Como acumular tesoros en el cielo y no en la tierra.

La gente del común busca las riquezas como una forma de sentirse seguro ante un mundo donde aumenta la pobreza, disminuyen los recursos naturales y el hecho de obtener bienes y servicios cada vez se hace más costoso; ¿Pero sirven de verdad estas riquezas para vivir más allá de la muerte física?

Texto: Mateo 6:19-21.

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

CONCLUSIONES.

Para comenzar, es necesario conocer los dos tipos de tesoros que describe Dios en su palabra: Los tesoros terrenales y los espirituales. 

1. Tesoros terrenales.

Los tesoros terrenales tienen la particularidad de ser pasajeros; pues, aunque se trate del oro o de la plata que transcienden a través del tiempo, estos no sobrevivirán al juicio que viene sobre el planeta, donde según dice la Palabra, los elementos arderán y serán desechos, incluyendo por supuesto a los metales: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”. 2 Pedro 3:10.

Y fuera de que un día serán consumidos, estos tesoros se van deteriorando a través del tiempo, a través de agentes naturales como la corrosión, la polilla y el orín; a través de la pérdida de valor como el que sufren los títulos, las cuentas bancarias e inversiones y también estos pueden desaparecer fácilmente por la acción de los ladrones o amigos de lo ajeno.

Generalmente, el que pone su mirada y su esfuerzo en las riquezas materiales, rara vez está pensando en que necesita de la salvación para su alma y posiblemente para ellos el dinero sea su dios y tratan de disfrutarlo al máximo porque piensan que una vez muertos se termina todo y por eso dice Dios que es muy difícil que tales personas entren en el reino de los cielos: “Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”. Mateo 19:24. De ahí el adagio popular que reza: “Muerto el perro, se acaba la chanda”; pero es una gran mentira que todo termina una vez muertos, ya que el hombre es temporal en su cuerpo físico, pero su alma y su espíritu son inmortales.

2. Tesoros espirituales.

Por su parte, los tesoros espirituales son eternos, pues no están ubicados en la tierra, ni sometidos a las leyes naturales; sino que están ubicados es un gran universo espiritual.  Allá en el cielo también hay oro, plata y piedras preciosas, pues estos elementos son de uso masivo en la construcción de la nueva ciudad, la gran Jerusalén Celestial, la que está preparada para que moren allí los verdaderos hijos de Dios: “El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio; y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa”. Apocalipsis 21: 18-19.

Y seguramente estos metales y piedras preciosas no tienen la misma consistencia, ni la misma apariencia de sus homólogos terrenales; dado que ese universo espiritual es incorruptible y eterno.

Fuera de las riquezas visibles, en el reino de los cielos también se hallan riquezas intangibles como la sabiduría y el conocimiento de Dios y de todo su entorno espiritual: “En quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. Colosenses 2:3.

También se pueden encontrar riquezas a modo de virtudes como la benignidad, paciencia y longanimidad: “¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?”. Romanos 2:4.

La ciencia de Dios también es una fuente de inagotables e indescriptibles riquezas: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!”. Romanos 11:33.

¿Entonces, cómo buscar las riquezas espirituales?

Una de las formas de buscar las riquezas espirituales, está expuesta en este texto bíblico: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:33. El reino de Dios está lleno de muchas riquezas, las cuales no han sido reveladas en su totalidad en la Palabra, pero que un día podremos disfrutarlas si somos unos verdaderos hijos de Dios, muertos al pecado y renacidos como nuevas criaturas por el poder del Espíritu Santo.

Una de las formas de ahorrar en cuentas celestiales y no en cuentas bancarias terrenales, es cumpliendo el segundo gran mandamiento: “A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar”. Proverbios 19:17. Seguramente el que se acuerda del pobre, gozará de abundantes riquezas en el reino de los cielos, fuera de las recompensas que reciba mientras está vivo aquí en la tierra.

A pesar de que una persona busque los tesoros espirituales, también podría tener tesoros materiales, siempre y cuando no ponga su corazón en ellos; y para aumentar y gozar de dichas riquezas, la Palabra nos da algunos ejemplos como este, de no oprimir al pobre, dado que va en contra del primer mandamiento: “El que oprime al pobre para aumentar sus ganancias, O que da al rico, ciertamente se empobrecerá”. Proverbios 22:16.

En el texto siguiente nos habla de cómo alejarse de la pobreza y los peligros que puede enfrentar el hombre si aparta sus ojos de los pobres: “El que da al pobre no tendrá pobreza; Mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones”. Proverbios 28:27.

¿Cuál es el problema de poner nuestra atención en los tesoros terrenales? El problema principal es el que expone la Palabra, relacionado con nuestro corazón: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

Y si nuestro corazón está enfocado en las riquezas terrenales, entonces con seguridad estamos apartados de Dios y por consiguiente nuestra alma y espíritu perecerán junto con las riquezas y no podremos entrar al reino de los cielos; porque no podemos servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Mateo 6:24.

Estimado hermano y amigo, no ambicione riquezas materiales, porque sin duda estas le llevarán a perder el alma y el espíritu en el infierno; más bien busca el reino de Dios y su justicia, que de esta forma Dios le proveerá de todo lo necesario aquí en la tierra, mientras también está acumulando riquezas en el reino de los cielos, para cuando muera físicamente, entonces pueda entrar en dicho reino y disfrutar de ellas.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.

  

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