¿Eres amigo del mundo o amigo de Dios?

Santiago 4:4-5.

“!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?”

CONCLUSIONES.

Una de las tantas definiciones que encontré sobre la palabra mundo en la Real Academia de la lengua española, es esta: “Ambiente en el que se mueve una persona”.  Y una segunda definición es: “Parte de la sociedad humana caracterizada por alguna cualidad o circunstancia común a todos sus individuos”.  Desde el punto de vista bíblico el mundo es todo un sistema que nos rodea como seres humanos y del cual hacen parte la mayoría de las personas; pues los verdaderos hijos de Dios, aunque estamos aquí presentes en este mundo y sometidos a algunas de sus reglas, no participamos de él, porque nuestra ciudadanía está en el reino de los cielos y no aquí en la tierra, pues dice la Palabra “sabemos que somos de Dios”.  En síntesis, el mundo es un ambiente de vida forjado a través de la historia por la misma humanidad, en el cual hay normas y estilos de vida que rigen comunidades, naciones y aún el mundo entero; solo que como la mayoría de las personas están bajo el poder del maligno, entonces este ambiente está lleno de maldad, de injusticia y de la búsqueda de la satisfacción de los placeres de la carne, del orgullo y de la vanidad: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”.  1 Juan 5:19.

Dado que el hombre del común ha forjado todo el sistema mundial apoyado en los poderes de las tinieblas, él también hace parte de este sistema llamado mundo y se mueve dentro de él, poniendo en él toda su vida, sus anhelos y sus esperanzas.  Como este mundo está dirigido por el diablo, entonces en este prevalece la búsqueda de la satisfacción de la carne con sus pasiones y deseos. El hombre común por su parte está gobernado por las tinieblas al mando de satanás, sus espíritus inmundos y sus demonios; por lo tanto, este sistema está lleno de crueldad, de injusticias, de violencia, de rapiña, de avaricia, etc.; cosas que definitivamente van en contra de la voluntad de Dios.

¿Y por qué Dios permitió un mundo sucio, pecador y alejado de su reino?  Si Dios hubiera tomado el control desde el principio, entonces hubiera violado la libertad que dio al hombre para escoger entre el bien y el mal y si Dios hubiera quitado el mal; es decir, que no hubiera colocado en la tierra a satanás con todo su ejército, entonces el hombre hubiera perdido toda oportunidad de escoger y tomar decisiones, porque al frente suyo solo estaría el bien y no habría más nada que escoger. Entonces ante la ausencia de un mundo pecaminoso, el hombre obligatoriamente tendría que ser bueno y Dios no quiere autómatas, sino hombres que le amen en espíritu y en verdad.  Esto tiene cierto parecido a las elecciones presidenciales, en el sentido en que, si colocan un único candidato, entonces no hay democracia ni libertad porque las personas no tienen posibilidades de escoger su candidato predilecto.

Muchos se jactan dándole atribuciones al mundo, sobre todo por los desarrollos científicos y tecnológicos, muchos de los cuales han permitido que la sociedad se sostenga, se desarrolle y se sobreponga a muchos factores que han querido estancarla y exterminarla como las pandemias, las catástrofes naturales, el hambre, la sequía y también los conflictos internacionales.  Pero el mundo nada tiene que ofrecer espiritualmente al hombre, porque el mundo ignora a Dios y también busca por todos los medos de ocultarlo y de reemplazarlo por sustitutos como la religión, la idolatría, la ciencia, la filosofía y la humanística.  El diablo es enemigo de Dios y por eso no quiere un Dios real dentro del mundo, porque sería una amenaza para la supervivencia de su reino, pues Dios es luz, la cual resplandecería sobre las tinieblas del mundo haciendo desaparecer la maldad y el hombre finalmente se convertiría de corazón a Dios y el diablo tendría que irse porque ya no habría un ambiente propicio donde él pudiera desarrollar sus actividades de perversión en contra de la humanidad: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”.  Juan 3:19. 

¿Entonces por qué el hombre sigue forjando y propiciando un mundo lleno de maldad? Es simple la respuesta, porque el hombre ama al mundo, dado que allí puede dar rienda suelta a sus obras perversas; pues si esto fuera un paraíso libre de pecado, entonces el ladrón no podría robar, al adúltero no podría adulterar, el vicioso no podría practicar sus vicios, el ávaro no podría acumular riquezas, el homicida no podría quitar vidas, el idólatra no podría rendir culto a sus imágenes, etc.; en síntesis, si en vez del mundo hubiera un paraíso, este sería un lugar aburrido para las tinieblas, pues en su naturaleza no está el hacer lo bueno, sino lo malo.

!!Oh almas adúlteras!”  El adulterio espiritual consiste en dejar a Dios e irse tras los falsos dioses e incluso detrás del mismo diablo quien gobierna este mundo, porque el hombre a causa del pecado le ha entregado la autoridad sobre sus vidas y es por eso que el diablo puede construir su reino, porque el hombre se lo ha permitido, porque el hombre ha puesto sus vidas al servicio del diablo, muchas veces en forma inconsciente y pensando que todo lo que hace es para deleitarse así mismo, pero no se da cuenta que está siendo partícipe del cumplimiento de los objetivos malévolos del diablo.  Este adulterio espiritual produce muerte, porque alejados de Dios solo hay muerte y las personas en este estado, que no se arrepientan, finalmente llegarán al lago de fuego y azufre donde serán atormentadas por una eternidad, junto con el diablo y todo el ejército de las tinieblas.

¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?“  El que se complace con el mundo y con todas las cosas que él puede ofrecer, se constituye en enemigo de Dios, pues no hay ninguna conciliación entre la luz y las tinieblas: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?”.  2 Corintios 6:14. Por eso no se puede ser amigo de Dios y amigo del mundo al mismo tiempo, porque Dios es luz, verdad y justicia; en cambio el mundo es muerte, tinieblas, pecado e injusticia; lo cual es imposible que agrade a Dios.

Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”.  Muchos dirán que son amigos de Dios, pero siguen haciendo las cosas del mundo, siguen obedeciendo a los designios del mundo y por consiguiente son hipócritas.  Ellos dicen ser amigos de Dios, pero siguen en los vicios y en las parrandas, siguen practicando el pecado y la injusticia, siguen ignorando a Dios y siguen callando al prójimo quien clama por ayuda. Si su vida está regida y guiada por el mundo, entonces eres amigo del mundo y si su vida está guiada por el Espíritu Santo de Dios, entonces eres hijo de Dios: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios”.  Romanos 8:14. Un caso simple que nos muestra quién está guiando su vida es este: Si usted se está tomando unas cervecitas con los amigos o se fue de paseo el fin de semana, está guiado por el mundo; pero si mejor se va para la iglesia a escuchar Palabra de Dios, entonces está guiado por el Espíritu Santo.  El licor, los amigos y el paseo no lo van a salvar, pero la Palabra de Dios le llevará a los pies de Cristo, quien sí le puede salvar.

Si dices la verdad estás guiado por el Espíritu, pero si dices mentiras estás guiado por el mundo; si aún dices vulgaridades estás guiado por el mundo, pero si tienes un vocabulario limpio estás guiado por el Espíritu; si andas en adulterio carnal estás guiado por el mundo, pero si andas en fidelidad estás guiado por el Espíritu; si compras chance o lotería estás guiado por el mundo, pero si administras bien tu dinero estás guiado por el Espíritu; si se viste con impudor mostrando o moldeando partes de su cuerpo estás guiada por el mundo, pero si vistes con pudor y modestia estás guiada por el Espíritu; si andas con el pelo pintado o recortado como mujer estás guiada por el mundo, pero si obedeces la Palabra en este sentido estás guiada por el Espíritu; si crees en la teoría de la evolución de las especies, estás guiado por el mundo, pero si crees que Dios es el creador de todo cuanto existe estás guiado por el Espíritu; si crees en las teorías de los filósofos estás guiado por el mundo, pero si crees en la Palabra de Dios estás guiado por el Espíritu; si no obedeces la Palabra de Dios estas guiado por el mundo; pero si la obedeces estás guiado por el Espíritu; si tienes una imagen de la virgen o de cualquier santo en tu casa, eres guiado por el mundo; pero si solo tienes en tus paredes pasajes bíblicos estás guiado por el Espíritu.  

Si aún le gusta el baile y la parranda está guiado por el mundo, pero si mejor alaba a Dios está guiado por el Espíritu; si toma ventaja en los negocios o practica la usura está guiado por el mundo, pero si es justo en todo lo que hace está guiado por el Espíritu; si es perezoso para leer la biblia y toma por sentado los dichos de la gente o de los líderes, está guiado por el mundo, pero si por su cuenta escudriña la Palabra, está guiado por el Espíritu; si cree que con solo ir el domingo a la iglesia se salvará, está guiado por el mundo, pero si participa activamente en todos los servicios de la iglesia está guiado por el Espíritu; si arde de emoción ante un partido de fútbol está guiado por el mundo, pero si llora ante la presencia de Dios está guiado por el Espíritu; si guardas para ti la ofrenda y el diezmo por el "dolor" de entregarlos estás guiado por el mundo, pero si lo entregas en la iglesia estas guiado por el Espíritu; si su deseo es estar conociendo diferentes sitios turísticos de la tierra, está guiado por el mundo, pero si su deseo es conocer a Dios, está guiado por el Espíritu.  Con estos pequeños ejemplos, ya puedes tener una idea de qué es ser guiados por el Espíritu o ser guiados por el mundo con sus pasiones y deseos.

¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?”  Cuando una persona se convierte a Cristo, llega arrepentida a su presencia y le recibe como su Señor y Salvador, entonces el Espíritu santo de Dios entra a morar en su vida, específicamente en su corazón que es su templo vivo.  En este orden de ideas, el Espíritu nos anhela celosamente; es decir, que nos cela con cualquier otra cosa o persona que nosotros queramos meter en nuestro corazón, incluyendo el mundo con sus pasiones y deseos, el cual si le damos entrada, entonces hace que el Espíritu Santo se aparte y abandone nuestras vidas y como consecuencia somos apartados de Dios y de su presencia y desde ese mismo instante ya estamos practicando el adulterio espiritual, por el hecho de estar cambiando al único y verdadero Dios por otros dioses o por las cosas pasajeras del mundo.

Estimado hermano y amigo, recuerda que este mundo es temporal y que los que viven para el mundo un día también perecerán junto con él y que, por el hecho de haber estado en adulterio espiritual, entonces no podrán heredar la vida eterna en el reino de los cielos: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones”.  1 Corintios 6:9. Y si usted cree que actúa muy privadamente y que Dios no se da cuenta dónde está y qué hace, le doy una mala noticia, Dios le está viendo: “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos”.  Proverbios 15:3.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.

 

 

  

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