Secretos revelados para que nunca te falte nada.
El hombre se esfuerza durante toda su vida tratando primero de suplir sus necesidades básicas y luego consiguiendo lo suficiente para mantener su estilo de vida; pero todo esto lo hace mediante sus propios esfuerzos, sin considerar que hay alguien que puede estar pendiente y también supliendo todas sus necesidades, si usted le cumple con algunos requisitos.
Texto:
Salmos 34:9-10.
“Temed a Jehová, vosotros sus santos,
Pues nada
falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová
no tendrán falta de ningún bien”.
CONCLUSIONES.
Nuestra vida es una lucha constante, desde que nacemos
hasta que morimos; sin embargo, hay actividades por las que no debemos
preocuparnos tanto; sino más bien colocarlas en las manos de Dios y por nuestra
parte liberar ese tiempo para dedicarlo a las actividades realmente importantes,
las cuales nos van a producir un doble beneficio; pues buscar a Dios de corazón
trae abundancia material y también trae la vida eterna en el reino de los
cielos; mientras que si buscamos la abundancia material por nuestros propios
medios (ignorando a Dios), vamos a terminar cansados y fatigados y también
vamos a perder nuestra alma en el infierno: “Trabajad, no por la comida que
perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del
Hombre os dará; porque a este señaló Dios el Padre”. Juan 6:27.
Dios es un Padre cuidadoso, pero mientras nosotros
sigamos indiferentes ante su presencia, Él no podrá cumplir con sus
responsabilidades como Padre y es por eso, que este versículo nos muestra cuál
debe ser nuestra verdadera responsabilidad: “No os afanéis, pues, diciendo:
¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan
todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de
todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:31-33.
Dios nos dice que busquemos su reino, que Él se encargará
de suplir todas nuestras necesidades; pero como el hombre no ha entendido esto, ni se
ha preocupado por acercarse a Dios, entonces tendrá que seguir luchando
diariamente hasta el cansancio, para poder suplir sus necesidades alimenticias,
el techo, el abrigo y la salud entre otros.
Aquí Dios nos revela dos grandes misterios, en cuanto a
la manutención del hombre:
1. El
temor a Dios trae abundancia.
“Temed a Jehová, vosotros sus santos, Pues nada falta
a los que le temen”. Cuando habla de vosotros sus santos, nos declara un
requisito indispensable y es ser unos verdaderos hijos de Dios, nacidos de
nuevo y muertos al pecado.
En cuanto al temor, este se refiere a ese respeto y reverencia
por Dios y por supuesto el temor real al peligro de caer en el pecado; y de
esta forma Dios promete que nada nos faltará, ya que Él conoce todas nuestras
necesidades y estará al tanto para suplirlas, siempre y cuando haya temor en
nuestros corazones.
2. El
buscar a Dios aleja las necesidades.
“Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los
que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien”. Buscar a Dios
consiste básicamente en dos pasos, el primero es el reconocimiento de nuestra
naturaleza pecaminosa, la búsqueda del perdón delante de Jesucristo y el recibirle
como Señor y salvador de nuestras vidas.
El segundo paso de esa búsqueda consiste en escudriñar
diariamente su Palabra y ponerla por obra, actividad que debe estar acompañada
de otras cosas como asistir a una iglesia de sana doctrina (ya que es uno de sus mandatos) y participar en
todas sus actividades como cultos, tiempos de oración, ayunos, vigilias,
evangelismo, servicio en la obra, etc.
Dadas estas actividades, podemos decir confiadamente que
estamos buscando a Dios y por consiguiente el mismo Dios adquiere un compromiso
ineludible con nosotros, consistente en suplir todas nuestras necesidades,
incluyendo todos los bienes y servicios que requerimos a diario; pues no se
trata solo del techo, el alimento y el abrigo; sino también de los recursos
monetarios para pagar arrendo, servicios, administración, transporte, estudio y
medicamentos entre otros.
Y aún Dios va más allá, concediéndonos una casa propia,
un buen vehículo, una familia sana y hermosa, una pensión digna y una buena
vejez, etc.; todo esto si le buscamos y mantenemos el temor a Dios.
Dios es infinito en poder y si fuere necesario enviará la
provisión desde el cielo, pues así lo hizo con el pueblo de Israel a quienes
hizo llover pan del cielo en cada mañana durante 40 años y también les sacaba
agua de la peña y como si fuera poco, en cierta oportunidad, también envió
codornices para que calmaran el deseo de comer carne. Y si vamos a casos
particulares como el de Elías, Dios le mandaba alimentos (pan y carne) en la
mañana y en la tarde a través de unos cuervos, mientras estuvo escondido en un
arroyo, por temor a la muerte.
Pero hoy en día estos milagros no son muy frecuentes y
Dios optará por otras soluciones, como conseguirle un buen empleo o un negocio
floreciente al que no lo tiene y así suplirle todas sus necesidades; y mientras
la situación se normaliza, Dios estará usando a sus siervos (sus hijos) para a
través de ellos suplir las necesidades de aquellos que le buscan de corazón.
Aunque también he escuchado varios testimonios, donde Dios envía a su ángel con
el costal de mercado y lo deja al lado de la puerta de la casa que va a
bendecir, no sin antes tocar a la puerta y desaparecer.
Como conclusión, podemos decir que el que teme a Dios y
le busca, jamás tendrá falta de ningún bien. Ahora surge una pregunta, ¿Por qué
hay tantos pobres en el pueblo de Dios? En primera instancia muchos cristianos
no viven al cien por ciento para Dios; es decir, que son cristianos tibios, en
los cuales Dios no puede materializar sus promesas: “Yo conozco tus obras,
que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto
eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. Apocalipsis 3:15-16
En segundo lugar, hay falta de fe en su pueblo y eso
impide que se desate la bendición de Dios: “Pero sin fe es imposible agradar
a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que
es galardonador de los que le buscan”. Hebreos 11:6.
En tercer lugar, muchos no saben manejar el dinero y
cualquier aumento de sus ingresos los dañaría; es el caso del que está orando a
Dios por un vehículo y luego que lo tiene ya no quiere ir al templo, porque
está ocupado visitando sus familiares en otras ciudades o está ocupado
viajando, o está haciendo turismo en los puentes; otros sencillamente se vuelven
orgullosos y arrogantes, cosas que indudablemente los apartan de Dios; etc. En
síntesis, Dios no les puede dar más de lo estrictamente necesario, porque se
dañarían y terminarían alejados de Dios nuevamente.
Y como promesa final de Dios, Él nos confirma que no
habrá justo necesitado, ni que tenga que dedicarse a mendigar para poder
subsistir: “Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni
su descendencia que mendigue pan”. Salmos 37:25. Y una persona justa en
términos generales, es aquella que teme a Dios y le busca de corazón; pues como
consecuencia de ello estará alejada del pecado y de la injusticia.
Que Dios los bendiga grande y
abundantemente.
Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta
sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y
me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre
derramada en la cruz del calvario. Yo te acepto hoy como el Señor y
Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me
purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo
Espíritu. A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a
leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda
estar en el reino de los cielos por una eternidad. Amen”. Y
si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la
misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por
salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
Hechos 2:21
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