La primera voluntad de Dios.

1 Timoteo 2:1-4

“Exhorto, ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.”

CONCLUSIONES.

Una es la voluntad del hombre común y otra es la voluntad de Dios; por eso es que tanta gente cuando muere es recogida por los ángeles de la muerte y llevados al infierno, porque andan en contravía de los designios de Dios.  La voluntad de Dios es que todos sean salvos; pero la voluntad de hombre es mayormente apartarse de Dios y hacer su propia voluntad, pues no quiere estar sujeto a nadie, no quiere rendirle cuentas a nadie, máxime cuando se trate de Dios. 

Esta voluntad de Dios no es una camisa de fuerza para el hombre, pues el hombre tendrá libertad de hacer lo que quiera hasta sus últimos días aquí en la tierra, solo que las consecuencias se verán luego de su muerte física.  De esta manera el hombre solo quiere divertirse y pasar bueno en esta navidad, olvidando a su creador e ignorando la cruda realidad de que hoy estamos vivos y mañana podríamos estar muertos y lo peor es que podemos morir en pecado y quedar totalmente destituidos del reino de Dios.

Pero ¿por qué el hombre está más inclinado a hacer su voluntad y no la voluntad de Dios?  Es simple, el corazón del hombre siempre ha estado inclinado hacia el mal, máxime cuando el mundo con sus pasiones y deseos está gobernado por el diablo (todos los hombres exceptuando el pueblo cristiano): “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.” 1 Juan 5:19.  Y este (el diablo) está permanentemente incitando al hombre a hacer lo malo y dándole recompensas, para que acepte el pecado como algo bueno: “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” 2 Corintios 4:4. 

Prueba de ello es que los negocios sucios e ilegales dejan tanta plata; porque ahí está la mano de diablo, recompensando al hombre que hace tales cosas y por su parte el diablo está contento con ellos, pues le están sirviendo en su obra de destruir a la humanidad con homicidios, guerras, estupefacientes, fornicación, adulterio y delincuencia entre otros. 

Si el hombre rechaza el pecado y las insinuaciones del diablo, entonces ese velo de ceguera espiritual le será quitado por Dios para que le resplandezca la luz del evangelio; pero si al hombre antes le gusta este ambiente, entonces vendrá un espíritu de error de parte de Dios, para que siga creyendo en las mentiras del diablo, ya que no creyó en la verdad de Jesucristo.

En cambio, para el cristiano verdadero, la voluntad de Dios es igual a la voluntad del hombre; es decir, el cristiano ha puesto su voluntad a los pies de Cristo, la ha rendido ante la voluntad de Dios, para que se haga en su vida la voluntad de Dios y no la suya.  Esto quiere decir que en su corazón ya no gobierna el EGO, sino que gobierna el Espíritu Santo de Dios, esto es lo que se llama el nacimiento del Espíritu.  Cuando estas dos voluntades andan emparejadas bajo el mismo propósito, entonces el hombre también querrá ser salvo de la misma forma que Dios lo desea para todos los hombres.

¿Pero qué se necesita para ser salvo?  Indiscutiblemente hay que llegar AL CONOCIMIENTO DE LA VERDAD para saber qué es la salvación y también para obtenerla: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Juan 8:32. Y ¿Qué es la verdad?  La verdad es Jesucristo: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Juan 14:6. Y para comprender que Jesucristo es la verdad, entonces hay que escudriñar su Santo Evangelio y obedecer todo lo que allí está escrito, de esta forma la verdad resplandecerá sobre nosotros. 

Claro está, que el día que usted crea en Jesucristo y su obra redentora y se acerque hasta Él para entregarle su vida, a partir de este momento es usted salvo, siempre y cuando se mantenga firme en su convicción de acercarse cada día más a Él a través de su palabra y apartarse cada día más del pecado; este proceso es lo que se llama morir al viejo hombre y renacer como un verdadero hijo de Dios.

Estimado amigo, esta es la primera voluntad de Dios, que todos seamos salvos.  Si usted cree que su alma y su espíritu son muy importantes y que deben ir al cielo después de su muerte física, entonces lo invito a que reconozca que la voluntad de Dios es perfecta para su vida y que debe escudriñar el evangelio de Jesucristo para descubrir esa verdad y ese camino que lo llevará seguro hasta su morada eterna.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido, para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

El sueño espiritual. Romanos 13:11-14

El poder del evangelio (Romanos 1:16-17)

En ningún otro hay salvación. Hechos 4:11-12