Dios hace según su voluntad.

Daniel 4:35 

 Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?”.

CONCLUSIONES.

Hay varias hipótesis sobre lo que produjo la pandemia que estamos viviendo actualmente a nivel mundial: Unos dicen que proviene de animales exóticos como el murciélago, el cual al ser consumido hizo que este virus se pudiera trasladar a los humanos; otra hipótesis habla del control global de la humanidad a través del aislamiento y su posterior vacunación por intermedio de la cual les inyectarían un chip y otros hablan de experimentos en la expansión de las telecomunicaciones, específicamente el G5.

¿Pero qué dice Dios sobre esto? Dios creó los cielos y la tierra y todo ser viviente que hay sobre ella, esto no fue producto de la evolución:  “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.” Génesis 2:1.  Y si Dios creó todo ser viviente, ¿Entonces cómo no podrá tener el control sobre ellos? Este texto dice claramente: “El hace según su voluntad en los habitantes de la tierra”.  

No es casualidad lo que el hombre está padeciendo, no es un producto de la superpoblación, ni del cambio climático, ni del desorden del hombre, ni del mal uso de los recursos naturales, ni un plan maquiavélico de las tinieblas; aunque sí está muy relacionado con el pecado del hombre, esto está enmarcado dentro de un plan perfecto de Dios; eso sí que hay un plan para sus verdaderos Hijos, los que llegan arrepentidos a los pies de Cristo y hay otro plan para el hombre común, aquel que no quiere creer en Jesucristo, aquel que no quiere arrepentirse, aquel que le agrada seguir viviendo en el pecado y en la inmundicia.

Es de anotar, que el mismo Jesucristo ya lo había predicho hace más de dos mil años: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.” Mateo 24:7.  Entonces, cualquiera que sea el medio por donde haya llegado este virus al hombre, aún así está dentro de los planes de Dios, pues nada sucede al azar dentro de la creación de Dios y aún el diablo y su ejército necesitan de la autorización de Dios, necesitan de su consentimiento para ejecutar sus planes en contra de la creación. 

Decir que Dios lo conoce todo es una imprecisión, es más preciso decir que Dios lo orquesta todo; es decir, que cada una de nuestras vidas es una obra de teatro y que Dios esta ahí dirigiéndola en todos sus pasos.  Que Dios conoce el futuro, sí es cierto; pero esto es producto de su control, pues Dios ya tiene programado el detalle de todos los acontecimientos que van a suceder en nuestra vida el día de mañana; y aún antes de nacer ya había un proyecto detallado de lo que íbamos a ser cada uno de nosotros: “Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.” Salmos 139:16

Pero no quiere decir con esto que el futuro sea inamovible; no lo es, pues si una persona se arrepiente de su mal camino y acude a Jesucristo, recibirá el perdón de sus pecados y en vez de maldición, empezará a llegar la bendición de Dios a su vida y su futuro será totalmente cambiado.  Al pasar de muerte a vida, entonces cambiará de rebaño (ahora es del rebaño de los hijos de Dios), donde habrá planes diferentes a los del mundo.  Eso sí que Dios ya sabe de antemano quién se arrepentirá y quién seguirá persistiendo en el pecado.  Dentro de ese futuro inmediato, Dios también tiene programada la partida de este mundo; es así como muchos verdaderos cristianos están partiendo en esta época para el encuentro con su Señor, mientras otros están partiendo para el infierno porque nunca conocieron a Jesucristo, ni se apartaron del mundo y tampoco se apartaron de las religiones, ellos vivieron conformes escuchando la programación del día domingo en sus iglesias, pero en ellos nunca hubo un nuevo nacimiento: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Juan 3:3.

Dios permitió que el pueblo de Israel estuviera 40 años en el desierto, porque tenía que probarlo, para mostrarles qué era lo que había en su corazón.  Ahora Dios envía estas cosas para probar a la humanidad, para mostrarnos qué hay en nuestros corazones.  Supuestamente este tercer pico fue por causa de los dos puentes festivos anteriores, incluyendo el de semana santa.  Muchos fueron los que aprovecharon estos descansos, para ir de viaje, de paseo o de parranda; pero se olvidaron de buscar a Dios; es decir, mostraron lo que realmente había en sus corazones.  Y lo que realmente hay en la mayor parte del mundo es un rechazo a Dios y a su Palabra y es por esto, que están sucediendo tales acontecimientos y por la misma razón seguirán sucediendo aún cosas mayores, porque el hombre no quiere saber nada de Dios y aún ante la adversidad, tampoco quisieron tener en cuenta a Dios.

El juicio de Dios contra Israel fue durísimo:  Una tercera parte murió a espada, otra tercera parte murió de hambre y de pestilencia y el resto fue llevado en cautiverio a Babilonia; pero aún así los que quedaron no se arrepintieron, entonces ¿Qué se espera del mundo actual? De 7,700 millones de habitantes en la tierra solo han muerto un poco más de 3 millones y esto no llega ni siquiera al 1%, y si Israel no se arrepintió con el 67% de muertes, entonces ¿Qué se podrá esperar del arrepentimiento del hombre hoy en día?  Vemos que mientras muchos se mueren, otros siguen en su normalidad, ni siquiera se conmueven, ni siquiera se compungen, ni siquiera muestran ganas de convertirse de corazón a Dios.  Mientras unos mueren adentro de las clínicas, otros están afuera tomando cerveza, dizque para ponerle ganas a la vida, ¿Y por qué mejor no se arrepienten?

En síntesis, todo lo que suceda a nuestro alrededor está orquestado por Dios, quien tiene el control y dominio absoluto sobre toda la creación y sobre todo ser vivo.  Pero si usted desea ser parte de su pueblo escogido, entonces debe acudir arrepentido a los pies de Cristo y vivir en obediencia y santidad a su Palabra. 

No hay otro Dios verdadero y por lo tanto no habrá quien más tenga el control de la humanidad, ni siquiera el diablo, por eso dice el texto: “y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” También debemos anotar que delante de Dios somos insignificantes y por eso también reza el texto: “Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada”.  Solo hay una forma de hacernos visibles delante Dios y grandes en el reino de los cielos y es obedeciendo su palabra:  “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.” Mateo 5:19.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido, para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.

 

 

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