Hay una delicia sobrenatural a su alcance.
Según la Real Academia de la Lengua, una delicia es un: “Placer muy intenso del ánimo”. Hay cosas o actividades en las cuales se delita el hombre como las comidas exquisitas, los manjares, algunos postres y otros se deleitan en actividades como visitar diferentes partes del mundo, ir de vacaciones a ciertos lugares paradisiacos, estar a solas con el amor de su vida, etc. Otros se deleitan leyendo libros, otros viendo una película en un teatro con una bolsa de crispetas en la mano y hasta viendo un partido de futbol en compañía de una botella de licor; sin embargo, la palabra “delicia” tiene más relación con los alimentos exquisitos que se sirven en algunos restaurantes.
Texto: Salmos 1:1-3.
“Bienaventurado el varón que no anduvo
en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de
escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de
Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que
da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.”
CONCLUSIONES.
Según este texto, el hombre puede ser eternamente feliz, si
su vida no ha estado asociada con este tipo de actividades que se describen a
continuación y además que considere la Palabra de Dios como un manjar delicioso
para su espíritu:
1. Que no anduvo
en consejo de malos.
Esto en el ámbito judicial se denomina “concierto para
delinquir” y consiste en reunirse con otras personas y ponerse de acuerdo para
hacer actividades que van en contra de las leyes, la moral y las buenas
costumbres; y para el caso espiritual consiste en unirse para actuar en contra
de la voluntad de Dios. Otra aplicación de este texto consiste en poner en
práctica consejos que no provienen de gente buena y que a simple vista son
perversos.
2. Ni estuvo en
camino de pecadores.
Apartarse del pecado y guardarse para Dios es la base
fundamental para obtener la santidad y por tanto los que tal hacen son
bienaventurados. Seguir por la puerta ancha que conduce a la perdición y por la
cual camina el mundo pecador es muy fácil, pero Dios requiere que nos apartemos
de estos caminos y sigamos el bien y la justicia.
3. Ni en silla de
escarnecedores se ha sentado.
Según la Real Academia el término escarnecer significa: “Hacer
mofa y burla de alguien”. Y esto es muy usual en las personas que tienen poder
o atribuciones debido al cargo que desempeñan y esto se ve mucho en la política
donde los miembros de unos partidos le sacan los “trapitos sucios” a los otros.
Así que, si usted está en un puesto de eminencia, cultive sobre todo la
humildad, para que no se convierta en un escarnecedor.
En vez de practicar algunas de estas actividades, Dios nos
incita a hacer algo diferente: “Sino que en la ley de Jehová está su
delicia, Y en su ley medita de día y de noche”. Muchos ni siquiera ven con
agrado la Biblia, aún mucho menos la leen; pero si usted la escudriña y medita
en ella día y noche, de seguro que Dios traerá gozo a su corazón, de tal
forma que esta actividad se convierta en una delicia para su vida, pues lo que
usted está haciendo realmente es alimentar su alma con el único manjar
delicioso que produce frutos de vida eterna.
Y esto por supuesto traerá unas consecuencias positivas para
nuestra vida como estas:
1. Será como árbol
plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja
no cae.
Un árbol que nunca le falte el agua siempre estará verde y
robusto y dará sus frutos en su justo tiempo y también en forma abundante y por
eso en los países desérticos usan la irrigación para los cultivos de tal forma
que estos cumplan su ciclo normal y no se vayan a secar o morir debido a la
falta de agua. Así entonces será el hombre que se deleite en los mandamientos
de Jehová, permanecerá fuerte, vigoroso, robusto, lleno de gozo y de paz debido
a que se está deleitando permanentemente en la Palabra de Dios.
2. Y todo lo que
hace, prosperará.
Cuando habla de todo, significa que la prosperidad cobijará
todos los ámbitos de nuestra vida, como salud, trabajo, familia, hogar, estudio,
hijos, negocios, etc. ¿No es maravillosa esta promesa? Si es maravillosa y solo
nos cuesta alejarnos del pecado y hacer de la Palabra de Dios nuestra delicia.
El que no anduvo en malos consejos, ni en camino de
pecadores, ni en silla de escarnecedores y en su lugar más bien se deleita en
los mandamientos de Dios y medita de día y de noche en ellos, entonces será
eternamente feliz porque también heredará la vida eterna en el reino de los
cielos. De una comida deliciosa, una hora después no quedará sino el recuerdo y
nada más; pero los frutos de la Palabra de Dios duran por una eternidad.
Estimado hermano y amigo, puede haber manjares muy
deliciosos para el paladar, pero una vez los comemos y les hacemos digestión,
entonces nuestro estado sigue siendo el mismo, pues luego de eso necesitamos
probar otra cosa diferente para saciar nuestro paladar; más no así sucede con
la Palabra de Dios, pues esta nos puede deleitar de día y de noche aquí en la tierra y también
hace que podamos deleitarnos por una eternidad en el reino de los cielos.
Solo basta alejarnos del pecado y escudriñar la Palabra de
Dios con fe en que ella deleitará nuestra alma y traerá paz y gozo eternos a nuestra vida.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.
Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta
sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y
me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre
derramada en la cruz del calvario. Yo te acepto hoy como el Señor y
Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me
purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo
Espíritu. A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a
leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda
estar en el reino de los cielos por una eternidad. Amen”. Y
si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la
misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por
salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
Hechos 2:21.
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