y a sus pasiones: “Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó
sus abominaciones, también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos
lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que
hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada.”.
Isaías 66:3b-4.
¿Eres inteligente? Si de verdad lo eres, entonces no te
dejes engañar del mundo con sus tradiciones, sus filosofías, sus cuentos y sus
ritos; más bien debes escuchar lo que dice Dios: “No te dejes engañar con
filosofías, con huecas sutilezas, ni con las tradiciones del mundo”. Sigue a Cristo que Él es la respuesta para
todos los problemas del mundo. Es verdad
que detrás del pecado está el enemigo “satanás”, cuyo propósito es distraer al
hombre y desviarlo hacia el mal, para que este sea destituido de la gloria de
Dios y pierda su salvación. Pero el
diablo no puede obligarnos a hacer nada, somos nosotros quien por cuenta propia
y en uso de nuestra libertad, decidimos seguir sus pasos, decidimos ejecutar
sus insinuaciones y sus propuestas para ignorar a Dios y para alejarnos del
bien. El solo hecho de ignorar a Dios y
la obra redentora de su Hijo, ya es un pecado gravísimo: “El que en él cree,
no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído
en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” Juan 3:18.
Si de verdad eres inteligente, debes correr arrepentido a
los pies de Jesucristo y recibirle como su Señor y Salvador; porque después de
Jesucristo no hay nadie en absoluto que lo pueda salvar. Fuera de Jesucristo, solo hay tinieblas, solo
hay castigo eterno en el lago de fuego y azufre. El diablo podrá ofrecerte honra, riquezas y
hasta reinos, pero el diablo es el príncipe de mentira, pues ha mentido desde
el principio y todos los que en el transcurso de la vida han hecho pactos con
el diablo, ahora están en el infierno siendo atormentados. El reino que les dio fue un lugar de tormento
de un metro cuadrado y allí nadie tendrá más posición social que otros, allí
nadie tendrá más calidad de vida que otros, pues todos son atormentados
igualmente de día y de noche, así le hayan vendido el alma al diablo. El diablo no tiene nada para dar ni tiene
compasión, porque el mismo ya fue juzgado y luego del juicio final será echado
el en lago de fuego y azufre por una eternidad y allá solo le espera el llanto
y el crujir de dientes, lo mismo que a sus seguidores, lo mismo que a todos los
que creyeron más en el mundo que en Jesucristo.
¿Eres inteligente? Haz todo lo necesario para no ir al infierno, pero hazlo mientras estés vivo. Una vez muerto ya no hay solución, allí se termina toda esperanza. Y si su religión le dice que usted está bien, que no necesita ni siquiera leer la Biblia, entonces es la voz del enemigo que lo quiere atrapar, que lo quiere hacer perder. Sin leer la biblia (o escucharla) permanentemente, es imposible que crezca su fe y sin fe es imposible agradar a Dios. ¿Está entendiendo? Muchos están seguros de que se van a salvar, pero ni siquiera leen la Biblia, a ellos el diablo los ha mantenido engañados, para que lo acompañen en su castigo eterno. Otra treta del enemigo es decirle a las personas que solo necesitan ir a la iglesia el domingo y que con eso basta; pero si eres inteligente, busca de Cristo y conviértete de verdad en una nueva criatura, porque el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Juan 3:3.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.
Estimado
amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en
voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti
arrepentido, para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz
del calvario. Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te
pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques,
porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu. A partir de hoy me
comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y
sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por
una eternidad. Amen”.