¿Es pecado la ignorancia?
Levítico 5:17.
“Finalmente, si una persona pecare,
o hiciere alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento de Jehová no se
han de hacer, aun
sin hacerlo a sabiendas, es culpable, y llevará su pecado.”
CONCLUSIONES.
“Yo no sabía, no me pueden culpar” es la expresión de muchas
personas frente a un llamado de atención, o frente a un juicio o peor aun
cuando se les inculpa de pecado. Otros
dicen “es que así es como me han enseñado” por lo tanto no tengo
responsabilidad alguna sobre el asunto y algunos muy fervientes con su religión
continúan con el legado que dejaron sus padres, indiferente de si ellos están
cumpliendo o no con los mandamientos de la ley de Dios.
Pero detrás de todas estas excusas hay un principio de las
tinieblas que se resume en este dicho “entre menos sepa le va mejor”; pero ya
sabemos que esto hace parte de una estrategia del diablo para evitar que el
hombre conozca la verdad y se libere de la esclavitud del pecado: “Dijo
entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis
en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y
la verdad os hará libres”. Juan 8:31-32.
¿Cuál es entonces el consejo de Dios? Su consejo es que
conozcamos la Palabra para que se cumplan dos propósitos: Primero que podamos
ser sus discípulos y segundo que a través del conocimiento de esa verdad seamos
verdaderamente libres del pecado.
¿Y qué le espera a los que no quieren conocer dicha verdad?
Pues serán juzgados igualmente con los que pecan habiendo tenido de antemano el
conocimiento de los mandamientos y esto es porque las consecuencias del pecado
son las mismas, se tenga o no conocimiento de la verdad. Por ejemplo, las mentiras son abominación a
Dios, si las dijo el que no sabía que era pecado o si las dijo alguien con el
conocimiento previo. Otro caso es del que quita la vida a alguien, pues ese
alguien quedó muerto indiferente de si el homicida supiera o no que eso era
malo. De esa misma forma todo pecado
afrenta a Dios con la misma intensidad indiferente del grado de conciencia que
tenga el autor de tal pecado.
Es de aclarar que en el antiguo testamento había una
diferenciación entre el pecado por yerro y el pecado por soberbia (con
conocimiento); el primero podía recibir el perdón mediante la expiación que
hacía el sacerdote con una cabra de un año, pero el segundo debía ser cortado
de en medio de su pueblo (es decir muerto); pero hoy sabemos que estamos bajo
el periodo de la gracia y ya la expiación por nuestros pecados la hizo nuestro
Señor Jesucristo y solo faltaría que acudamos a Jesucristo para recibir ese regalo. Números 15:27-31
Finalmente, podemos estar seguros por la Palabra, que el
juicio para cada hombre dependerá de sus obras, no de su conocimiento: “Porque
el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces
pagará a cada uno conforme a sus obras”. Mateo 16:27. No así ocurre en
nuestros tiempos donde en la justicia hay autores intelectuales y materiales,
en los cuales sus intereses son totalmente diferentes y donde se da por sentado
que tiene más culpabilidad el autor intelectual porque lo hace con agravio y con
conocimiento, en cambio el autor material lo hace generalmente por una
contraprestación de tipo económica; pero nuestra justicia no es equiparable a
la justicia de Dios.
Los habitantes de Sodoma y Gomorra fueron incinerados debido
al juicio de Dios, pero podemos estar seguros de que no todos tenían el mismo
grado de maldad, y los mejorcitos por el hecho de cohabitar y participar con
hombres perversos entonces también se contaminaron de maldad; pero desde el
punto de vista de Dios no había un solo justo, exceptuando Lot y su familia. Un
caso parecido sucedió con Adán y Eva, quienes con su pecado contaminaron a su
descendencia y también al resto de los habitantes de la tierra.
El fundamento del juicio final son las obras, las cuales
están escritas en el libro de la vida de cada persona y allá no se juzgará por
las intenciones, ni mucho menos por el grado de conocimiento, más bien la falta
de conocimiento se constituye en pecado, por cuanto no obedeció al mandato de “escudriñad
las escrituras”, por tanto las obras constituyen un factor fundamental en
ese proceso: “Y vi a los muertos,
grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro
libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos
por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”.
Apocalipsis 20:12.
¿Y por qué las personas no acuden a estudiar la Palabra de
Dios? Precisamente no quieren comprometerse mucho y por eso mismo les parece
mejor estar en la ignorancia, aunque indudablemente esta falta de conocimiento
también se constituye en pecado, por cuanto hoy en día hay innumerables medios
de comunicación a través de los cuales se transmite la Palabra de Dios; el
problema es que para el mundo es más interesante un partido de futbol o una
fiesta que escuchar la voz de Dios, entonces ignoran todo lo relacionado con
Dios máxime cuando en sus religiones siguen ídolos muertos o dioses creados por
las tinieblas, quienes les impiden buscar la verdad.
Es menester recordar que esto del pecado no tiene que ver
nada con los periodos de la ley o de la gracia, más bien lo recuerdo porque
algunos dicen que estamos bajo la gracia y que la salvación ahora no es por
obras; eso es cierto, pero el pecado (que son las malas obras) le pueden
arrebatar la salvación, así esta sea por gracia: “Porque todos los que sin
ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han
pecado, por la ley serán juzgados”.
Romanos 2:12.
Ahora, ¿es entonces pecado la ignorancia? Claro que sí, muy
bien lo expresa el texto principal: “aun sin hacerlo a sabiendas, es
culpable, y llevará su pecado”
Estimado hermano y amigo, entonces no creas que porque
tienes muy poco conocimiento de la Palabra de Dios y en especial de sus
mandamientos y de sus decretos, que entonces por eso el juicio para usted será
más soportable, más pasajero y más clemente; no es así, pues todos pagaremos
igualmente por nuestros pecados, esto es si aún no hemos llegado arrepentidos a
los pies de Cristo en cuyo caso todos los pecados serán borrados de nuestro
historial delictivo y la sangre de Cristo nos limpiará de tal forma que seremos
vistos como justos y santos delante de nuestro Padre Celestial, aun cuando la
persona haya sido un asesino en serie aquí en la tierra.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.
Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta
sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y
me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre
derramada en la cruz del calvario. Yo te acepto hoy como el Señor y
Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me
purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo
Espíritu. A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a
leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda
estar en el reino de los cielos por una eternidad. Amen”. Y
si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la
misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por
salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
Hechos 2:21.
Comentarios
Publicar un comentario