El fin de todas las cosas se acerca.

1 Pedro 4:7.

Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.”

CONCLUSIONES.

No hemos salido de la última pandemia del Covid-19, pues aún hay altas tasas de infección en China, Corea del Norte y otros países; sin embargo, hay otras pestes que ya se están manifestando como la gripe aviar y la viruela del mono.  Aunque la primera solo se ha manifestado en animales, de todas formas, supone un riesgo para la población humana, dado que ataca sus fuentes de alimentación; pues debido a esto hay que sacrificar millones de aves que representan un riesgo para el consumo humano y esto indudablemente también afecta la economía y la canasta familiar.

Todo esto unido a las guerras, a la pobreza ascendente y al hambre física, confirma lo que Dios habló a través de su Hijo Jesucristo hace más de dos mil años: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares”.  Mateo 24:7. ¿Será pura coincidencia? Nada de esto, pues para Dios no hay coincidencias y solo existe el cumplimiento de su palabra, pues lo que el declaró se tiene que cumplir y en efecto se está cumpliendo; pues todo sucederá al pie de la letra, porque Dios no miente: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.  Mateo 24:35.

Muchos pensarán que en cierto modo esto se trata de terrorismo psicológico; pero, a usted qué le gustaría más de estas dos cosas: ¿Entrar con miedo al cielo o entrar tranquilo al infierno?  Indudablemente una vez pase las puertas del cielo o del infierno, estará enfrentado ante una realidad que no puede cambiar, pues no hay forma de que usted piense y diga: “Me equivoqué de camino y llegué al infierno donde nunca debía llegar, entonces voy a regresar y a tomar el camino correcto”. 

Pues para su información allí no hay retroceso, no hay forma de recapacitar, de reflexionar y de tomar los caminos correctos; pues con cualquiera de los dos caminos que tome su alma y su espíritu no hay forma de mirar atrás y a la verdad si volviera atrás usted no puede decidir cuál camino tomar, pues esto ya lo ha preparado usted durante su vida terrenal y todo depende que tan cerca o lejos haya estado de Dios, pues si usted camina con Dios y obedece a sus mandamientos, sin duda que su alma tomará el camino hacia el cielo acompañada de los ángeles de Dios; y si durante su vida ignoró a Dios y le gustó más el pecado, entonces cuando muera será recibido por los ángeles de la muerte y llevado obligatoriamente al infierno.  ¿Está viendo? Después de nuestra muerte, no hay forma de escoger el camino, pues el único camino, el que forjamos en vida, aparecerá automáticamente delante de nuestros ojos y solo tendremos una opción, caminar hacia adelante. 

Y si está pensando en el tal “purgatorio”, olvídelo, pues no existe, no es bíblico y eso se lo inventó el diablo para que la gente se amañe dentro de la religión y finalmente se pierda, pensando que de allá lo van a sacar los rezos o las novenas de los que quedaron aquí en la tierra.  Y el hecho de revelar esto causa persecución de parte del diablo, pues esta semana he tenido ataques, dardos del maligno, amenazas y varios sueños con persecuciones a muerte de parte del enemigo; pues al diablo le preocupa que los religiosos despierten y tomen conciencia de que, si no abandonan la tal religión, irán al castigo eterno junto con el diablo y sus ángeles caídos.

Sería excelente que la gente recapacitara y sintiera temor de estas cosas, para que dentro de su corazón surgiera el deseo de arrepentirse y de encomendar su vida a Jesucristo, quien es el único que nos puede librar de las tribulaciones que se acercan y también nos puede librar del juicio final.  Este temor no es sinónimo de terror ni de miedo, sino más bien un deseo constante de alejarse del pecado, de agradar a Dios y de serle fiel en todo, lo que constituye el fundamento de la sabiduría que proviene de Dios: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre”.  Salmos 111:10.

Y preguntarán muchos: ¿Cuál es el fin de todas las cosas?  Indudablemente la vida aquí en la tierra se hará más difícil cada día, hasta que entre en rigor el periodo de la gran tribulación, donde se manifestará el anticristo y la gran bestia, donde el mundo será sometido a un gobierno único global, bajo unas condiciones esclavizantes: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”. Mateo 24:31.  

Y finalizando este periodo de tribulación de siete años, entonces vendrán los juicios de Dios sobre la tierra y sus habitantes, allí morirá la cuarta parte de la población mundial y luego de la apertura del sexto sello, ocurrirán hechos inimaginables como los que describe este texto:  “Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”.  Apocalipsis 6:12-17. 

Se espera que la segunda venida de Jesucristo para el rapto de su iglesia se producirá a principios de esta gran tribulación y que aquí en la tierra quedarán solo los religiosos, los ateos, los incrédulos y los enemigos de Dios, los cuales sufrirán la ira de Dios y del Cordero.

¿Cuál es entonces la recomendación de Dios?  Dios nos dice: “sed, pues, sobrios, y velad en oración”.  Sobrios significa estar despiertos espiritualmente, entendiendo que hay un peligro latente sobre todo para las vidas de aquellos que aún están apartados de Dios, por lo cual el llamado para ellos es de acercarse a Dios a través de su Hijo Jesucristo.  Esto también incluye a los que están contentos con su religión, la cual es un sustituto de Dios que los hace sentir seguros de su salvación; pero no se engañen, la religión no puede salvar y mucho menos aquellas que están en desobediencia a Dios, como el caso de las religiones que practican la idolatría, honrando imágenes de metal, de madera o de yeso, que nada pueden hacer por la salvación del hombre.  Y a los verdaderos cristianos el llamado es a velar en oración, porque los ataques de las tinieblas arrecian contra el pueblo cristiano y en la oración podemos encontrar la fortaleza de Dios para resistir los tiempos malos, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo o partimos con Él luego de nuestra muerte física.

¿Estamos ante una sociedad incrédula?  Claro que sí.  En los tiempos antiguos, Jesucristo fue crucificado porque no le creyeron, más bien decían de Él que era un farsante, aunque hacía maravillas y señales que nadie más podía hacer y la gente decía que eso era obra de satanás y no que era una manifestación del poder de Dios.  Hoy no está Jesucristo haciendo señales entre nosotros, por tanto, la incredulidad podría ser mucho más grande que en los tiempos de Jesús.  

Una persona que tenga como sostenerse económicamente y que pertenezca a alguna religión, entonces ya no le interesa su salvación y cree que con su estilo de vida es suficiente; pero no saben las sorpresas que van a enfrentar luego de la muerte, pues allí será el lloro y crujir de dientes.  La gente es muy “facilista” y creen que, con solo tener una familia, que con solo trabajar para suplir sus necesidades, que con esto ya están agradando a Dios lo suficiente como para que Él les regale la salvación, pero qué equivocados están: “Hay camino que parece derecho al hombre, Pero su fin es camino de muerte”.  Proverbios 16.25.

Miremos en la Palabra de Dios y comprendamos cuál es su voluntad y no esperemos a que nuestros propios ideales y nuestros propios conceptos de lo que es la vida espiritual, nos lleven por caminos derechos; pues Jesucristo es el único camino que nos puede llevar a la vida eterna y si desechamos este camino, entonces nos tocará tomar el camino de perdición, así no nos demos cuenta de que estamos transitando por él.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.

  

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