Como obtener una respuesta de Dios.

1 Juan 3:21-22.

“Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.”

CONCLUCIONES.

Partimos del hecho de que Dios es infinito en riquezas y en poder, por cuanto el hizo todo lo que existe y a sí mismo dio sabiduría al hombre para que inventara cosas que fueran útiles para el desarrollo de la vida en la tierra:  “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos”.  Hageo 2:8.  Pero tenemos que hacer claridad en que hay riquezas materiales y también las hay espirituales, la diferencia entre las dos es que las primeras son perecederas, en cambio las segundas son eternas:  “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!”. Romanos 11:33.

En contraposición a las riquezas materiales, se encuentra la necesidad del hombre, que por cuanto tiene dependencia absoluta de Dios en todo, entonces es necesario que busque de Dios y le suplique su favor para que pueda ser bendecido tanto material como espiritualmente; esta es una relación entre el siervo y su señor y nosotros los hijos de Dios nos consideramos siervos de Él y por tanto somos dependientes suyos y también los que necesitamos ser bendecidos y Él es el único que puede suplir todo lo que nos falta:  “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.  Filipenses 4:19.

Pero el hecho de recibir bendiciones de Dios significa que como hijos tenemos que estar preparados y una de esas condiciones de por sí muy importantes es tener plena confianza en Dios, pues si desconfiamos de que Él pueda conocer y también suplir todas nuestras necesidades, entonces Dios no nos podrá responder porque en nosotros hay incredulidad.  Y esta confianza la podemos evidenciar en nuestro corazón, pues si este no nos llama la atención, entonces es porque nuestra relación con Dios goza de muy buena estabilidad: “Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios”.  Si no hemos cauterizado nuestra conciencia a causa de los pecados repetitivos y voluntarios, entonces ella nos hará sentir dolor por todo lo malo que estemos haciendo delante de Dios, por el contrario, nos hará sentir paz y confianza.

Todos quisiéramos que cuando pidamos algo a Dios, Él nos responda en el menor tiempo posible, pero debemos observar primero dos requisitos muy importantes:

1. “Porque guardamos sus mandamientos”.  ¿Por qué será que Dios insiste tanto en que guardemos sus mandamientos? Es simple, solo mediante la obediencia podemos establecer una relación confidencial e íntima con Dios, solo mediante la obediencia podemos demostrarle que estamos de acuerdo con sus mandatos, para que Él nos pueda retribuir con sus bendiciones.  Él no nos cobra por sus bendiciones y solo pide que le seamos obedientes.  Es tan importante esta palabra “obediencia”, que podríamos concluir que solo ésta nos podrá llevar a la vida eterna, mediante Jesucristo el Hijo de Dios.

2. “Y hacemos las cosas que son agradables delante de él”.  Si estás desagradando a tu patrono terrenal, seguramente no podrás concertar una reunión con él para pedirle aumento de salario, es posible que más bien te despidan del trabajo; por el contrario, si estás haciendo lo que pide el jefe y aún más, entonces estarás en condiciones de hacer peticiones especiales y con justa causa estas peticiones podrán tener el beneplácito de su jefe y seguramente también podrán ser atendidas en la medida de sus posibilidades.  Así lo es en el campo espiritual, pues si estamos desagradando a Dios, mucho menos tendremos forma de acercarnos a él.  ¿Y cómo le desagradamos? Con el solo hecho de caminar en contravía a su palabra ya le estamos desagradando, con hacer cosas tan simples como mentir, como decir vulgaridades, como embriagarse, como honrar imágenes, como buscarle solo cuando tenemos necesidad, ya con esto le estamos desagradando.

Estimado amigo y hermano, ¿Quieres que Dios te escuche, que te responda pronto y que te conceda todo cuanto pides?  Hay que tener en cuenta dos cosas muy importantes:  Guardar sus mandamientos, como fruto de nuestro amor a Dios y como segundo hacer todo lo que agrade a Dios; por el contrario, podemos clamar día y noche y nuestras peticiones no podrán ser atendidas.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.


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