Bienaventurados los que obedecen la Palabra de Dios.

Apocalipsis 1:3.

“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.”

CONCLUSIONES.

Bienaventurado significa eternamente feliz, y esta felicidad solo se obtiene en el reino de los cielos, donde está la presencia de Dios y para alcanzar este gozo y esa felicidad se necesita cumplir con estos tres requisitos:

1.  El que lee.

A muchos les gusta la lectura de cosas que traen una sensación de placer, un entretenimiento para el intelecto o que sencillamente les brinda un alivio para sus necesidades o problemas psicológicos.  Digamos que en cierta medida, leer literatura puede traer unos beneficios perceptibles para el hombre, pero que no trascienden el mundo material.  Hay otro tipo de libros, específicamente la Biblia que puede curar todos los males del hombre, incluyendo la muerte espiritual; pues por medio de la Biblia podemos encontrar el camino a la vida eterna y su conocimiento dado que es espiritual, trasciende el ámbito de la muerte física.

Esta acción de leer puede ser reemplazada por escuchar, cuando se trata de personas que no saben leer o que tienen problemas visuales que les impide captar y entender la escritura con símbolos.

2.  Los que oyen las palabras de esta profecía.

Hay dos tipos de escucha, la escucha pasiva y la escucha activa.  La pasiva es cuando sencillamente una persona escucha los sonidos pero no hace una interpretación de ellos, como cuando una persona escucha hablar a lo lejos a otra persona, pero no entiende lo que dice; en cambio la que escucha activamente pone atención y va analizando cada una de las frases recibidas.  Es necesario entonces escuchar la palabra de Dios en forma activa para poder que el intelecto vaya comprendiendo el mensaje de Dios y para que el conocimiento de Dios vaya abundando en el corazón.  Si estamos recibiendo la Palabra de Dios mediante la lectura que hacemos nosotros mismos, entonces hay que leer en forma pausada y respetando todos los signos de puntuación, de tal forma que el mensaje que llega a nuestra mente, no llegue desfigurado o distorsionado.

Si usted desea tener sabiduría e inteligencia de la buena, entonces debe recurrir a escuchar la Palabra de Dios, pues la inteligencia es conocer a Dios, dado que Él es la fuente de toda la existencia:  “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”.  Proverbios 9:10.

3.  Y guardan las cosas en ella escritas.

Y la acción más importante es guardar la Palabra en nuestro corazón para luego ponerla por obra; pues si la leemos y la comprendemos pero no hacemos nada con ella; es decir, que no tomamos ninguna decisión referente a los mandatos allí escritos, entonces dicha Palabra no producirá los frutos ni los efectos que por promesa de Dios deben gestionarse en el hombre:  “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.  Hebreos 4:12.  La Palabra al ser recibida con fe y al ser también obedecida, se encarga de limpiar nuestro ser completo: Cuerpo, alma y espíritu; y lo más importante es que limpia el templo físico del Espíritu Santo de Dios (nuestro corazón), para que Él venga a morar en nuestras vidas, lo que concluye que esta acción nos llevará al nuevo nacimiento, a ser unas criaturas nacidas de Dios y no nacidas de la carne como lo es todo el género humano.

Porque el tiempo está cerca”.  Es menester que busquemos prontamente la Palabra de Dios, que la leamos con devoción, que la recibamos con beneplácito y que la guardemos cuidadosamente en nuestro corazón para ponerla por obra, solo así encontraremos en ella el camino de la salvación, que indudablemente nos llevará hasta Jesucristo quien es nuestro Señor y Salvador.  Estos tiempos son duros, porque son los tiempos del fin, estipulados en la misma Palabra de Dios y para escapar del juicio venidero entonces debemos buscar refugio en Dios y en su Palabra.

No basta solo con escuchar como muchos creen que con eso solamente basta, es necesario vivir la Palabra, de otro modo ¿Cómo le mostraremos a Dios que tenemos fe sin hacer obras de justicia?  Para ser justificados, definitivamente tenemos que obedecer y no hay otro camino:  “Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados”.  Romanos 2:13.

El problema mayor de todo esto es que un día estaremos delante de Dios rindiendo cuentas de nuestra vida aquí en la tierra y entonces ¿Qué excusa le vamos a sacar a Dios por no obedecer a su Palabra?  Quizás le dirás: Es que no tuve tiempo, es que nadie me dijo que eso era tan importante, es que mi familia y mis amigos me impidieron buscar tus caminos, es que estaba ocupado en mis negocios y en mi trabajo, es que tenía un cargo en la empresa que me demandaba todo el tiempo, es que estaba buscando trabajo y finalmente algunos dirán: “Yo no pensé que eso fuera tan serio”.  Estimado hermano y amigo, esto es serio, solo la obediencia nos acerca a Dios, de lo contrario seguimos siendo unos completos desconocidos para Él: “Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”.  Mateo 7:23.  Miles de personas están entrando diariamente en el infierno y muchos de ellos ni siquiera les interesó leer la Biblia, no sea usted uno de ellos, escape ahora por su vida, busque la salvación mientras esté vivo que esto es muy serio. 

Seguramente muchos entraron a este blog, pero cuando vieron el versículo bíblico, entonces volvieron a cerrar inmediatamente; bienaventurado usted que llegó hasta aquí y que todavía tiene esperanzas de salvación mediante la obediencia a la Palabra de Dios.

Este proceso de salvación está enmarcado por estas tres acciones:  Leer, escuchar y obedecer.  Pero muchos no leen, otros están amañados solo escuchando, pero dejan que sean otros los que obedezcan, y esto es un error catastrófico, pues la obediencia es la que define si una persona irá al cielo o al infierno: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.  Mateo 7:21.  No es una religión la que lo salvará, no son los santos creados por el mismo hombre los que lo salvarán, no es la intercesión de ningún hombre o mujer que lo salvará, porque solo existe un intercesor aprobado por Dios y ese es Jesucristo su Hijo.  No es solo asistiendo a una iglesia que se salvará, ni mucho menos parándose cerca de la puerta para escuchar el sermón del domingo; es necesario que conozca la Palabra de Dios y la obedezca, de lo contrario solo le espera el lloro y crujir de dientes por una eternidad:  “Y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes”.  Mateo 24:51.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.

  

Comentarios

Entradas populares de este blog

El sueño espiritual. Romanos 13:11-14

El poder del evangelio (Romanos 1:16-17)

En ningún otro hay salvación. Hechos 4:11-12