Si el Señor quiere.

Santiago 4:13-17.

“!!Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.”

CONCLUSIONES.

Hay una realidad que no podemos ocultar y es que no sabemos qué pasará con nuestra vida el día de mañana.  Es muy posible que usted esté a punto de acostarse y que piense que dentro de 15 minutos usted ya estará dormido; pero ¿Será que usted si tiene dominio sobre su futuro inmediato y a largo plazo?  Pudiera ser que al momento de acostarse tuviera un paro cardiaco y quedara dormido para siempre; y a pesar de los muchos avances tecnológicos una persona no puede prever lo que pasará con su vida en las siguientes horas.  Debemos saber que hay un ser superior, que gobierna todas nuestras vidas y ese es Dios.  Le quedará muy difícil acepar la idea de un Dios que tiene el control sobre cada minuto de nuestra vida, sobre cada asunto y también sobre cada órgano de nuestro cuerpo.  Para que se haga una idea de que Dios tiene bajo control hasta lo más pequeño de nuestra existencia, miremos este texto bíblico: “Pues aún vuestros cabellos están todos contados”.  Mateo 10:30. Dios no solo es el conocedor de nuestro futuro, sino que Él es el arquitecto, Dios es el que planea cada suceso y cada cosa en nuestras vidas, acorde con nuestra vivencias, con su conocimiento sobre nosotros y con sus propósitos específicos para cada uno.

Es por esto que todos nuestros planes los debemos encomendar a Dios, mucho tiempo antes de que estos se lleven a cabo: “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará”.  Salmos 37:5. En otro texto dice también: “Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados”.  Proverbios 16:3. En este orden de ideas, Dios evaluará si nuestros planes si están acorde con los de Él y de esta misma forma nos revelará si podemos continuar con nuestros planes o si debemos hacer algunas modificaciones o en el caso más extremo nos dirá que no lo podemos llevar a cabo.  Si cada propósito se coloca en oración con suficiente tiempo, Dios responderá clara y oportunamente, pues hay una promesa de parte de Dios que dice: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.  Jeremías 33:3.

La humanidad anda de fracaso en fracaso por dos razones fundamentales: La primera es que andan apartados de Dios haciendo la voluntad de su mente y sus corazones; y como segundo, los que dicen ser cristianos no encomiendan sus planes a Dios y creen que Dios estará de acuerdo con todo lo que quieran hacer.  Es menester recordar que cuando firmamos un contrato de trabajo, estamos aceptando que solo haremos la voluntad de aquel o aquella empresa que nos contrató durante el horario de trabajo convenido; así mismo nosotros como cristianos, si decidimos obedecer a Dios, entonces tenemos que entender que hay que renunciar a nuestra voluntad para dar paso a la voluntad de Dios en nuestras vidas; es decir, que todos los días debemos decirle a Dios: Heme aquí, te entrego mi voluntad y cumple tus propósitos en mi vida.

!!Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. El hombre hace muchos planes, de los cuales la mayoría no están dentro de los propósitos de Dios y es por eso que muchas veces luchamos por conseguir algo y no lo alcanzamos.  Sin embargo, pareciera que la gente del mundo o la gente del común, si pudieran lograr todo lo que se proponen y es porque andan fuera de la cobertura de Dios, por cuanto han entregado sus vidas al pecado y por ende han transferido el título de propiedad de sus almas al diablo; entonces bajo la potestad de las tinieblas, el hombre no tiene que sujetarse a nadie, pues con el solo hecho de vivir en pecado ya tiene la cobertura de las tinieblas y allí el diablo recompensa al hombre de muchas maneras y le hace pensar que está viviendo en la gracia de Dios y que por eso goza de muchas bendiciones.  Cuidado con esto, pues es un arma mortal del diablo para sujetar al hombre bajo grilletes y cadenas de tal forma que este no se dé cuenta y siga sumiso sirviendo a las tinieblas sin poder abrir los ojos a la verdad de Cristo y su evangelio.

Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. Nuestra vida es fugaz y para los tiempos de Dios es como un relámpago, pues un día de Dios es como mil años de nuestra existencia. Esto implica que debemos ser conscientes que nuestro tiempo aquí en la tierra es corto y que lo debemos aprovechar al máximo haciendo la voluntad de Dios y no la nuestra, pues los resultados son inciertos cuando seguimos los designios de nuestro corazón, pero son de bendición cuando seguimos los caminos trazados por Dios.  Si vamos donde Dios no nos ha enviado, entonces nos sucederá como a Jonás al cual tragó un pez gigante y hasta que no se arrepintió de sus caminos y clamó por misericordia, no fue vomitado por el pez, para que hiciera lo que Dios le había encomendado: “Pregonar arrepentimiento en la ciudad de Nínive”.  No sería nada bueno que muriéramos un día y luego despertáramos al otro lado sintiéndonos culpables de no haber hecho la voluntad de Dios, allá nos daríamos cuenta de que hacer la voluntad de Dios es lo único que vale la pena, porque solo ella traerá vida eterna y bendición en abundancia.

En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Aquí está encerrado todo el misterio, si para todo somos dependientes de la voluntad de Dios, entonces Dios hará conforme a su voluntad la cual es buena, justa, santa y perfecta y sabemos que los que hacen su voluntad no resbalarán ni caerán jamás: “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”.  1 Juan 2:17. Es por eso que es de suma importancia que presentemos nuestros planes a Dios y que pacientemente esperemos en su respuesta y mientras no haya respuesta, entonces que estemos quietos en oración, así nuestra vida estará llena de paz y de frutos de justicia: “Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre”. Salmos 15:1. En síntesis, solo haremos lo que Dios nos permita y también sucederá en nuestras vidas lo que Dios permita, porque todo nuestro ser está gobernado por Dios; esto es solo para los hijos de Dios, porque los hijos de desobediencia están gobernados por las tinieblas y ellos siempre hacen la voluntad de la carne y del mundo, que es la misma voluntad del diablo.

Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. Muchos se jactan en su soberbia y creen que tienen el control sobre sus vidas y aún sobre la vida de los demás y en parte por esto es que suceden las guerras y las invasiones.  Para esto, debemos reconocer que somos como neblina que al calentar el sol se dispersa y se desvanece; así es de corta nuestra existencia.  También debemos reconocer que haciendo el bien tendremos recompensa en el reino de los cielos y que por eso es que debemos colocar todos nuestros planes en las manos de Dios y esperar que Él nos guíe en cada paso que debemos tomar, teniendo en cuenta que, si hacemos su voluntad, entonces todos nuestros hechos estarán enmarcados dentro del amor y la justica, lo que hará que nuestros actos sean compatibles con los de Dios. 

¿Entonces cuál es el camino para hacer lo bueno?  Si nos despojamos de nuestra voluntad y la rendimos a los pies de Cristo y damos paso a la voluntad de Dios, entonces sin duda alguna, la justicia de Dios inundará nuestras vidas.  Allí habrá lugar para que Dios se manifieste y para que limpie nuestras vidas y las convierta en instrumentos suyos, instrumentos de amor, de paz y de justicia. Si seguimos en la jactancia, entonces estaremos andando en contra de la voluntad de Dios y esto se convierte en pecado y cuando andamos en pecado ya no somos de Dios sino del diablo.

Para el pueblo cristiano la consigna es: Haremos lo que Dios quiera y no lo que nuestros corazones desean.  Y esto tiene un beneficio muy especial y es que seremos librados de las consecuencias de nuestras malas decisiones; pues hacer la voluntad de Dios nos lleva inequívocamente por los caminos correctos y nos dará frutos de amor, de paz y de justicia.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.

 

  

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