Cómo tener un guardaespaldas gratis.
Cada día crece la inseguridad a nivel mundial y por eso ha sido necesario colocar alarmas en los negocios, en las calles públicas, en las empresas y hasta los dirigentes políticos y la clase de gobierno deben andar y convivir con guardaespaldas que procuren proteger su vida y sus bienes. Sin embargo, esto no es suficiente, porque la maldad también crece y cada día las mentes perversas son aún más sagaces, haciendo que nuestros sistemas de seguridad se vuelvan obsoletos.
Texto: Salmos 34:6-10.
“Este pobre
clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los
defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el
hombre que confía en él. Temed a Jehová,
vosotros sus santos, Pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre;
Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien”.
CONCLUSIONES.
Mientras el hombre se preocupa por la protección de su
integridad personal, la de su familia y de sus posesiones, Dios nos invita a
acercarnos a Él para encontrar la paz y la protección que necesitamos: “El
ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende”.
Mientras luchamos con nuestras propias fuerzas, Dios nos ofrece una seguridad
integral, consistente en que su ángel acampará alrededor nuestro y que tendrá
cercada nuestra vida, nuestra familia y nuestros enseres; y lo mejor de todo
sin costo alguno, pues los ángeles de Dios no necesitan comer, no necesitan
salario, no necesitan transporte, no necesitan hospedaje y mucho menos tienen
familias por alimentar.
Esto es un hecho y lo podemos ver reflejado en la vida de
Job, a quien Dios no solamente protegía incluyendo su casa y sus posesiones,
sino que también lo enriqueció bendiciendo el trabajo de sus manos: “¿No le
has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus
manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra”.
Job 1:10. Es cierto que Dios permitió que el diablo le quitara todo esto solo
para probar su integridad, pero cuando hubo pasado la prueba, Dios multiplicó
todo lo que tenía y le dio los hijos e hijas más hermosas que había sobre la
tierra.
Y para poder que Dios envíe a su ángel en misión de
guardaespaldas para protegernos, debemos pertenecer a un grupo predilecto: “Los
que le temen”. Y este temor
significa alejarnos del pecado y hacer todo lo que a Dios le agrada, y en
cierta medida significa también temblar ante su presencia, lo que se traduce
como reverencia y respecto; pues Él por ser Dios es merecedor de toda honra,
gloria, alabanza, admiración, exaltación y adoración de parte de sus creaturas,
esto es de parte del hombre; pues allá en el cielo sus ángeles, querubines y
serafines le adoran día y noche, allá absolutamente todos tienen esta tarea, la
cual ejecutan con beneplácito y diligencia.
No así sucede con la mayor parte de la humanidad, donde ni
siquiera conocen ni honran al Dios real, sino que, siguiendo el deseo de sus
corazones, honran a líderes e ídolos que no son dioses, y que siempre han sido
venerados por los pueblos paganos durante toda la historia de la tierra.
El hecho de temer a Dios trae otras bendiciones como las que
se describen a continuación:
1. Dios nos oye y
nos responde.
“Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas
sus angustias”. Qué hermoso es saber que, si tememos a Dios, Él siempre nos
escuchará y nos librará de las angustias del tiempo presente.
2. Tenemos la
dicha de recibir sus bendiciones.
“Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que
confía en él”. Dios siempre ha sido
bueno y de su mano proceden multitud de bendiciones, entre ellas la dicha, para
todos aquellos que confiamos en Él y más aún cuando le tememos.
3. No permitirá
que nada nos falte.
“Temed a Jehová, vosotros sus santos, Pues nada falta a
los que le temen”. Cuando habla de
que nada nos faltará, esto se refiere a todas nuestras necesidades básicas, y
por eso dice la Palabra que no habrá justo desamparado y si alguien le hace
falta el alimento, seguramente es porque anda en la injusticia y alejado del
Dios verdadero: “Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo
desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan”. Salmos 37:25.
4. No tendremos
falta de ningún bien.
“Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que
buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien”. Fuera de nuestras
necesidades básicas, Dios también suplirá todo lo que desea nuestra alma, si le
somos fieles. Si necesitas una casa, o
un vehículo, o una finca y eres obediente a Dios, entonces Él te dará todas
estas cosas y fuera de eso también colocará un cerco alrededor de ellas, así
como hizo con las propiedades de Job.
Estimado hermano y amigo, si deseas protección total sin
costo alguno, recuerda que esa es una de las funciones de Dios, si nos
acercamos a Él y le tememos de todo corazón.
Pero, ante todo, es menester recordar que la protección aquí en la
tierra no trae beneficios permanentes, pue un día tendremos que morir y
nuestras posesiones deberán pasar a otras manos; y en este punto lo más
importante es si hemos recibido a Jesucristo como nuestro señor y salvador y si
vivimos en obediencia y santidad a la Palabra de Dios, para que tengamos
garantizada nuestra eternidad en el cielo; porque de lo contrario, estaremos allá
en el infierno totalmente desprotegidos y a merced de lo que el diablo quiera
hacer con nuestras vidas.
Entonces, ante todo, busca la protección de Dios mediante el temor y al obediencia, para que
luego de la muerte física puedas estar en el reino de los cielos por una
eternidad.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.
Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta
sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y
me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre
derramada en la cruz del calvario. Yo te acepto hoy como el Señor y
Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me
purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo
Espíritu. A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a
leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda
estar en el reino de los cielos por una eternidad. Amen”. Y
si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la
misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por
salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
Hechos 2:21.
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