Un mandamiento extraordinario.

1 Juan 3:23-24

Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.”

CONCLUSIONES.

Hay dos grandes mandamientos basados en el amor de Dios, cuya característica principal es que este amor se entrega sin medida y sin reservas; pero hay un mandamiento extraordinario que nos muestra el camino que nos conduce hacia la salvación: “Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo”.  Normalmente uno decide seguir a Jesucristo y luego empieza a estudiar sus mandatos para poder obedecerlos; sin embargo, este mandato “creer en su Hijo Jesucristo” está fuera de todo contexto y posiblemente su intención es que cuando el hombre se presente ante el juicio final, no tenga forma de decir que no obedeció los mandatos de Dios porque él sencillamente seguía a otro dios u otra religión y que por ende ni los conocía y que por tanto tampoco estaba obligado a obedecerlos. 

Pero ahora aparece este mandado de carácter inter denominacional, es decir que está aún por encima de toda denominación, religión o secta, el cual pone en evidencia que aun los que no son cristianos van a ser confrontados con la Palabra de Jehová en el día del juicio final.  Muchos dirán, ¡A mí no me cobija eso porque yo soy de otra religión!, pero ante este panorama no hay excusas, pues muchos han escuchado la verdad, pero siguen contentos con sus ídolos o con sus falsos dioses, los cuales hoy son momias hechas de metal, de madera o de yeso, o son líderes ya fallecidos los cuales nunca pudieron levantarse de la tumba, como sí lo hizo Jesucristo el Hijo de Dios, quien resucitó al tercer día y se sentó a la diestra del Padre. 

Un hecho inevitable es que todos, tanto vivos como muertos tendremos que presentarnos ante el gran juicio final y allí seremos juzgados por cada una de las obras que violaron algún mandamiento de Dios y los que siempre ignoraron a Jesucristo les espera una sorpresa desagradable: “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras”.  Apocalipsis 20:13.

Entonces tenemos que ser conscientes que si creemos en Jesucristo y le entregamos nuestras vidas, Él mismo nos llevará hasta el Padre y nos hará aptos para recibir y dar amor tanto a Dios como a nuestro prójimo, por tal razón podríamos decir que este mandato está por encima de los dos primeros grandes mandamientos, pues este texto está luego del primero “Y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado”; y sin conocer a Dios no habría forma de amarle directamente o través de nuestro prójimo y qué mejor forma de conocer al Padre sino conociendo primero al Hijo, quien nos revelará al Padre: “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.  Mateo 11:27.

Este texto nos revela un misterio de cómo permanecer en Dios y también como hacer que Dios permanezca en nosotros y es mediante la obediencia: “Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él”.  Así mismo nos muestra la forma de evidenciar en nosotros la presencia de Dios y es mediante su Santo Espíritu, pues si éste es el que gobierna nuestras vidas y no nuestro ego, entonces sabremos que la presencia de Dios está en nosotros mediante su Santo Espíritu: “Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado”.

Estimado hermano o amigo, indiscutiblemente el autor y consumador de la salvación es Jesucristo el hijo de Dios; por eso dice la Biblia que Jesucristo es la puerta y el único camino y que no hay otra persona en quien podamos ser salvos aún en todo el universo; por tanto si aún no eres cristiano, lo primero que debes hacer es creer en Jesucristo y luego recibirle como su Señor y salvador; ya en manos del Hijo de Dios, el tendrá cuidado de cada uno y lo apartará de los caminos equivocados si en su corazón hubiere voluntad de cambio: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.  Hechos 4:12.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.  

Comentarios

Entradas populares de este blog

El sueño espiritual. Romanos 13:11-14

El poder del evangelio (Romanos 1:16-17)

En ningún otro hay salvación. Hechos 4:11-12