No fue la evolución, fue el poder de Dios.
La ciencia anda sin Dios, cuando realmente la ciencia es sustentada por Dios a través de las leyes que Él mismo colocó para regir la naturaleza y sus elementos.
Texto: Salmos 95:3-5.
“Porque
Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses. Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y
las alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos
formaron la tierra seca”.
CONCLUSIONES.
Dios predijo o más bien programó el aumento de la ciencia
para los últimos días y por eso hoy está en auge la inteligencia artificial
para diferentes tipos de aplicaciones: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras
y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y
la ciencia se aumentará”. Daniel 12.4. También este texto nos muestra la
inestabilidad del ser humano, quien siente la curiosidad de estar corriendo de
un lado para el otro, sin saber lo que está buscando y sin obtener nada que transforme
su vida definitivamente y muestra de ello es que cada que ocurre una guerra,
una pandemia o una catástrofe en algún país, los otros países se ven obligados
a enviar vuelos humanitarios para sacar a sus compatriotas de esa situación de
riesgo. Y a veces nos preguntamos: ¿Qué hacían esas personas por allá si aquí también
hay de todo lo necesario?
Si volvemos al campo de la ciencia, encontramos algo que
llamaron la teoría de la evolución, consistente en que los científicos
necesitaban explicar la abundancia de vida sobre la tierra, pero sin tener que
depender de Dios y sin tener que darle la gloria a Dios por su infinito poder
creador.
Es así como aún sustentan que la vida partió de organismos
unicelulares existentes en los océanos y que a partir de los cuales y a través
del tiempo se generaron otros seres vivos más complejos que los
anteriores. Esto por supuesto no tiene
fundamento, porque tuvo que haber alguien que creara los organismos
unicelulares, para que supuestamente de ahí partieran los otros géneros de vida;
pues de la nada no puede surgir vida y esa potestad solo la tiene Dios quien
puede crear con su voz poderosa, como lo hizo con todos los seres vivos que
están en las aguas (incluyendo los tales seres unicelulares): “Dijo Dios:
Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la
abierta expansión de los cielos”. Génesis 1:20.
Y peor aún, la ciencia sustenta la creación del universo a
partir de una gran explosión llamada Big Bang, luego de la cual (dicen ellos) se
formaron los sistemas solares y los planetas; sin embargo, aquí hay un error
catastrófico, pues para que hubiera una explosión tenía que haber materia y también
un detonante y para que de allí salieran planetas, tendría esa materia que
tener absolutamente de todo lo necesario para la vida y con esto volvemos al
punto inicial, ¿Entonces quién creó esa materia enriquecida y ese detonante,
para que luego hubiese una supuesta explosión creadora?
Miremos aquí el poder del verbo creador, cuando Dios dijo: “Produzcan
las aguas seres vivientes”. Ni siquiera tuvo que ponerse a crear cada ser
vivo uno por uno, así como hizo con el hombre; sino que ordenó que de las
mismas aguas salieran seres vivos, ¿No es esto majestuoso? Ciertamente Dios es
un ser sobrenatural y con un poder infinito.
Tampoco Dios es un producto de la evolución de la
naturaleza, puesto que inevitablemente todas las cosas tienen un origen
y si quitamos el origen entonces no hay nada; por ejemplo, la ciencia puede
decir que el huevo es producto de la gallina y que la gallina es producto del
huevo, ¿Pero entonces de dónde salió la primera gallina? Indudablemente la
primera gallina fue producto de la creación de Dios, cuando Él ordenó a las
aguas que produjeran aves que volaran sobre la tierra.
Y si quitamos la primera gallina, como consecuencia
desaparecerán los huevos y las camadas de pollitos que originan las siguientes
gallinas. ¿Será que es muy difícil entender esto? De ninguna manera, solo que
hay mentes perversas que no quieren darle la gloria a Dios, quien se la merece
a causa de su creación.
Los científicos podrían decir que es muy fácil producir agua
a partir del hidrógeno y del oxígeno, pero entonces ¿Quién hizo estos dos
elementos para que fueran los fundamentos del agua? ¿Y quién creó las leyes
físicas que detectaran estos dos elementos mediante un catalizador, los unieran
en sus proporciones adecuadas y finalmente les pusieran las propiedades
específicas del agua? Seguramente la ciencia no puede explicar el origen de los
elementos como tal, porque es un misterio que solo se resuelve cuando pensamos
en la grandeza de Dios.
Así mismo sería fácil crear tierra a partir de unos
elementos ya existentes y a partir de subproductos de las plantas y de los animales,
pero si volvemos atrás escudriñando el origen de cada cosa, nos damos cuenta de
que su existencia obedece a un poder superior quien planeó y ejecutó la
creación de cada cosa.
Aquí en este texto bíblico encontramos tres principios:
1. Que Dios es
infinito en grandeza.
El texto nos afirma que Dios es infinitamente grande, aún
sobre los ídolos que el mundo llama dioses: “Porque Jehová es Dios grande, Y
Rey grande sobre todos los dioses”. El hombre con la pequeñez de su mente y
por estar supeditado a la carne con sus debilidades, no se puede imaginar la
grandeza de Dios.
2. Que toda la creación está en sus manos.
También afirma el texto que Dios tiene en sus manos las
profundidades de la tierra y las alturas de los montes, donde el hombre no ha
podido llegar y que también es el dueño de todo cuanto ven nuestros ojos: “Porque
en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes
son suyas”.
3. Que Dios hizo
todo cuanto existe.
“Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos
formaron la tierra seca”. Este texto afirma que Dios creó el mar con todos
los organismos que allí existen y que también formó la tierra seca. Y para que
la teoría de la evolución quedara sin fundamento entonces también creó al
hombre a su imagen y semejanza, dando por sentado que el hombre apareció sobre
la tierra por su poder creador y que no fue el producto de la evolución de
organismos unicelulares existentes en el agua: “Entonces dijo Dios: Hagamos
al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los
peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y
en todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Génesis 1:26.
Estimado hermano y amigo, es cierto que Dios puso la ciencia
al servicio del hombre, pero el hombre ha usado la ciencia para denigrar de
Dios, para ignorarlo, para suplantarlo, para robarle la gloria y aún para
destruir su propia creación, como es el caso de las armas de guerra y
destrucción masiva.
Es más fácil aceptar y creer que Dios es el arquitecto del
mundo, con sus elementos y sus criaturas tal como existen hoy y no aceptar que
los seres complejos como el hombre surgieron a través de la evolución de
pequeños organismos, lo cual es inconcebible para la mente humana despierta;
lastimosamente muchos creen esas mentiras porque están enceguecidos por el
diablo y también por el orgullo y la vanidad de sus mentes.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.
Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario. Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu. A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad. Amen”. Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.
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