Jesucristo es eterno.

Hebreos 13:8.

Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.”

CONCLUSIONES.

Para hablar de Jesucristo, indudablemente primero tenemos que hablar de la trinidad: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; es decir las tres personas a través de las cuales se manifiesta el único y verdadero Dios que está sobre todo el universo visible e invisible, que está sobre toda carne y sobre toda criatura existente en el universo.  Los siguientes textos bíblicos son muy interesantes, pero no quiere decir que sean las únicas evidencias de la trinidad:

1.  En la gran comisión el mismo Hijo declara la existencia, personalidad y autoridad de cada una de ellas: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” Mateo 28:19.   Solo las personas tienen un nombre propio; por lo cual no hay duda de que sean tres personas a las que hace referencia Jesucristo, quien es el Hijo, máxime cuando él como persona está haciendo la declaración.

2.  Jesús muestra la evidencia física de las tres personas durante su bautismo en agua en el río Jordán: “Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”.  Lucas 3:21-22.  Lo interesante de esta evidencia es que presenta cada persona en un sitio geográfico independiente de tal forma que es evidente su independencia y localización física durante la visión, aspectos que son imprescindibles para que alguien sea constituido como una persona y muestra en cada una su personalidad, sus atributos y sus virtudes; pues mientras Jesús estaba orando parado a la orilla del río Jordán, el Padre le hablaba desde el cielo confirmando su condición de Hijo y el Espíritu Santo descendía por los aires en forma de paloma.

3.  En la promesa del Espíritu Santo o también llamado el Consolador se muestra la evidencia testimonial de Jesucristo, quien declara que su Padre era el encargado de enviar al Espíritu Santo y también define las funciones que va a tener frente a su pueblo: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.  Juan 14:26. El Padre estaba sentado en su trono en el reino de los cielos, donde también se encontraba el Espíritu Santo, mientras Jesús estaba en la tierra con sus discípulos.  Y una vez Jesucristo asciende a los cielos y se sienta a la diestra del Padre, el Espíritu Santo desciende a la tierra para consolar a los hijos de Dios; aquí también se muestra la evidencia de su independencia geoespacial.

Y para ver la permanencia de Jesus en el tiempo podemos apreciarlo desde estas citas bíblicas:

1.  Jesucristo ya estaba presente al momento de la creación, es tanto que Dios dijo “hagamos”, cuyo uso del plural significa que allí en ese momento ya estaban presentes las tres personas de la trinidad y seguramente el que habló fue Dios el Padre: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Génesis 1:26.

2.  En el nuevo testamento se confirma el acto de la creación mediante Jesucristo quien es el Verbo, que significa que con las palabras de su boca es capaz de crear todo cuanto existe: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.  Este era en el principio con Dios.  Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.  Juan 1:1-3.

3.  Cuando bajó del cielo para encarnarse y ejecutar su obra redentora de la humanidad: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. Juan 1:14.

4.  Durante la ejecución de su obra en este mundo: “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.  Hechos 10:38. Aquí vemos que el mismo Jesús debió ser ungido por la tercera persona para poder desarrollar su ministerio.

5.  En su padecimiento y crucifixión: “Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado”.  Marcos 15:15.

6.  En su resurrección.  “Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron”.  Marcos 16:6.

7.  En su ascensión a los cielos: “Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios”.  Marcos 16:19. Hoy Jesucristo está sentado a la diestra de Dios el Padre y desde allí gobierna, pues el Padre lo colocó por sobre toda la creación.

Por todo esto podemos decir que el tiempo no puede cambiar el principio de que Jesucristo es eterno y que no tiene principio ni tiene fin.  Nosotros como personas naturales, tenemos un nacimiento, crecemos y nos desarrollamos a través del tiempo, en nuestra edad adulta disminuyen nuestras fuerzas y salud y por último nos llega la muerte; lo que quiere decir que no somos estables en el tiempo, máxime cuando muchas personas no cumplen o no pueden cumplir su proceso completo e incluso algunos pueden morir antes de nacer.  Pero Jesús el Hijo de Dios sí permanece inmutable en el tiempo y tampoco su hablar y su forma de actuar cambian con el paso de los siglos, lo único que no permanece en Él para siempre es su ira ante una humanidad pecadora ya que esta es reemplazada por su infinita misericordia.

Pero a pesar de que permanezca su misericordia, debemos recordar que la salvación sigue dependiendo de nosotros, de si queremos o no llegar arrepentidos a los pies de Cristo y de recibirle como nuestro señor y salvador, pues es imposible que Dios nos tenga por inocentes si antes no somos lavados con la sangre de Jesucristo: “Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies”.  Nahúm 1:3.

De ahí que es un hecho repudiable de que en algunas religiones tengan una imagen de Jesucristo colgado aún en la cruz del calvario.  Está bien que este suceso haya sido cierto, pero Jesucristo esta hoy sentado a la diestra de Dios el Padre y hace más de dos mil años que fue bajado de la cruz del calvario para ser enterrado; quizás muchos lo quieran seguir viendo crucificado y no glorificado como lo está hoy en día.  También es una imprecisión decir que Jesús tiene madre, puesto que Él es eterno; si bien María proveyó el cuerpo físico para la encarnación de Cristo, no quiere decir que ella sea su madre; pues ese cuerpo que ella gestó desapareció con su muerte para dar lugar a un nuevo cuerpo glorioso y espiritual, con el cual sí pudo entrar al cielo y sentarse a la diestra de Dios, ya que nada hecho de carne o de sangre puede entrar al cielo.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido, para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.

  

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