¿Quieres ser verdaderamente rico?


Aquí en esta tierra casi todo se soluciona con dinero y por eso, conseguirlo es la prioridad de todo ser humano; ¿pero sabe el hombre cuál es la verdadera fuente de las riquezas?

Texto: Proverbios 10:22.

La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella”.

CONCLUSIONES.

El dinero como principal representación de la riqueza es necesario para suplir casi todas nuestras necesidades; sin embargo, hay cosas que no se pueden comprar con él, como la salud, la vida, la paz, el descanso y por sobre todo la salvación o vida eterna, que son cosas que solo las puede proveer el Dios del cielo.

Además de lo anterior, tanto el dinero como los bienes que se pueden obtener a través de él son temporales o perecederos, que no se dañan como sí lo hace un quesito cuando está varios días por fuera de la nevera, pero que en su esencia tienen un ciclo de vida, pues cuando morimos también cesan nuestras riquezas terrenales, porque nada podemos llevar con nosotros al otro mundo; no así ocurre con las riquezas espirituales, las cuales viajan con nosotros a la vida eterna; pues si su fuente es Dios, entonces son totalmente compatibles con Dios y su reino.

¿Y Dios qué nos dice sobre este tema? El texto reza: “La bendición de Jehová es la que enriquece”. ¿Y por qué lo dice? Porque la bendición de Dios es eterna, mientras el hombre decida estar en comunión con Él y no es que cuando el hombre se aparte de Dios, que allí la bendición termine, sino que el hombre renuncia a ella para dedicarse a complacer al mundo y buscar satisfacciones y riquezas en él.

Fuera de lo anterior, las riquezas materiales traen dolor consigo; pues el rico generalmente se hace rico a costa del detrimento de su salud, de su seguridad y de su tranquilidad.  Podemos observar gente muy rica, que no pueden comer de todo porque les cae mal, que no pueden salir libremente por cualquier lado porque los roban, los secuestran o los matan y que no pueden dormir en paz, porque su mente está haciendo negocios mientras duerme o está organizando la agenda de negocios para el día siguiente.

Estas riquezas también tienen un futuro incierto y dependen de las fluctuaciones de la economía, de los altibajos de las bolsas de inversión, de las tasas de interés de los bancos centrales, de la seguridad o inseguridad de las inversiones en cada país, de la volatilidad de las monedas o los títulos valores, de la estabilidad social, etc.; y todo esto significa dolor para aquellos que tienen que cuidar sus riquezas para que estas no desaparezcan.

En cambio, cuando las riquezas provienen de Dios traen gozo, paz y tranquilidad: “Y no añade tristeza con ella”; pues Dios seguirá siendo la fuente indefinida y el hombre solo deberá cuidar su relación con Dios, sin hacer más esfuerzos adicionales, lo que no sucede con las riquezas materiales que se pueden disolver en un abrir y cerrar de ojos; por ejemplo: Se quiebra el banco donde teníamos inversiones y ahí aparece la tristeza, ocurre un terremoto y derrumba nuestras propiedades y ahí está el problema, entran ladrones a saquear nuestras casas o negocios y ahí está el dolor.

El reino de Dios también nos ofrece la forma de invertir y de tener ingresos adicionales fuera de nuestra renta básica, y por eso si queremos hacer tesoros adicionales, lo debemos hacer en el reino de los cielos, donde nada de estos problemas ocurrirán: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan”. Mateo 6:19-20.

¿Pero cómo se invierte en el reino de los cielos? He aquí solo una de las múltiples formas de crear una cuenta de ahorros con unos fabulosos intereses: “El que da al pobre no tendrá pobreza; Mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones”. Proverbios 28:27.

¿Y cómo es que funciona la renta básica en los miembros del pueblo de Dios? Es simple, Dios ha prometido encargarse de suplir las necesidades básicas de sus hijos, tanto es así, que lo ha venido haciendo con las aves del cielo y los animales del campo que son poco menor que un ser humano, entonces mucha más razón hay para que Dios cuide de sus hijos: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”.  Mateo 6:25-26.

Estimados hermanos y amigos, hay que buscar la bendición de Dios que es la que realmente enriquece, con riquezas no perecederas, sino eternas y abundantes, siendo una de ellas la vida eterna que es la más importante, pues ¿para qué nos matamos consiguiendo algo aquí en la tierra que no podemos llevar hacia el otro lado y fuera de eso que no pueden disfrutar en el infierno aquellos que pierden la salvación?: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”. Mateo 16:26.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.

  

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