La Palabra de Dios es vida.

Hebreos 4:12

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”

CONCLUSIONES.

¿Se ha tomado alguna vez una medicina que sea tan completa y que además tenga vitaminas, minerales y oligoelementos que ayuden a mantener la vitalidad de su cuerpo?  A la verdad, existen productos naturales con muchas propiedades como el limón, que además de ser un antibiótico natural, ayuda en la curación de más de cuarenta enfermedades; pero esto solo actúa en el ámbito material, pues luego que el cuerpo físico muere, de nada sirve haber tomado muchas vitaminas y minerales, porque cuando el alma y el espíritu abandonan el cuerpo, este muere irremediablemente, dado que la vida está en el espíritu del hombre, el cual proviene de Dios.

Si bien todo lo material es pasajero, hay un alimento espiritual (porque nutre el alma y el espíritu) que es imperecedero y este alimento es la Palabra de Dios.  Todo lo espiritual es eterno y por tanto este alimento trasciende las barreras de la vida y de la muerte, es decir que las “vitaminas y minerales” que reciba de la Palabra de Dios le servirán en su futura vida espiritual, que es la vida que nos espera a cada uno de nosotros luego de la muerte física.  “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.” Juan 6:27.  Es menester entonces trabajar y luchar por esa comida espiritual, aún por encima de la comida material; pues la comida material, luego de preparada dura dos horas para que empiece su proceso de descomposición; sin embargo, la comida espiritual “a vida eterna permanece”, es decir que permanece por una eternidad.  De ahí que es un especial tesoro para Dios un siervo en ayuno, oración y meditación de la palabra, lo cual es contrario a un hombre con la “barriga” llena, contento y deleitándose en los placeres del mundo.

Ahora veamos algunas de las ricas y abundantes bendiciones de la Palabra de Dios; pues el futuro gobierno en la nueva ciudad de Jerusalén, la gran ciudad celestial, estará regida por los principios éticos, morales y de justicia descritos en su Palabra y así mismo la alabanza perpetua a nuestro Dios tiene sus principios en los libros de los salmos de la Biblia.

1.  La Palabra de Dios es viva y eficaz.  Es viva, porque su principal autor Jesucristo es la vida y el mismo declaró: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” Juan 14:6; por tanto su Evangelio también es vida y los que beban de estas aguas (la Palabra) entonces “pasarán de muerte a vida” Juan 5:24.  Y por estar respaldada por Dios y su Hijo Jesucristo, entonces esta Palabra es eficaz, tanto así que hasta los mismos apóstoles resucitaban muertos, amparándose en el poder de la Palabra hablada.

2.  Es más cortante que espada de dos filos.  Esta Palabra tiene el poder de cortar con el pecado y con los vicios, siempre y cuando las personas abran su corazón con fe y acepten la Palabra de buena voluntad; pues si el hombre se acerca con su corazón duro y cubierto con una coraza de incredulidad, la Palabra no podrá hacer efecto en ellos, porque ella no puede violar la libertad que el hombre ha recibido para tomar la determinación de qué hacer y qué no hacer con su vida.  Entonces esta Palabra como espada es capaz de cortar la maldad del hombre y también puede lavarlo porque es “agua de vida”, para que pueda presentarse como una nueva criatura delante de Dios, en una forma limpia, pura y resplandeciente.  Dios no puede acosar al hombre y como buen caballero, espera más bien que el hombre le busque: “Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” Mateo 7:8.

3.  Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos.  La Palabra penetra todos los componentes de la vida del hombre, incluyendo hasta el tuétano de sus huesos en la parte física y en la parte espiritual llega hasta su alma y su espíritu.  Allí en cada una de estas partes ejerce su poder limpiador y santificador.  Habla de partir, porque allí en el alma (corazón, mente y emociones) es donde se asientan pecados como el orgullo, la soberbia y la vanidad; entonces partir estos pecados significa entonces confrontarlos, sacudirlos, diseminarlos y echarlos fuera de su morada permanente; solo si el hombre abre su corazón y permite que Dios actúe en su vida.

4.  Discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.  La Palabra pone al descubierto las intenciones y pensamientos del corazón del hombre, haciéndole ver que Dios es el que escudriña la mente y el corazón y que Él conoce lo que vamos a hablar, aún cuando las palabras no hayan salido por nuestra boca.  Cuando esta Palabra llega a nuestro corazón, entonces entendemos que somos un libro abierto delante de Dios y que Él lo ve absolutamente todo, de tal forma que tenemos que empezar a cuidarnos aún de nuestros pensamientos; pues allí es donde se planean las buenas o las malas obras, las que luego se llevarán a cabo.  Si aceptamos las tentaciones del mundo y de la carne, entonces allí se planean las malas obras que luego se ejecutarán a través de los miembros del cuerpo físico; pero si por el contrario, nos proponemos a recibir allí solo la Palabra de Dios, entonces nuestra mente estará pensando siempre en la justicia y actuará en base a ella.

Como pueden ver estas son unas pocas características de la Palabra de Dios, pero trascendentales para forjar nuestra vida eterna.  Escoge hoy entonces qué tipo de palabra vas a seguir, si la literatura de los hombres o la Palabra viva y eficaz entregada por Dios y su Hijo Jesucristo.  Decide hoy si vivir para el mundo con sus pasiones y deseos o vivir para Dios adentrándose en los misterios de su Palabra; la diferencia entre lo uno y lo otro es que lo primero no te dará vida eterna; pero la Palabra de Dios sí te dará gozo, paz y amor eternos.  Un cuento, una fábula o un prestigioso libro pronto serán olvidados por las próximas generaciones y solo producen una distracción momentánea de la mente; pero la Palabra de Dios vive y permanece para siempre, entonces ¿De cuál de las dos “literaturas” quieres alimentarte hoy?

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido, para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.


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